Un mosaico cultural (Puebla)
El estado de Puebla es uno de los más ricos en cuanto a fiestas y tradiciones gracias a que, a través de los años y desde épocas remotas, sus pobladores las han sabido preservar, transformar y enriquecer día con día.
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Se asientan en territorio poblano varios grupos indígenas, como son nahuas, otomíes, popolocas, tepehuas y totonacos, los cuales han influido en las tradiciones culturales de los habitantes del norte, centro y sur de la entidad. Hay que recordar que la ciudad de Puebla fue creada para que la habitaran los españoles y sus descendientes criollos, por lo que muchas de las artes populares del estado son de origen netamente español, como la mayólica de Puebla, que al cabo del tiempo fue adoptada por los grupos criollos para darle un carácter mexicano, olvidándose de los patrones de la antigua loza llamada talavera. Es en el estado de Puebla donde se observa un mayor sincretismo en los rasgos culturales de sus habitantes.
En el valle de Tehuacán se inició la domesticación del maíz, y en sus cuevas aledañas se han encontrado pequeñas mazorcas junto a restos de sandalias y tejidos de ixtle posiblemente de esa remota antigüedad.
Así, por ejemplo, en la cultura coquinaria, el mole poblano es una mezcla de sabores donde se funden algunas variedades de chiles, la carne de guajolote, cacahuate, tortilla, cacao, todas de origen mexicano, y especias traídas de ultramar, así como almendras, azúcar, pan de trigo con huevo y ajonjolí, cuya mezcla ha dado fama a este guisado ceremonial,que en los hogares mexicanos sólo se acostumbra comerlo en días muy especiales, como enbautizos, bodas, aniversarios, etcétera.
Los chiles en nogada, el manchamanteles, la tinga y las chalupitas son de la ciudad capital; el mole de cadera de Tehuacán; los moletes de la zona de Jicotepec de Juárez; los tlayoyos y las acamayas de la Sierra Norte, las semitas, que llegan a medir más de 40 cm de diámetro, con siete carnes de Tilcajete, y los espléndidos dulces y panes del estado, como los famosos camotes, la calabaza en tacha, las tortitas de almendra, los jamoncillos, los limones rellenos y las frutas cubiertas, y bebidas espirituosas como el rompope, el acachul y las famosas pasitas y nevados de la ciudad de Puebla.
El mosaico de indumentaria y técnicas textiles en el estado de Puebla es impresionante, como lo demuestran los espectaculares vestidos de los nahuas de Cuetzalan, de los otomíes de San Pablito, y de los totonacos, tepehuas y nahuas de Mecapalapa, así como los lujosos de San José Miahuatlán, San Sebastián Zinacatepec, Altepexi, Atla, Ajalpan, San Juan Tianguismanalco, Xolotla, La Magdalena y Hueyapan, por mencionar los más conocidos.
En la zona de Tehuacán,en el centro del estado, se trabaja la piedra de ónix y el mármol, el pueblo ha bautizado como “tecali” a todo lo producido con el ónix. Valdría recordar que Puebla fue el primer estado donde se fabricó el vidrio, y que son notables los pueblos alfareros de Jesús Carranza, Los Reyes Menzotla, Izúcar de Matamoros, Acatlán, Tehuitzingo, San Marín Texmelucan, San Marcos Acteopan, Chignahuapan, y el barrio de La Luz en la ciudad de Puebla, donde se hacen las espectaculares cazuelas moleras.
Puebla ha dado populares artistas del barro, tan destacados como Herón Martínez, de Acatlán, y la familia Castillo, de Izúcar de Matamoros, que han recuperado los tintes de origen prehispánico como la grana cochinilla, el añil y el zacatlaxcalli, para decorar la cerámica, y también de Izúcar, don Aurelio flores,“El brujito”,hacedor de grandes candeleros.
Las fiestas y conmemoraciones populares en Puebla expresan la multitud cultural que conserva el estado. En Zacapoaxtla, el 5 de mayo hay una celebración cívica en donde luchan zacapoaxtlas y “franceses”, al igual que en el carnaval de Huejotzingo, único en el mundo por los atuendos de los participantes, la representación de la leyenda de “Agustín Lorenzo” y la personificación del general Zaragoza al frente de las huestes que derrotaron el ejército francés.
El 4 de octubre, día de San Francisco en Cuetzalan, se observan danzas tan bellas como la de los Cuetzalines, de los Voladores, de los Santiagos, de los Manueles, de los Pilatos, y muchas otras. En la celebración del Día de Muertos son notables los altares con ofrendas en Huaquechula; en tanto que en Acatlán, en las afueras del cementerio, se practica la danza de los Tlacololeros. También las increíbles miniaturas tejidas con palma en Chignecatitlán o el papel picado de Huizcolotla y la confección del papel amate en San Pablito Pahuatlán, son muestras de las mejores tradiciones poblanas.
En un país pleno de tradiciones, de variedad culinaria, de arquitectura sobresaliente y de extraordinarios artistas populares y artesanos, debemos sentirnos orgullosos por un Santa María Tonantzintla, San Bernardino Acatepec, Jalpan, Atlixco y Chignahuapan, o simplemente por el placer de saborear un mole poblano o de visitar los mercados y tianguis en donde podemos encontrar verdaderas obras de arte hechas por el pueblo para el pueblo.
Fuente: Guía México desconocido No. 57 Puebla / marzo 2000
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