Toro Pajarito, el animal de 503 kilos que voló en la Plaza México
En 2006, el mundo quedó sorprendido cuando el toro Pajarito voló del ruedo a la zona de gradas causando pánico en el público.
Vivimos en el país de las coincidencias. Porque, cómo nos podemos explicar que llevemos tres sismos fuertes en 19 de septiembre o la razón de que un toro llamado pajarito sea el único que haya volado dentro de la Monumental Plaza de Toros México, además de en toda la historia de la fiesta brava.
Al toro Pajarito se le ocurrió levantar el vuelo, con sus 503 kilos a cuestas, el 29 de enero de 2006. Ese día salió con velocidad moderada de la puerta de toriles desviando a la izquierda en línea constante, brincando la barrera e impulsándose sobre ella con los cuartos traseros, alcanzando los 2.40 metros de altura.
Toro Pajarito se fue contra la señora Julieta Gil
Fue así como brincó el cable tensor de acero que protege a la gente de la primera línea de gradas, provocando el terror entre los taurófilos que estaban en las primeras cuatro filas de la zona de sombra.
Antes de que Pajarito tocara tierra, pasó por arriba de Germán Mercado, un hombre que nunca soltó el puro, luego se fue a la multitud en busca de abrirse paso. A la primera que encontró para atacar con más precisión fue a la señora Julieta Gil, quien sólo atinó a usar su mano izquierda para repeler la embestida, pero no lo logró del todo, ya había sido corneada.
Entre varios inhabilitaron al toro Pajarito
El corpulento Pajarito estaba atorado entre las gradas y el muro, fue cuando llegó el banderillero Manolo Rodríguez de la cuadrilla de Pablo Hermoso de Mendoza para tomar el rabo del animal y trabarlo a una varilla a fin de que no siguiera avanzando.
Fue en ese momento que con su espada, el rejoneador Felipe Ballina sacrificó al animal.
Las víctimas del toro Pajarito en la Plaza de Toros México
Quedando el toro inhabilitado para causar más daño, ahora sí llegó el momento de cuan grave era el daño a las personas. Fueron siete heridos en total, la señora Julieta Gil y Andrés García, la primera cornada y el segundo con fractura de pelvis.
Médicos, paramédicos y monosabios llevaron a los lesionados a la enfermería y luego al hospital. Todos consideran un milagro que no hubiera habido muertos. Nada semejante, sobre todo con esa magnitud, ha vuelto a pasar en la historia de la fiesta brava.