«Tumbas» caseras de Iguala, altares interactivos para los recién fallecidos
Las tumbas caseras de Iguala son gigantescos y espectaculares, hechos con el fin de sentir la presencia del recién fallecido.
Una de las celebraciones más llamativas con motivo del Día de Muertos es la de Iguala. En ese municipio guerrerense, las casas de aquellas personas que fallecieron durante el último año, son convertidas en gigantescos, vistosos e incluso interactivos altares.
Por esto, la noche del 1 de noviembre, los habitantes de la región, recorren las calles en busca de las “tumbas” (así le llaman a estos altares domiciliarios) más espectaculares, para admirar todo lo que las familias son capaces de hacer por su ser querido recién fallecido.
Habitantes de Iguala recorren de noche todas las «tumbas»
Y esa búsqueda por todas las calles es recompensada numerosas veces. Uno de esos casos es el domicilio de quien en vida se llamara Sandra América Salgado Arriaga, quien falleció hace unos meses y quien en vida fuera una querida y joven maestra del municipio.
Ahí, en la que es la sala de la casa, sus familiares le reprodujeron un paraíso, un edén con pasto, un cielo lleno de nubes del que llueven rosas, mismas que despiden un aroma que genera una atmósfera única. Todo esto es enmarcado por efectos de luces que iluminan el fondo donde está el retrato de la finada docente.
«Tumba» que haga sentir que el difunto aún está aquí
Afuera de la vivienda un pasillo de madera, luces y pétalos de cempasúchil recibe a los vecinos y visitantes. Nayeli, la autora de esta tumba, rechaza revelar cuánto gastó en este homenaje a su hermana, y respetamos su silencio al respecto, sin embargo no podemos evitar calcular en la mente que el costo es superior a los 30 mil pesos.
“A diferencia de la ofrenda tradicional en la ‘tumba’ se muestran aspectos personales del difunto o difunta. Puede ser su actividad profesional, oficio, etcétera. Hace pocos años, por ejemplo, había un montador de toros muy famoso, quien murió ejerciendo su oficio, y su familia exhibió en la ‘tumba’ al toro que le dio muerte”, expone el cronista de Iguala, Guillermo de la Cruz Issa.
Tradición poco conocida de Iguala, Guerrero
Entonces, es evidente, que los habitantes de Iguala tienen como meta hacer la “tumba” más llamativa, más cercana a lo que le gusta a su finado, para sentir más su presencia.
Por eso si el recién fallecido era maestro, en algunas ocasiones se reproduce todo su salón de clases. Si era fotógrafo, se le colocan sus cámaras, los álbumes de recuerdos y se le improvisa todo un altar como un estudio fotográfico.
Mientras que en algunas otras “tumbas” se muestran pósteres a tamaño real del o la difunta. Esta tradición de Iguala, sin duda, es algo que se tiene que ver en persona al menos una vez en la vida.
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