Tierra de abundantes atracciones III - México Desconocido
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Tierra de abundantes atracciones III

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Tepotzotlán: La antigua villa otomí fue evangelizada por los franciscanos en el siglo XVI y otorgada a los frailes de la Compañía de Jesús para catequizar a los hijos de los caciques indígenas y formar futuros jesuitas en el Colegio de San Francisco Javier.

Es recomendable visitar todo el conjunto, de donde destacan: la iglesia, cuya fachada es considerada como la obra más sobresaliente del churrigueresco en México, con sus interiores decorados con bellísimos retablos, pinturas religiosas y la capilla; el Claustro de los Aljibes; la capilla doméstica con su extraordinario altar y huerta, y el Museo del Virreinato en las instalaciones del antiguo colegio jesuita de San Francisco Javier; este lugar exhibe una visión interesante de los aspectos que rigieron la vida colonial en la Nueva España entre los siglos XVI y XIX, y sobresalen las pinturas, esculturas, las salas de marfiles y objetos de plata.

Texcoco: Esta antigua población es rica en historia y tradiciones; sus orígenes se remontan al periodo arcaico, con los primeros pobladores del valle de México. Su etapa más importante fue durante el reinado de Nezahualcóyotl y el posterior de su hijo Nezahualpilli. De la época colonial resaltan el convento y el conjunto del templo de San Antonio de Padua con la capilla de la Tercera Orden. Texcoco tiene una agitada vida comercial y también es famosa por su feria anual del caballo.

Tlalmanalco: Sencilla población en la que podrá visitar el templo y convento dedicados a San Luis Obispo. La obra es de sobrio estilo barroco y a un costado se admira la singular capilla abierta, construida en el siglo XVI en un estilo identificado como indocristiano, donde se mezclan elementos decorativos religiosos con algunos de reminiscencia indígena.

Tonatico: El típico ambiente de este lugar hace honor a su nombre que significa”donde está el sol”. Fue un asentamiento matlatzinca que se trasladó a otro sitio y fue fundado nuevamente en 1650 cuando probablemente se empezó a construir el Santuario dotado de una modesta fachada de estilo barroco sobrio en cantera rosa.

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En el mercado de los domingos podrá encontrar artesanía de carrizo pintado y objetos de cestería. En sus alrededores hay bellos rincones para un día de campo, como el de la cascada de Tzumpatitlan al sur del poblado y veneros de aguas termales.

Valle de Bravo: Este poblado que aún conserva un característico toque rústico con tejas rojas y calles empedradas tiene para usted todo tipo de diversiones. Desde ríos, cascadas, bosque de pino, oyamel y encino para el descanso y el goce de la naturaleza hasta lugares para jugar golf. 

Pero el mayor atractivo lo constituye su laguna, propia para la practica del esquí, el canotaje, el veleo y la pesca. Un sitio que cuenta con todos los servicios.

Villa del Carbón: De antigua población Otomí, este lugar conserva su imagen colonial. En sus alrededores existen lugares para la observación de la naturaleza, acampar y realizar caminatas. La población produce bellas artesanías en cuero.

Villa Victoria: Un lugar asentado en un amplio valle y rodeado de un agradable paisaje, propicio para la navegación y la pesca, ya que entre sus principales atractivos sobresalen una presa; los tejidos de lana de origen mazahua bordados a mano y su exquisita gastronomía basada en carnes, queso y crema. En sus alrededores hay agradables sitios para acampar o para un día de campo y en sus aguas se pueden capturar ejemplares de trucha y practicar los deportes acuáticos.

Jilotepec: Para los amantes de la naturaleza, los alrededores de esta población ofrecen parajes de gran belleza. Su nombre en náhuatl significa”lugar consagrado a Xilo”, diosa del maíz. Aquí se asentó en la época prehispánica el señorío Otomí”Ma Denxi” y en la colonia levantaron un bello convento y una iglesia que datan de 1585 y 1600. Vale la pena ver la famosa Cruz de Doendó, que data del siglo XVI.

Zacango: Es el mejor zoológico de la entidad por su extensión y contenido, pues exhibe más de 200 especies de animales provenientes de todo el mundo, rodeadas de cómodas y acondicionadas instalaciones. El área perteneció a la hacienda de Zacango, que fue habitada por frailes franciscanos y luego propiedad de los marqueses de Calimaya. Ofrece además juegos rústicos, embarcadero, lanchas, tiendas de artesanías, restaurantes, museo, zoológico infantil, parque de Cri-Cri y otros atractivos.

En los alrededores puede visitar Calimaya, pequeña población fundada en la segunda mitad del siglo XVI, donde puede admirar la parroquia, levantada en 1634, y los restos del templo y exconvento del siglo XVI construido por los franciscanos, y una parte de la capilla abierta y el bautisterio.

Zacualpan: Población de origen matlatzinca que tuvo gran esplendor minero a principios del siglo XVI, produciendo oro y plata en tal cantidad, que le valió ser llamada”Real de Minas”. Aún predominan las callejuelas retorcidas y empinadas donde destaca su parroquia, construida en el siglo XVIII con su portada de estilo barroco muy austero.

Zinacantepec: El nombre significa en náhuatl”cerro de los murciélagos”. Su templo conserva una imagen de un Cristo de caña de maíz y el convento muestra en sus muros restos de pinturas con temas religiosos cuyo estilo acusa la intervención de la mano indígena. Al interior de este recinto funciona hoy el Museo de Arte Virreinal, que exhibe entre sus piezas una bella pila bautismal monolítica, fechada en 1586. En el lugar hay festividades religiosas en mayo 22, septiembre 29, noviembre 30 y diciembre 6 y 12.

Calixtlahuaca: Uno de los sitios más importantes que guardan vestigios de lo que fue la cultura Matlatzinca. Esta ocupación perduró hasta 1476 cuando el sitio fue dominado por Ahuízotl y anexado al imperio Mexica. El lugar se asienta sobre la cima de un cerro en cuyas terrazas se distribuyen 17 monumentos.

Malinalco: No es posible dejar Malinalco sin haber visto la singular zona arqueológica. Su particularidad radica en que es uno de los cuatro sitios existentes en el mundo, con estructuras talladas en la roca sobre una elevación montañosa. El ascenso bien vale la pena, pues aparte de disfrutar de una bella panorámica de la población, encontrará un magnífico templo coronado con un recinto circular; allí se observa una gran banqueta con esculturas de medio bulto de águilas y jaguares que era ocupada para ceremonias de iniciación de los guerreros.

Huamango: El sitio perteneció a la cultura Otomí, que lo ocupó alrededor del siglo XII. Hoy permanecen los restos de algunas estructuras, un muro defensivo y basamentos que posiblemente contuvieron edificios habitacionales y ceremoniales.

Teotenango: Uno de los más importantes centros ceremoniales de la región matlatzinca, que alcanzó su máximo desarrollo hacia el año 1200. Su peculiar disposición sobre una elevación natural y sus imponentes murallas, son la clara evidencia de las largas luchas que sus habitantes enfrentaron para evitar la caída de la ciudad en manos de los conquistadores mexicas.

Teotihuacan: La magnífica zona arqueológica se encuentra asentada en un amplio valle por el que se extienden los restos arquitectónicos de pirámides, plazas, centros habitacionales, palacios y áreas ceremoniales de una ciudad que en su época de esplendor llegó a tener una extensión cercana a los 25 km2 y más de 100,000 habitantes, en lo que hasta hoy es considerada como la más grande ciudad de la historia antigua de México.

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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