El taller de Eva Martínez, un templo a la memoria en Tlaxcala
Aledaño al centro, bajo el cielo brillante de Tlaxco, se halla el taller de Eva Martínez, una talentosa pero poco conocida artista. Esta mujer, devota ferviente del pasado y enemiga acérrima del olvido, dedicó su vida al rescate de joyas antiguas y convirtió su hogar en un templo a la memoria.
Si vas a Tlaxco, visita el taller de Eva Martínez
Es fácil pasar por fuera sin darse cuenta, sobre todo si uno fija la vista en las nubes aborregadas que caracterizan el cielo de Tlaxcala, que tras un discreto portón de madera se encuentra la ahora escuela y taller de Eva Martínez. Este lugar, fundado en 1985, está dedicado a la reproducción de joyería antigua mexicana que data de los siglos XVIII y XIX. Entre sus piezas más aclamadas se encuentran los famosos aretes de Frida Kahlo que la maestra Martínez recreó a detalle con sutil perfección.
Hecho a mano
Todas las piezas se elaboran manualmente con la técnica de «cera perdida». Son varias las semanas que requiere el proceso creativo de aretes, anillos, collares, pulseras y dijes. Dichas piezas son en su mayoría reproducciones de modelos franceses de art nouveau adquiridos por la sociedad mexicana de principios del siglo XX. Otras más están inspiradas en los bordados de huipiles mayas y otomíes. Colibríes, garzas, rosas, frutos y pequeñas manos cobran vida en el taller de Eva Martínez bajo el resguardo de Jorge Arroyo y otros de sus alumnos. Al morir la maestra, fueron ellos los herederos de su legado y transmisores de su conocimiento. Amorosamente cuidan de su casa, riegan sus plantas e imparten talleres de platería con la técnica que ella les enseñó.
¿Cuánto de nosotros hay en una alhaja?
Depositamos un valor incalculable en las joyas, más allá de su precio. Las atesoramos como reliquias, vestigios de un amor, o les atribuimos cualidades protectoras y de buena ventura. Ya sea por cómo llegaron a nosotros, por la persona de quien vinieron o por los momentos en que nos han acompañado, les damos un valor único. Consciente de esto, Eva Martínez volcó su ingenio en la platería y creó su Taller Escuela de Platería Tlaxco abierto a todo público.
Remedio para la nostalgia
El taller de Eva Martínez es una oda al amor y un remedio para la nostalgia. Todo está como ella lo dejó. Bajo una luz tenue, la sala es el escaparate de su obra; arriba se encuentra su biblioteca; el comedor está abajo; en la parte de atrás sucede la alquimia, ahí está el taller; y a un costado, en el patio trasero, un joven durazno crece como promesa de una vida eterna. Antes de morir, Eva pidió ser enterrada en el patio de su casa y que en lugar de poner una lápida fría sobre su tumba, sembraran un árbol de su fruta favorita, para que cada visitante pudiera cortar un durazno y llevarse consigo un pedacito de su alma.
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