Sombreros de jipijapa. Manos tejedoras de Bécal (Campeche)
Bécal, risueña población situada al norte del estado, en los límites con Yucatán, encierra en sus entrañas una de las tradiciones más bellas de esta tierra: la manufactura de los sombreros de jipi.
En Bécal casi todas las casas tienen al fondo una cueva, como de cuatro por tres metros, excavada en terrenos de sascab, de roca blanda y caliza, donde trabajan todos los miembros de la familia que sobrepasan los diez o doce años de edad. Ahí, durante las horas de trabajo, se platica, se reprende, se cuentan leyendas, mientras con las manos se tejen sombreros, abanicos, cajitas, cigarreras y bolsas. Rita María Galán Tuyub nos recibió en su casa y nos llevó a la tibieza húmeda de la cueva por una escalera esculpida en la roca misma.
Ahí se encontraban algunos de sus familiares tejiendo, como lo han hecho desde tiempos inmemoriales sus antepasados mayas. Y en medio de esa paz Rita María nos contó que el jipi es una palma que mide entre uno y dos metros de altura y que de sus hojas se hacen los sombreros y demás artículos; el ambiente del recinto da flexibilidad al material, facilitando el trabajo y evitando que las hojas se quiebren. Nos explicó el proceso, de principio a fin, de la manufactura de los famosos sombreros: luego de cortar los cogollos de la palma (que miden entre ochenta centímetros y un metro), y de aporrearlos para que se abran, las hojas así obtenidas se rallan con una aguja y se separan unas de otras; el rallado de las hojas es de una, dos o tres partidas, entre más partidas más delgado queda el material y más fino el sombrero; el que se hace con hoja de una partida se teje en tres días y el que se hace con una de cuatro partidas, tres semanas, de ahí la diferencia de precio tan grande.
Nuestra anfitriona, vestida con impecable hipil, nos invitó a tomar una horchata de coco, para después irnos a visitar la casa de uno de los hormadores de sombreros más antiguos de Bécal. Por el camino Rita María nos fue contando que en este poblado, casi el setenta por ciento de la gente trabaja tejiendo el jipi. Ella fundó hace cinco años la Unión de Artesanas “Bec-ha” (camino de agua), antiguo nombre del pueblo, y nos comentó que ahora son cincuenta socias responsables de sus trabajadores: maridos, hijos, hermanos, etcétera Al poco rato llegamos a la hormería de don Pascual Hernández Uc, hombre afectuoso nacido en Bécal hace ochenta y un años y que de niño también fue tejedor.
Él mismo nos mostró el arte de hormar un sombrero, según la forma: redonda, tropical, española, tejana, indiana, norteña y pecos. Actualmente están muy bien cotizados en los mercados extranjeros y son considerados finos y elegantes tanto para hombres como para mujeres. En Bécal pudimos constatar que en el proceso de elaboración de estos sombreros la mano del hombre nunca podrá ser sustituida.
Fuente : Tips de Aeroméxico No. 9 Campeche / otoño 1998
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