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La reserva de la biósfera de Tehuacán-Cuicatlán, localizada en el sureste de Puebla y el noroeste de Oaxaca, es la región árida más biodiversa de América del Norte y uno de los sitios de mayor diversidad de cactus.
Además, alberga restos arqueológicos fundamentales en la prehistoria americana. Por eso, la UNESCO no solamente considera este lugar patrimonio natural, sino también cultural.
La reserva abarca poco más de 4,900 km2 y en gran parte está poblada de los bosques más densos de cactus columnares en el mundo. La reserva está llena de especies endémicas de flora y fauna: biznagas, garambullos y cactos, lo mismo que tecolotes, víboras, musarañas, ranas e invertebrados.
Por otra parte, los yacimientos arqueológicos en la reserva muestran que fue un sitio clave en la domesticación del maíz, el chile, la calabaza y el amaranto, y que aquí se construyeron las primeras obras hidráulicas de América, lo que permitió el surgimiento de asentamientos agrícolas.
Los fantásticos cactus columnares, presentes aquí 45 especies de las 70 conocidas en el mundo.
Quizá el mejor sitio para acercarse a esta reserva es el Jardín Botánico Helia Bravo Hollis, que en realidad es el mismo bosque adaptado con senderos interpretativos, cabañas para pernocta y otros servicios.
Este jardín se ubica en Zapotitlán Salinas, Puebla, donde las salinas locales crean paisajes fuera de serie. Zapotitlán se ubica a 30 kilómetros al suroeste de la ciudad de Tehuacán, Puebla, la mejor base de operaciones en la región por sus hoteles, museos, templos y zonas arqueológicas cercanas.
En el sur, la reserva colinda con la mixteca oaxaqueña y los grandiosos conventos dominicos de Coixtlahuaca, Yanhuitlán y Teposcolula.
2018/ Valle de Tehuacán-Cuicatlán: hábitat originario de Mesoamérica
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