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Una ojeada a la historia

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No es fácil establecer los límites que alcanzó la cultura Huasteca en la época prehispánica, porque fluctuaron conforme a diversos factores como las migraciones, guerras o cambios climáticos.

No es fácil establecer los límites que alcanzó la cultura Huasteca en la época prehispánica, porque fluctuaron conforme a diversos factores como las migraciones, guerras o cambios climáticos.

La zona tiene vestigios de ocupación desde 1200 a.C., sin embargo, los materiales arqueológicos que identifican la cultura Huasteca como tal se remontan al periodo Formativo, de 1500 a 1000 a.C.

Los huastecos o los huaxteca, como también se les llama, estaban emparentados con los mayas y quedaron aislados durante siglos, hasta que al final del horizonte Clásico, de 600 a 700 d.C. pudieron establecer un intercambio importante con los pueblos mesoamericanos, por lo que su arquitectura y escultura experimentaron una notable evolución.

Tradicionalmente se han trazado los límites de la Huasteca prehispánica de la siguiente forma: al norte el río Soto la Marina, en Tamaulipas; al sur el río Cazones, en Veracruz; al oriente el Golfo de México y al poniente la Sierra Madre Oriental, que comprende parte de los estados de Tamaulipas, San Luis Potosí, Veracruz, Querétaro, Hidalgo y una pequeña franja de Puebla.

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Estos límites son relativos, pues su ocupación varió conforme a las distintas épocas. Se han encontrado vestigios de la cultura Huasteca en lugares tan apartados como Buenavista Huaxcamá, en el altiplano potosino; Jalpan en Querétaro; Tulancingo en Hidalgo y Huauchinango en Puebla. La zona donde se concentra el núcleo más denso de esta cultura se ubica a una altura no mayor a los 1,000 msnm.

Mientras los pueblos chichimecas, al norte y noroeste, limitaron la expansión de los huastecos, por el sur y suroeste lo hicieron los mexicas en el Postclásico, quienes los hostigaron y establecieron incluso presidios militares como en Teayo, cuya función además, era impedir alianzas entre los pueblos totonacas y huastecos. La relación con los otomíes fue de alianza e intercambio comercial, como lo demuestran los vestigios encontrados en Molango, Metztitlán y Metzquititlán.

Existen objetos de la cultura Huasteca en sitios al sur del río Cazones, como Tenextepec y Tecolutla; sin embargo, se deben considerar como zonas de transición. Respecto a El Tajín, muchos estudiosos sostienen que sus pobladores eran de origen huasteco, pero su arquitectura, en lo fundamental, demuestra que lo integró un grupo distinto. A partir del Epiclásico y el Postclásico, los huastecas muestran clara influencia de la cultura mesoamericana, de la cual habían estado al margen.

Con la Conquista, los pueblos huastecos tuvieron un mayor retroceso geográfico que el iniciado con las invasiones mexicas. Gonzalo de Sandoval y Nuño de Guzmán fueron quienes dieron inicio a este fenómeno, el primero por sus matanzas y el segundo por el tráfico de esclavos.

Años después se produjo una migración de tlaxcaltecas, llevados por los españoles para poblar algunas zonas diezmadas por las enfermedades y el latrocinio, por lo que es común encontrar pueblos, en el corazón de la Huasteca, donde se habla el náhuatl.

La lengua huasteca está en franco proceso de extinción, si bien los nahuas, otomíes, tepehuas y otros grupos étnicos de la región tienen clara influencia de la cultura Huasteca prehispánica y se identifican actualmente como huastecos.

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