Tacubaya
Ubicado al poniente de la CDMX, este Barrio Mágico fue la sede de hermosas casonas de campo durante el siglo XIX. Hoy, aloja una estupenda casa-estudio reconocida como Patrimonio de la Humanidad.
Un poco de historia
Atlacuihuayan fue su nombre prehispánico y significaba “lugar donde se tuerce el río”. Según fray Bernardino de Sahagún, los sacrificios de niños ahí eran terribles. Contaba con un adoratorio dedicado a la diosa Cihuacóatl justo en donde hoy se ubica el templo y ex convento dominico. Después de la conquista, los españoles decidieron rellenar los canales de Tenochtitlan, para lo cual mandaron traer arena y tierra de Tacubaya.
En la época colonial, la Ciudad de México sufrió una terrible inundación en 1604, entonces se pensó trasladar la capital de la Nueva España a Tacubaya, lo que no ocurrió por ser incosteable. En Tacubaya se establecieron muchos molinos que abastecieron a la capital, como Santo Domingo, Belén, del Rey y Valdés.
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Los frailes dieguinos y dominicos fueron los encargados de evangelizar la zona; estos últimos iniciaron la construcción de su templo y convento hacia 1578. A fines del siglo XVIII se fundieron en Tacubaya las campanas de la catedral metropolitana y en el siglo XIX se originó aquí la absurda Guerra de los Pasteles, cuando el pastelero Remaintel demandó al gobierno porque unos soldados borrachos se comieron todos sus pasteles. La consecuencia fue la invasión de las tropas francesas y la imposición de Maximiliano de Habsburgo como emperador de México.
Durante el Porfiriato este lugar adquirió un enorme auge; ello se refleja en las numerosas residencias de campo construidas por personajes como Manuel Escandón, los señores Bardet y Jamison, las familias de Teresa, Mier y Pesado, y el conde de la Cortina.
Voces y anécdotas del ayer
Tacubaya fue muy frecuentada por Antonio López de Santa Anna, Ignacio Comonfort, el conde de la Cortina y otros personajes. A principios del siglo XIX habitó en la Casa de la Bola doña Ignacia Rodríguez de Velasco y Osorio, la famosa Güera Rodríguez, mujer bellísima y de enorme influencia política y social. Esta dama fue cortejada en su tiempo por grandes personalidades, como el Barón de Humboldt, Simón Bolívar, el emperador Agustín de Iturbide y el gran escultor Manuel Tolsá.
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Tómalo en cuenta
La fiesta más tradicional en Tacubaya se celebra el 2 de febrero, Día de la Candelaria, cuando la población le canta Las Mañanitas a la Virgen y el atrio se perfuma con el olor de las flores y los antojitos mexicanos. Los Niños Dios se aprecian vestidos con diversos atuendos que incluyen aureolas, báculos y huaraches. Alrededor del templo, la feria con juegos mecánicos no puede faltar, así como los puestos donde se saborean buñuelos con miel, pan de nata y dulces de amaranto.
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1 y 2. Demos un paseo por Tacubaya para admirar su patrimonio histórico, representativo de varias épocas. Empecemos con el Edificio Ermita (1), ubicado al inicio de la avenida Revolución, uno de los primeros rascacielos de la ciudad en 1930, considerado como un ejemplo relevante de arquitectura estilo art déco. Es la primer obra que conjuga tres actividades: habitacional, comercial y recreativa (cine), cuyo autor es el arquitecto Juan Segura. De este mismo autor es el cercano conjunto habitacional Edificio Isabel (2), en los números 119-121. Si tienes la oportunidad, asómate a sus patios interiores, valen la pena.
3. Al llegar a la Alameda de Tacubaya podrás observar en su centro un obelisco, al que acompañan varios árboles, palmeras y jardines cercados. En su costado sur se halla la tradicional escuela Justo Sierra.
4. Cruzando la amplia avenida Revolución accederás al Templo y Ex Convento de Santo Domingo, del cual sólo sobrevivió su claustro original. Te invitamos a leer en los arcos que lo delimitan los nombres inscritos en piedra de los pueblos que ayudaron en su edificación: Tlacateco, Huitzilan, Nonohualco y Tezcacuac. Otras inscripciones se aprecian en los muros, como la fecha 1590. Cabe destacar que es el único convento dominico del siglo XVI que se conserva en la ciudad. El templo muestra una sencilla portada de estilo herreriano, que contrasta con la puerta del acceso fabricada en el siglo XVI, cuyos tableros fueron tallados con gran arte y destreza, decorados con algunos símbolos de la pasión de Cristo. Este inmueble fue dedicado a Nuestra Señora de la Purificación, advocación de la Virgen María, en cuya fiesta anual eran utilizadas muchas candelas, originándose así la fiesta de la Candelaria, de gran arraigo en Tacubaya; por ello los vecinos la conocen como la Parroquia de la Candelaria.
5. Las familias adineradas del virreinato y del siglo XIX eligieron Tacubaya como sede de sus fincas de descanso, por lo cual te invitamos a que aprecies algunas de ellas sobre la avenida Parque Lira.
Construida en el siglo XVIII, la Casa de la Bola ebe su peculiar nombre a que en la parte superior se encontraba, a manera de adorno, una esfera de piedra. Hacia 1783 pertenecía al conde de la Cortina. Dos contrafuertes colocados en los extremos le dan un aspecto sólido a este inmueble de dos niveles, en cuya fachada revestida de tabique destacan preciosos marcos de cantera en algunas de las ventanas de la planta baja. Antonio Hagembeck y de la Lama fue su último propietario; la adquirió hacia 1946 y decidió remodelarla adoptando un estilo porfiriano. Actualmente está convertida en un atractivo museo, conformado por 13 salones amueblados con diversos objetos como tapices europeos, pinturas, relojes, lámparas, sillones y mesas que recrean a la perfección el savoir faire de esa época.
6. Colindando con esta mansión se halla el enorme y arbolado Parque Lira, al cual se accede a través de un magnífico arco encasetonado, obra del arquitecto Cavallari. En este sitio se construyó una gran residencia en el siglo XVIII cuyo último dueño fue Vicente Lira. Se conserva solamente la balaustrada de su terraza y una columnata con sus pérgolas, su amplio jardín fue remodelado y se diseñaron andadores adoquinados, un audiorama, área de juegos y fuentes, convirtiéndose así en un parque público desde 1976.
7. Sin salir del Parque Lira hallarás (en el extremo norte) un templo dedicado a la Virgen de Guadalupe, de estilo renacentista, que aloja hoy en día una sala de exhibición de obras artísticas. A un costado se ubica la llamada Casa Amarilla, fundada originalmente como hospedería religiosa en 1618. Tiene en la fachada principal un pórtico formado por dos pares de columnas que sostienen una terraza. En su interior contiene dos patios alrededor de los cuales se distribuían las habitaciones. Actualmente este inmueble aloja las oficinas de la Delegación Miguel Hidalgo.
8. Tacubaya presume de tener un bien patrimonial considerado por la UNESCO como Patrimonio Cultural de la Humanidad: el Museo Casa Estudio Luis Barragán, joya arquitectónica del siglo XX. No te dejes sorprender al ver la austeridad de su fachada, pues fue pensada así para integrarse al contexto formado por un caserío de trabajadores, talleres, tiendas y pequeñas fondas sobre la calle General Francisco Ramírez. Cambiarás de opinión al entrar y sentir los maravillosos espacios que guarda en su interior. Destacan, entre otros, el vestíbulo de acceso, la sorprendente escalera de madera empotrada en la pared y la famosa terraza de la azotea. No te pierdas un relajante rincón que antecede a la recámara del arquitecto, iluminado con una tenue luz ambarina, filtrada a través de un pequeño vidrio opaco del mismo color.