Una ventana al Cretáceo en el Valle de Cuauhtlapan (Veracruz) - México Desconocido
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Una ventana al Cretáceo en el Valle de Cuauhtlapan (Veracruz)

Veracruz
Una ventana al Cretáceo en el Valle de Cuauhtlapan (Veracruz) fifu

En nuestro país hay sitios pequeños, cuya vegetación y fauna son más ricas que las observadas en grandes extensiones de otras latitudes. Tal es el caso del Valle de Cuauhtlapan, cuyo nombre significa “en el bosque”. Podemos decir que allí se presenta un microclima ideal para el desarrollo de especies únicas, algunas de las cuales posiblemente hayan desaparecido en otras partes de México.

El poblado que da su nombre al valle tiene en su parte central un ingenio y una gasolinera. A partir de ellos —y no de una iglesia, como sucede en otras poblaciones— las casas se distribuyen entre un mosaico de campos sembrados de café, plátano, caña de azúcar y chayote. Ésta era, hasta hace poco, un pueblo próspero donde todo parecía estar al alcance de la mano: los veneros de agua cristalina, los árboles frutales y la sombra de las palmas coyoleras.

En el valle se han desarrollado varias especies de saurios. Una de ellas ha resultado de especial interés: el Xenosaurius Grandis. Hallarlo no es difícil, siempre que contemos con el auxilio y amabilidad de personas como don Rafael Julián Cerón, con quien esa mañana caminamos hacia las faldas de un impresionante cerro que domina el valle, cual si fuese su guardián. Llegamos así a una ladera donde grandes rocas sobresalían del piso: estábamos en las tierras del xenosaurio. La serranía tiene elevaciones que pertenecen al Chicahuaxtla, nombre que se da a un cerro cuya cúspide se halla a 1 400 msnm cuyas aguas se alcanzan a ver, en los días claros, desde la cumbre. Su nombre significa “sonaja”, acaso recordando el chicauaztli, bastón usado por los sacerdotes prehispánicos.

Junto a los saurios, hay en el valle otras especies de reptiles y batracios endémicos, que han atraído a zoólogos de diversas partes del mundo desde principios de este siglo. Se trata de ejemplares únicos, como la salamandra conocida como línea (Lineatriton Lineola) y una especie pequeñísima de ranas, que los lugareños consideran como la más pequeñas del mundo. Además del xenosauro, mencionaremos otros saurios del valle, como la bronia (Bronia Taeniata) y el más conocido teterete o querreque (Basiliscus Vittatus). El primero de ellos forma parte del género Gerhonotus y puede llegar a medir hasta 35 centímetros. Vive en los árboles y arbustos, donde se alimenta de insectos y pequeños vertebrados. El macho presenta un pliegue en la parte media de la garganta, cuyo color cambia rápidamente según el estado de ánimo del animal. En la época de celo, suelen levantar la cabeza y mostrar tonos muy llamativos en esta piel escamosa, lo cual atrae a las hembras. Son agresivos si se les molesta, pero, a pesar de ser parientes cercanos del Heloderma (monstruo de Gila), no son venenosos y su mordedura no tiene más consecuencia que el fuerte dolor, a menos que se le descuide y se infecte. La bronia presenta cierto mimetismo; para protegerse cambia colores según el entorno. Tiene hábitos diurnos y pone sus huevos en la tierra, donde son cubiertos y abandonados. La eclosión llega dos meses después.

El caso del teterete es muy interesante, ya que este saurio, de la familia de los Iguánidos y del género Basiliscus (del que existen varias especies en México) realmente camina sobre el agua. Es quizás el único animal en el mundo que puede hacerlo, por lo que idioma inglés se le conoce como Jesús alligator. Lo logra gracias, no tanto a las membranas que unen los dedos de sus patas posteriores, sino debido a la enorme velocidad con que se desplaza y la facultad de avanzar erguido, apoyándose sobre sus miembros traseros. Ello le permite desplazarse sobre pozas, esteros y hasta en las corrientes, no muy fuertes, de los ríos. Observarlo es todo un espectáculo. Algunas especies son pequeñas, de 10 cm o menos, pero otras miden más de 60 cm. Sus colores ocre, negro y amarillo le permiten mimetizarse perfectamente entre la vegetación de las orillas de ríos y lagunas, donde viven. Se alimentan de insectos. El macho presenta una cresta sobre la cabeza, que es muy aguzada. Sus miembros delanteros son mucho más cortos que los traseros. Pueden aparecer trepados en los árboles y, en caso necesario, son excelentes buzos que permanecen bajo el agua largos periodos, hasta que sus enemigos desaparecen.

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Rafael y sus muchachos atisban en las grietas de las piedras, saben que son las guaridas del xenosaurio. No tardan en localizar los primeros de estos reptiles. De hábitos diurnos, son muy celosos de su territorio, por el que frecuentemente pelean entre sí. A menos que se estén apareando, no se ve más de uno por grieta. Son solitarios y se alimentan de moluscos e insectos, aunque en ocasiones pueden comer pequeños vertebrados. Su amenazador aspecto ha hecho que los campesinos les den muerte. Sin embargo, nos dice Rafael Cerón mientras sostiene uno con la mano, lejos de ser venenoso, ocasionan mucho bien, ya que acaban con insectos dañinos. Sólo son agresivos si se les molesta y a pesar de que sus dientes son pequeños, sus mandíbulas son muy fuertes y pueden infringir una herida profunda que requiera atención. Son ovíparos, como la mayoría de los saurios. Pueden medir hasta 30 cm, tienen la cabeza en forma de almendra y los ojos, muy rojos, son lo primero que advierte su presencia cuando nos asomamos a las sombras de una cavidad.

Dentro del grupo de reptiles, el suborden de los saurios tiene a los animales que han sobrevivido con relativamente pocos cambios desde tiempos remotos, algunos desde la era Cretácea, hace unos 135 millones de años. Una de sus principales características es que tienen el cuerpo cubierto de escamas, un revestimiento córneo que puede renovarse varias veces al año mediante su muda. El xenosaurio ha sido considerado una copia viva, en pequeño, del Eriops, cuyos restos indican que vivió hace millones de años y cuyo volumen mayor a los dos metros, en nada puede compararse con el de su actual pariente. Curiosamente, el xenosaurio no habita las zonas desérticas del norte de México como sus primos que viven en los estados de Chihuahua y Sonora, entre los que está el Petrosaurus (saurio de roca), de aspecto muy similar. Por el contrario, su hábitat es muy húmedo.

Los únicos enemigos de los saurios del Valle de Cuauhtlapan son las aves de rapiña, las serpientes y, por supuesto, el hombre. No sólo encontramos personas que los capturan y matan sin razón alguna, sino que la industrialización de los vecinos valles de Ixtaczoquitlán y Orizaba presenta el peligro más grande para la fauna y la flora de Cuauhtlapan.

La empresa papelera de la región tira sus lodos contaminados a los fértiles suelos habitados por cientos de especies, y destruye así su hábitat. Además, descarga aguas pestilentes en los arroyos y ríos donde los teteretes enfrentan la muerte. Con la complicidad de las autoridades, la vida pierde terreno.

Ya las aves anunciaban la noche cuando abandonamos el Valle de Cuauhtlapan. Desde los miradores que lo rodean, es difícil trasladar la imaginación a épocas pretéritas, cuando bajamos la vista hacia los parajes habitados por xenosaurios, bronias y teteretes; entonces podemos pensar en un paisaje del Cretáceo. Para ello debimos buscar uno de los ya raros sitios adonde todavía es posible hacerlo; debimos huir de las chimeneas, de las canteras, de los tiraderos de sustancias tóxicas y de los desagües. Ojalá en el futuro se incrementen estos parajes y esperamos que la tendencia hacia su eliminación total se revierta.

SI USTED VA A L VALLE DE CUAUHTLAPAN

Tome la carretera núm. 150 rumbo a Veracruz y luego de cruzar Orizaba, siga por ésta a Fortín de las Flores. El primer valle que observe es el Valle de Cuauhtlapan, el cual se ve dominado por el cerro Chicahuaxtla. También puede tomar la autopista núm. 150, pasar la ciudad de Puebla y a la altura del segundo entronque a Orizaba, salir. Este camino lo lleva directamente al Valle de Cuauhtlapan, que está a unos 10 km de la desviación. El estado de la carretera es excelente; sin embargo, en el valle muchos de los caminos son terracería.

Tanto Córdoba, Fortín de las Flores como Orizaba cuentan con todos los servicios.

Fuente: México desconocido No. 260 / octubre 1998

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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