Tres Quimeras. Una verdadera travesía - México Desconocido
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Ecoturismo y aventura

Tres Quimeras. Una verdadera travesía

Puebla

En una caminata se descubrió una boca que se tragaba un arroyo y la luz se volvía oscuridad al fondo de un sótano, decidimos llamarle Tres Quimeras. Esto fue lo que vivimos al volver a su encuentro.

En una caminata se encontró una boca que se tragaba un arroyo y la luz se fundía con la oscuridad en el fondo del sótano, decidimos llamarle Tres Quimeras, por el ensueño en el que nos hacía entrar. Regresamos a explorarla y parecía no tener fin…

Generalmente cuando se visita una cueva se entra y se sale por el mismo lugar, es decir que usualmente las cuevas sólo tienen un acceso. Pero existen unas muy especiales en las que se puede entrar por arriba, lugar conocido como “el sumidero” y salir por abajo, sitio llamado “la surgencia”. A estas cuevas se les conoce como “travesías” y hay muy pocas alrededor del mundo.

Esta historia se ha ido “escribiendo” a lo largo de varios años, desde que exploradores de la Sociedad Mexicana de Exploraciones Subterráneas y deportistas de la Sociedad Quebequense de Espeleología llevamos a cabo una gran búsqueda de cuevas en el sureste del estado de Puebla.

Los hechos:
En 2005, durante una caminata se encontró una boca que se tragaba un arroyo, y la luz se fundía con la oscuridad en el fondo del sótano.

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En 2006, regresamos a la zona para continuar las exploraciones de ésta y otras cavidades. Le pusimos Tres Quimeras, por el ensueño en el que nos hacía entrar y se exploró hasta la profundidad de 100 metros y continuaba.

En 2007, volvimos a Tres Quimeras con los ánimos renovados, descendimos el primer pozo de entrada de 100 metros y nos internamos en zona desconocida. Ningún humano había estado en esas galerías y pozos. Con la cantidad de agua que corría, nos vimos forzados a hacer una instalación de cuerdas muy técnica en la parte vertical, fuera del agua. Al terminar de bajar un rappel, había que nadar en las turbulentas aguas con mucho cuidado para no ser arrastrado hacia el siguiente pozo, para después iniciar un nuevo anclaje y el siguiente rappel. En el nivel de 400 metros de profundidad, llegamos a una gran sala de unos 80 metros de alto, la cueva se volvía un poco horizontal entre bloques gigantescos del tamaño de una casa. El agua se filtró y desapareció por entre las piedras. Buscamos el camino para seguir bajando y nos llevó a una zona muy inestable, del techo pendían gigantescos bloques de roca que parecían que al menor estornudo se desprenderían. Bajamos 20 metros por la cuerda con mucha cautela y volvimos a encontrar agua, seguimos y hallamos más pozos. Hicimos varios viajes al interior de la cueva y llegamos al nivel -515 metros de profundidad. El tiempo de la expedición se había agotado, por lo que tuvimos que parar y esperar la siguiente temporada de secas.

En abril de 2009 nos reunimos 16 deportistas de seis nacionalidades diferentes con la intención de descifrar los misterios del Sótano de las Tres Quimeras. En los primeros días, mientras unos nos dimos a la tarea de montar el campamento base en el terreno cercano al sótano, otros iniciaron la instalación de las cuerdas en las partes verticales y conocidas de la cueva. Fue hasta la segunda semana de la expedición que llegamos al final de la parte que conocíamos de Tres Quimeras (-515 metros), de ahí exploramos nuevos pasajes y pozos en grupos de dos o tres personas, en viajes de 12 a 18 horas (desde el campamento base hasta el fondo conocido de la cueva y de regreso a la superficie). Debido a que los viajes de exploración eran demasiado largos, decidimos montar un campamento subterráneo a una profundidad de -525 metros, de ahí se hicieron otros dos viajes de exploración, más cortos y menos agotadores. En el último viaje de topografía, estábamos aventurándonos en la oscuridad, instalando las cuerdas y buscando el camino más seguro para nuestros compañeros que pasarían después. Posteriormente de haber bajado varios pozos, cada vez corría más viento, esto nos indicaba que la salida de la cueva por abajo no estaría lejos. Al llegar a un pozo de unos 20 metros, nos percatamos que ya no lo podríamos bajar porque se nos había acabado la cuerda. Desilusionados y cansados dimos vuelta y regresamos al campamento subterráneo a dormir. A la par, otros compañeros bajaron por la superficie del río cercano a la localidad de Matzazongo. Buscando alguna cueva con salida de agua en la pared, la encontraron y con técnicas de escalada deportiva, lograron subir 25 metros al interior de esta nueva cavidad. Encontraron el último punto topográfico dejado por nosotros a un desnivel de -765 metros. Eso quería decir que sólo nos había faltado bajar 45 metros para salir y completar por primera vez toda la ruta. Con esta unión se confirmaba que el Sótano de Tres Quimeras era una travesía, es decir que se puede entrar por la boca superior y salir por la entrada baja. El siguiente día, un grupo de cuatro compañeros hizo por primera vez el recorrido de toda la cueva; dos días más tarde otro grupo de espeleólogos hicimos la travesía completa.

Con este nuevo hallazgo, Tres Quimeras se coloca como la segunda travesía más profunda de México con 815 metros de profundidad y 5.2 kilómetros de desarrollo horizontal.

Las cinco travesías más profundas de México
-Sistema Purificación, Tamaulipas. 853 metros
-Tres Quimeras, Puebla. 815 metros
-Sistema Tepepa, Puebla. 765 metros
-Sistema Coyolatl Esperanza, Puebla. 620 metros
-Cueva La Venta, Chiapas. 450 metros

Los integrantes de la expedición agradecen a don Alejandro Aguilar y a la comunidad de Buenavista por las facilidades otorgadas para la realización de este proyecto.

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