Los tlaxcaltecas: el pueblo que resistió a los mexicas
Los tlaxcaltecas, uno de los principales pueblos nahuas del periodo Posclásico, no solo plantaron cara al poderío mexica. También desarrollaron una rica cultura en los territorios que conformaron sus dominios.
Marcados por su papel como principales aliados de los conquistadores europeos, hoy en día sabemos más de los prejuicios que de las realidades históricas de los tlaxcaltecas. Este pueblo nahua no solo jugó un papel protagónico en la caída de Mexico-Tenochtitlan, sino también a lo largo del periodo Posclásico (900 d.C.-1521 d.C). Destacaron en esta etapa de la historia de Mesoamérica, desarrollando una rica cultura en buena parte de lo que actualmente es el estado de Tlaxcala.
Chicomóztoc, el origen mítico
De acuerdo al mito, el origen de los tlaxcaltecas, al igual que el de los mexicas, se encuentra en Chicomóztoc («Lugar de las siete cuevas»). Este era un pueblo nahua, y como los tenochcas, peregrinaron desde su lugar de origen para establecerse en el Centro de México. Hacia el año 1290 ya se encontraban en el Lago Texcoco, donde tuvieron sus primeros enfrentamientos con los hijos de Huitzilopochtli.
Tiempo después, tras atravesar Huexotzinco y el Popocatépetl, se establecieron en territorios que actualmente son parte del estado de Tlaxcala, en la sierra de Tepeticpac. Allí fundaron el asentamiento de Texcallac, nombre que traducido del náhuatl al español quiere decir «Lugar de despeñaderos». Sin embargo, con el pasar del tiempo, el topónimo se deformó a Tlaxcallan, que significa «Lugar de tortillas». De acuerdo a las crónicas, en el año 5 pedernal (1348 del calendario gregoriano), los tlaxcaltecas, guiados por su dios patrono Camaxtli y el caudillo Culhuatecuhtli, expulsaron de la región a los últimos olmeca-xicalancas y toltecas.
Los señoríos de Tlaxcallan
Conforme los tlaxcaltecas se fueron expandiendo territorialmente, fundaron cuatro señoríos con sus respectivas cabeceras. Estos fueron: Tepeticpac, Ocetelulco, Quiahuiztlán y Tizatlán. Estos eran independientes entre sí y cada uno tenía a su propio tlatoani. De ahí que los españoles identificaran a estos altépetl como una república. En términos actuales, Tlaxcallan se asemejaría más bien a una confederación.
A pesar de haber apoyado a Nezahualcóyotl y al señorío de Texcoco en su guerra contra Azcapotzalco en el año 1428, esto no les aseguró la salvaguarda frente a la expansión mexica. Pronto emprendieron guerras contra ellos, a fin de proteger sus relaciones comerciales con otros pueblos. Fue así que los tenochcas fueron conquistando territorios adyacentes a los dominios tlaxcaltecas, cercándolos e interrumpiendo su comunicación con la costa del Golfo de México. Esto les privo de productos como la sal, el cacao o el algodón.
Ante tal situación, los tlaxcaltecas levantaron fuertes y destacamentos en sus fronteras. Además, otros nahuas, y sobre todo, pueblos como los otomíes, buscaron refugio en los dominios de Tlaxcallan. Pronto estas gentes se integraron a la vida de los cuatro señoríos, al punto de unir sus tropas para proteger a la confederación.
Vida y religión de los tlaxcaltecas
Al igual que otros pueblos nahuas, cada uno de los señoríos tlaxcaltecas se organizaba en cuatro grandes barrios, o calpulli. Cada una de estas parcialidades tenían tierras de cultivo comunales. El gran tianguis o mercado de la región era el de la cabecera de Ocotelulco. A pesar de las privaciones vividas por el cerco mexica, tuvieron un intenso intercambio comercial con los pueblos del norte.
La nobleza tlaxcalteca se educaba en el calmécac, y los macehuales en el tepochcalli. Como los tenochcas, fueron un pueblo de gran ímpetu guerrero. Esto fue patente no solo cuando cayó Mexico-Tenochtitlan, sino en su prolongada alianza con Hernán Cortés, la cual los llevó a participar en diversas expediciones de conquista en México y América Latina, como en Perú.
Por último, su panteón religioso estaba conformado por deidades comunes con otros pueblos de Mesoamérica, como Tezcatlipoca, Quetzalcóatl, Huehuetéotl, entre otros, a quienes ofrecían sacrificios humanos. Realizaban diversas ofrendas para Tláloc en el volcán Matlalcueye, conocido actualmente como La Malinche. Su deidad principal fue Camaxtli, señor de la caza y la guerra. Este dios suele ser asociado con Mixcóatl y la Serpiente Emplumada, ya que comparte con ellos diversos atributos.
¿Quieres escaparte a Tlaxcala? Descubre y planea aquí una experiencia inolvidable