Teatro Esperanza Iris, ícono de la CDMX que sobrevivió a crisis y resurgió de las cenizas
El Teatro Esperanza Iris sigue siendo un faro de esperanza y pasión por las artes escénicas desde 1918 hasta nuestros días.
El Teatro Esperanza Iris es mucho más que un edificio histórico en el corazón de la Ciudad de México; es un símbolo de perseverancia y pasión por las artes escénicas.
Fundado en 1918 por la talentosa artista tabasqueña Esperanza Iris, este icónico recinto es testigo de la transformación cultural del país. En sus paredes y escenario albergó desde grandes producciones operísticas hasta espectáculos contemporáneos que han marcado a generaciones.
Sin embargo, a lo largo de su historia, el Teatro Esperanza Iris ha enfrentado desafíos, pero siempre resurgió como un faro cultural para México. Este teatro recibe su nombre a raíz del de su fundadora.
¿Quién fue Eperanza Iris?
En una época marcada por convulsiones políticas y sociales, Rosalía de la Esperanza Bofill y Ferrer, mejor conocida como Esperanza Iris, desafió las circunstancias de su tiempo para construir un legado que cambiaría la escena cultural de México.
Nacida en Villahermosa, Tabasco, en 1884, la joven Esperanza se enamoró del teatro a una edad temprana, influenciada por su proximidad al Teatro Merino, que se encontraba junto a la casa de huéspedes que su madre administraba.
Con solo doce años, debutó en el Teatro Arbeu, al interpretar a Menegilda en la zarzuela «La Gran Vía«. Tres años después, fundó su primera compañía de zarzuela junto al actor cubano Miguel Gutiérrez. De este modo consolidó su fama en los escenarios más importantes de América Latina antes de cumplir los 25 años. Sin embargo, su mayor sueño aún estaba por realizarse.
Construcción del Teatro Esperanza Iris
En 1916, mientras giraba por Centroamérica, Esperanza Iris y su esposo, Juan Palmer, encontraron la oportunidad perfecta para dar vida a su anhelo. El Teatro Xicoténcatl, un edificio de madera en la calle de Donceles, se encontraba a la venta. A pesar de su mala construcción y acústica, Esperanza vio en ese espacio el escenario ideal para concretar su visión.
El 15 de mayo de 1917, comenzó la construcción de un nuevo teatro inspirado en La Scala de Milán, bajo la dirección de los arquitectos Ignacio Capetillo y Federico Mariscal.
Un año después, el 25 de mayo de 1918, se inauguró el Teatro Esperanza Iris, un lugar que no solo se convertiría en el epicentro cultural de la Ciudad de México, sino también en un símbolo de paz y estabilidad en un país que buscaba sobreponerse a la violencia revolucionaria.
Renacimiento de un ícono
Con el paso de los años, el Teatro Esperanza Iris adaptó su oferta a las nuevas demandas del público. Durante la década de los treinta, con la llegada del cine y la radio, presentó espectáculos de burlesque y revistas musicales.
Sin embargo, a pesar de los cambios, el teatro mantuvo su relevancia en la escena cultural mexicana, acogiendo a figuras internacionales como Enrico Caruso y Ana Pavlova.
A lo largo de las décadas, el teatro enfrentó desafíos, incluyendo un devastador incendio en 1984. No obstante, el recinto resurgió de las cenizas y, tras una exhaustiva remodelación, reabrió sus puertas en 1986, consolidándose nuevamente como un espacio de referencia para la ópera y las artes escénicas en México.
El recinto como un legado vivo
En 2008, el entonces jefe de gobierno Marcelo Ebrard, devolvió al teatro su nombre original como homenaje a la gran diva de la opereta. Desde entonces, el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris es un pilar de la cultura en la capital mexicana, albergando presentaciones de artistas y compañías internacionales de renombre.
Este recinto no solo guarda la memoria de Esperanza Iris, sino que también sigue siendo un testimonio vivo de cómo la pasión y la perseverancia pueden trascender tiempos de adversidad, convirtiendo un sueño en un legado eterno.
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