Tula
En medio de un contrastante paisaje boscoso y semi-desértico, este Pueblo Mágico es famoso por su gastronomía y artesanías, pero sobre todo, por ser el creador de la emblemática cuera tamaulipeca.
Tula: Donde nació la cuera tamaulipeca
Este poblado, ubicado en el estado de Tamaulipas, se erige sobre un terreno que entremezcla el bosque y el desierto, dando vida a paisajes sumamente contrastantes. Aunque es uno de los Pueblos Mágicos menos explorados, en su interior alberga ricas tradiciones que dan fe de las antiguas civilizaciones que la habitaron y de los movimientos revolucionarios que en su seno se desarrollaron.
Tula también es famoso por sus elaboradas artesanías y exquisita gastronomía, pero sobre todo por ser el creador de la conocida como cuera tamaulipeca, una emblemática prenda de vestir de la región. En sus construcciones de adobe con balcones de hierro forjado podrás reconocer el pasado y las costumbres de una ciudad que hace más de cien años fuera la capital del estado y una de las más hermosas del noreste del país.
Conoce más
Tula fue fundada un 22 de julio por fray Juan Bautista de Mollinedo, fecha que la coloca como una de las ciudades españolas más antiguas de Tamaulipas. En su imagen urbana actual se conservan algunos resabios de la bonanza económica de principios del siglo XIX, como el portón de las quintas de la Alameda, el edificio Minerva con balcones de arcos ojivales, el templo de Rosario y el quiosco porfiriano de hierro calado, así como algunas casonas y edificios de estilo neoclásico.
La prosperidad de Tula se debió a que la ciudad obtuvo un gran desarrollo gracias a la producción de ixtle, a su ubicación comercial que une a Tampico y a San Luis Potosí, así como a la elaboración de las tradicionales chamarras de cuero de cabra o gamuza (cuera tulteca).
Una de las tradiciones actuales más interesantes en este Pueblo Mágico son las tertulias tultecas. El Dr. Raúl Lara Gallardo organiza estas reuniones que, al igual que en épocas de Don Porfirio Díaz, consisten en pláticas con piano, declamaciones, canciones, cuentos y chistes, que se acompañan de tamales de elote y atole de maíz. Pregúntales a los lugareños por los sitios donde éstas se celebran; reciben muy bien a los visitantes.
Lo típico
La conocida como cuera tamaulipeca es en realidad la cuera tulteca. Y es que las hábiles manos de los artesanos de esta localidad son las originadoras de esta prenda de vestir que se usa en la región y que fue distintiva de revolucionarios como el general Alberto Carrera Torre, pero que también las han portado personalidades como Pedro Infante y Juan Pablo II. Para adquirir esta pieza busca tiendas como el taller de Antonio Reyna donde, desde hace tres generaciones, se dedican a este oficio. Aquí también podrás comprar cestos y tapetes de palma tejidos de ixtle, lechuguilla y otras fibras naturales.
Otra de las señas particulares de Tula son las coloridas danzas “de a pie y de a caballo”, que se realizan en la Plaza de Armas y que representan la conquista española. Por otro lado, el platillo que le ha dado reconocimiento al pueblo son las enchiladas tultecas -hechas de papa y chorizo- y las nieves de sabores exóticos como de cactus y frutas típicas de la zona. Disfruta al máximo de sus tradiciones y productos los domingos, cuando se realiza el tianguis.
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Recorre sus calles
Inicia en la Plaza de Armas, un sitio agradable que posee abundantes árboles y palmas y un bello quiosco de hierro calado del Porfiriato. Frente a ésta se erige la iglesia en honor a San Antonio de Padua, construida a finales del siglo XVIII y que ostenta un reloj, considerado como uno de los símbolos tultecos. En su interior descubrirás su techo de ladrillo, sus paredes de piedra caliche y la imagen de San Antonio vestido en oro que, según cuenta la leyenda, iba de paso pero quiso quedarse en Tula.
Visita también sus capillas: la de la Loma, ubicada en el panteón viejo y que sirvió como estrategia militar durante la Revolución Mexicana; la del Señor de las Angustias, en el Barrio de las Piedras, que data de 1907 y la Capilla del Rosario, en el Barrio el Jicote, terminada en 1905. Las dos últimas son construcciones sencillas con algunas paredes y techos de arcilla verde y ladrillo de tule. En la del Rosario, que sólo abre los domingos, se encuentra el Cristo más antiguo de Tamaulipas que data de 1411.
La construcción más atractiva de Tula es la Casa Minerva, hoy convertida en la Casa de Cultura, que fue erigida en la última década del siglo XIX y que posee un estilo que asemeja al gótico. Otros edificios históricos que vale la pena conocer son el Casino Tulteco, la Presidencia Municipal, la casa de la familia del general Alberto Carrera Torres y la casa donde nació la segunda esposa de don Porfirio Díaz: Sebastiana Carmen Romero Rubio y Castelló.
Cerro de la Cruz
Tula está rodeada por montañas que otorgan a la ciudad “un clima fresco durante todo el año”, según presumen sus habitantes. En la cima del Cerro de la Cruz podrás obtener la mejor vista de sus siluetas semiáridas, de sus 13 barrios y de sus edificios históricos, así como del resto de los cerros donde podrás observar que cada uno de ellos cuenta con una cruz, “para que no entre el diablo”. El mejor momento para disfrutar de este paisaje es durante el amanecer.
Zona arqueológica de Tammapul
Este sitio arqueológico, de origen huasteco, cuenta con una sola pirámide descubierta conocida como Cuizillo, considerada como única en su tipo. Esta construcción está rodeada de milpa y su cima se adorna con frondosos mezquites que incrementan su belleza y desde donde es posible observar una bella laguna.
Reserva de la Biosfera El Cielo
A través de un camino que inicia con cactáceas y que se convierte en un paisaje con bosques de encino se llega a este paraje natural. En este espacio es común ver a las mariposas monarcas que, en su migración hacia el sur, hacen escala en esta zona durante el invierno. Muy cerca de la Reserva también es posible observar la hermosa Laguna de Tula.
Ex Hacienda de los Charcos
Recorre las ruinas del casco principal de esta hacienda, donde también podrás admirar enormes cactáceas, garambullos que forman candelabros gigantes y órganos de hasta seis metros de altura.
En tiempos anteriores, Tula fue conocida también como “la ciudad de los pianos”, porque abundaban estos instrumentos, de tal manera que era común que en sus calles se percibiera el sonido “encantador”de sus teclas.