Templo de San José y Señor Santiago en Marfil, Guanajuato
El poblado de Marfil, fundado en 1556 (seis años después del descubrimiento casual de la veta minera de San Bernabé), se encuentra aproximadamente a 6 km de la ciudad de Guanajuato, declarada hace algunos años Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
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El poblado de Marfil, fundado en 1556 (seis años después del descubrimiento casual de la veta minera de San Bernabé), se encuentra aproximadamente a 6 km de la ciudad de Guanajuato, declarada hace algunos años Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO.
La fundación de Marfil fue simultánea a Ia de Ia ciudad de Guanajuato, y Ias actividades económicas, políticas y sociales de ambas poblaciones se encuentran íntimamente ligadas a través de su historia; en 1554 se instalan cuatro campamentos o fortines, siendo uno de ellos el de Real de Minas de Santiago Marfil; Ios otros tres fueron el de Santa Ana, el de Tepetapa y el de Santa Fe, actualmente todos ellos barrios o poblados ubicados en torno a Ia ciudad de Guanajuato.
EI hecho de que el poblado de Marfil se encuentre tan cerca de Ia localidad, ha provocado que en ocasiones se ignore, o no se valore adecuadamente, Ia importancia histórica del sitio y de sus monumentos arquitectónicos, circunstancia que a veces Ilegó a ser asumida como tal por sus propios habitantes. La falta de memoria histórica de una comunidad es, tal vez, el factor central que determina Ia conservación o el olvido de los espacios arquitectónicos de uso comunitario.
EI templo de San José y Señor Santiago, ubicado en Ia parte baja, o Marfil de «abajo», es un ejemplo de olvido pero también, y Io más importante, de recuperación de Ia memoria histórica de Ia comunidad, donde esta última ha sido el eje central de Ias actividades.
Marfil, el asentamiento original, ocupaba solamente Ias márgenes deI río Guanajuato, donde se ubicaron Ias haciendas de beneficio para tratamiento deI mineral; su población, a principios de este siglo, oscilaba entre Ios 10 mil habitantes. La construcción deI templo de San José y Señor Santiago dio inicio en 1641, por instrucciones de fray Marcos Ramírez del Prado, obispo de Michoacán, jurisdicción a Ia que pertenecía Marfil. EI templo es uno de los edificios más antiguos de este tipo (incluso de Ia ciudad de Guanajuato), aunque fue hasta mayo de 1695 cuando se concluyó su edificación, según lo señala don Lucio Marmolejo en sus Efemérides guanajuatenses.
Es necesario resaltar que el obispo Ramírez del Prado, fue el mismo que inició Ia construcción de Ia catedral de Morelia en 1660, concluyéndose hasta el siguiente siglo, en 1744. Sin embargo, no se tienen más datos de influencias arquitectónicas o estilísticas recibidas de los constructores o deI propio obispado de Michoacán, aunque cabe suponerlas.
A finales deI siglo XIX y principios deI actual, Marfil atravesó por una etapa difícil y de desconcierto: el avance tecnológico en el tratamiento de los minerales, Ia introducción deI ferrocarril hasta Ia ciudad de Guanajuato (con Ia obvia desaparición de Ia estación anteriormente ubicada en Marfil), y dos fuertes inundaciones en 1902 y 1905, trastornaron Ia vida de este poblado y Ia de sus habitantes.
Ante Ias circunstancias anteriores, el templo parroquial de Marfil debió cambiar su ubicación hacia una parte más elevada, al noroeste de Ia sede anterior. Esto, aunado a una sensible baja en Ia densidad poblacional, trajo como consecuencia que Marfil fuera considerado una «ciudad fantasma». Es a partir de esa época cuando el templo de San José y Señor Santiago dejó de ser el centro de atención de Ia comunidad. Testigo de Ia época de Ia fundación deI poblado y de Ia propia ciudad de Guanajuato, el inmuebIe tiene gran importancia arquitectónica, ya que muestra Ias técnicas constructivas y Ias tendencias estiIísticas deI momento, además de ser una fuente inagotable para el conocimiento de Ia cultura y de Ias formas asumidas por Ia colectividad específica que lo hizo posible. Algunos edificios de Ia entidad de Guanajuato no pueden ser explicados o comprendidos en su justa dimensión sin antes haber analizado este ejemplo.
EI templo de San José y Señor Santiago, está antecedido por un atrio al que se ingresa a través de una portada neoclásica, cuyo cerramiento es un arco deprimido con ornamentos y molduras sobresalientes; a ambos lados existe una pilastra y una media muestra de estilo jónico. Los cuatro soportes sostienen un entablamento cuya cornisa se convierte en un frontón sobre Ia puerta. En correspondencia con los ejes de Ias medias muestras y Ias pilastras, se ubicaron unas cartelas ovales sobre basamentos, y en el centro se levantó un cuerpo de perfil cóncavo, rematado con dos roleos y un jarrón.
La portada del baptisterio consta de un solo cuerpo con un arco de medio punto en el vano del acceso principal, con diamantes y tableros inscritos en Ias dovelas; de Ia clave parte Ia ornamentación fitomórfica que cubre Ias enjutas, y a ambos lados se ubican nichos. Sobre el entablamento existe un frontón abierto y en su tímpano se desarrolla un enorme cáliz, cuya parte esférica parece cerrar el frontón y sobre él, protegido por un gran dosel, una paloma y un resplandor de fondo, como representación del Espíritu Santo.
En Ia actualidad, Ia portada original se encuentra ubicada en el acceso deI patio de Ia Escuela de Relaciones lndustriales, hacia el patio de Ia Facultad de Derecho, ambas instituciones ubicadas en el edificio central de Ia Universidad de Guauajuato; Ia portada principal que actualmente ostenta el templo no es Ia original, puesto que después deI cambio sellalado, se Ie coIocó una réplica de Ia original en Ios años cincuenta.
Hacia el suroeste, aparece otra portada de gran importancia, Ia cual también fue desprendida y colocada en Ia Universidad de Guanajuato en Ia década de Ios cuarenta. En esa época, el retiro de Ias portadas fue justificado por el afán de conservación y recuperación, ya que el templo estaba casi en completo abandono, pues Ia comunidad y sus guías religiosos prácticamente no lo utilizaban para ninguna actividad, salvo en contadas ocasiones. Así, el paso del tiempo y Ia acción de Ios agentes meteorológicos, además de ciertos actos vandálicos, provocaron el deterioro deI inmueble.
La planta deI templo es de cruz latina, muy alargada, con dos capillas adosadas en épocas posteriores: Ia menor, es un cuadrángulo anexo a uno de Ios brazos de Ia cruz y Ia otra, es un espacio que tiene el mismo largo de Ia nave, desde Ia fachada hasta el crucero.
EI conjunto se complementa con algunos anexos que servían de sustento a Ias actividades administrativas propias de Ia sede parroquial. En Ia fachada lateral noreste destacan varios arcos botareles, cuyas características formales y estructurales, así como su esbeltez, su belleza sui géneris y su barroquismo los hacen únicos en Ia región y, probablemente, más allá. A mediados de Ia década pasada, como parte de un ejercicio académico, tres estudiantes de Ia Maestría de Restauración de Sitios y Monumentos, que se imparte en Ia Facultad de Arquitectura de Ia Universidad de Guanajuato, elaboramos un proyecto de intervención y recuperación. Éste consistía en hacer del templo un punto de reunión sociocultural, como lo fue en sus orígenes. EI principal obstáculo al que nos enfrentamos fue Ia inexistente, o apenas tenue, memoria histórica de Ia comunidad.
Por consiguiente, Ias primeras acciones (ya a principios de los noventa), antes de Ias propiamente técnicas, se enfocaron al diálogo constante con los miembros de Ia comunidad. Instrumento clave fue Ia participación de los encargados deI templo, quienes han sido elementos de enlace y de impulso para Ia concientización de Ia comunidad para recuperar un importante legado de nuestros ancestros.
Así mismo, el apoyo de varias personalidades de Ia comunidad fue determinante para Ia continuidad deI proyecto. Pero lo más importante, fue Ia participación de niños, jóvenes, ancianos, mujeres y hombres de Marfil y comunidades circunvecinas dependlientes de dicha parroquia, quienes con su trabajo han hecho posible Ia restauración deI templo de San José y Señor Santiago y anexos y, por ende, el rescate de Ia memoria histórica común sobre dicho monumento.
Durante Ios trabajos se han descubierto trazos originales deI atrio y deI basamento de Ia fuente que presidía Ia plaza ubicada frente al templo, ai igual que Ios límites deI predio. Por otro lado, se han desazolvado todas Ias zonas (lo que implicó el acarreo manual de cientos de toneladas de azolve);se han sellado y consolidado las grietas existentes en muros, bóvedas y demás elementos, como la torre principal que amenazaba con desplomarse y requirió un trabajo de reestructuración especial.
Ahora es posible admirar, por ejemplo, los arcos botareles laterales únicos por su estilo y tratamiento.
La portada atrial actualmente luce en todo su esplendor, gracias al excelente trabajo de Ia mano de obra de primer nivel de los artesanos de Ia propia comunidad. Así mismo, Ia reconstrucción de Ia portada lateral (copia fiel de Ia que aún se encuentra en Ia Universidad de Guanajuato ), Ia incorporación de algunas imágenes que habían sido ubicadas en otros puntos de Ia propia comunidad, el pozo frente y a un lado deI acceso principal, y gran cantidad de pequeñas intervenciones son evidencia deI extraordinario trabajo realizado por los artesanos de Ia comunidad, que en conjunto permiten hablar ya de Ia recuperación del edificio.
Hoy el inmueble tiene un uso importante para Ia comunidad: como centro religioso, cultural, social e, incluso, como marco para algunos eventos del Festival Internacional Cervantino.
EI rescate del templo de San José y Señor de Santiago de Marfil, en Guanajuato, es una muestra de cómo una comunidad consciente de su pasado histórico, puede recuperar con su propio esfuerzo una riqueza cultural para sí misma y, por ende, para el país.
Fuente: México en el Tiempo No. 8 agosto-septiembre 1995
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