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¡#ViajaEnBuenasManos a Puebla por carretera! Un paseo memorable de fin de semana

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Cinco destinos, un auto y dos mujeres para reconocer el vínculo más importante de la vida: el de madre e hija. El mejor “copiloto” y la emoción del viento que acaricia el rostro fueron recompensas insuperables.

¡Volver a viajar!

Desde que era niña siempre identifiqué el brillo en la mirada de mi madre cada que tomaba el volante y gritaba: “pelo suelto y carretera”. Ése era el llamado para que yo abordara al auto sin tener un plan del todo armado para salir a buscar la aventura solas.

Ya no soy niña y, sin embargo, ella siempre será mi madre. Aunque parece una obviedad, a veces olvidamos la falta que nos hace recobrar el sentido de nuestros amores más íntimos, y el de nuestra madre es el primigenio, el más indispensable, el primer-primer amor de nuestra vida.

Mi madre y yo teníamos una promesa que habíamos aplazado: ¡volver a viajar por carretera solas! Fue muy emocionante realizar este recorrido con mi mamá después de meses de confinamiento.

De cómplices y copilotos

Mi padre, Julián nos dio el espacio, el tiempo y el mejor copiloto posible: contrató el plan de ANA Seguros, cuya aplicación, ANA Go, es un gran servicio:

  • Puedes solicitar ayuda inmediata en caso de sufrir un siniestro
  • Seguimiento de llegada del ajustador en tiempo real
  • Utiliza videoconferencia (ANA On-Live) para agilizar el seguimiento de un siniestro
  • Administra las pólizas en un mismo lugar

Papá no pudo acompañarnos por temas de trabajo. Así que este regalo resultó ser la mejor manera de celebrar la vida, nuestro amor hija-mamá luego de tantísimo tiempo de no vernos por el confinamiento y la confianza de estar protegidas en el camino.

Tehuacán, primera parada

Regresamos a Tehuacán porque la carretera ofrece paisajes alucinantes, con aquellos árboles que parecen cactus y que forman parte de la Reserva de la Biosfera de Tehuacán-Cuicatlán.

Resultó simbólico visitar el Museo de la Evolución, donde también supimos del origen de la vida en la Tierra. Parecía que este reencuentro fraternal era un tributo a la Vida, así, con letras mayúsculas.

Chignahuapan, colorido y termal

En este Pueblo Mágico de Puebla recordamos esas mañanas serranas en la que los paseos en las plazas son lo único necesario para pasarla bien. El ritmo baja, el apetito llega y los guisos que ofrecen son tan de hogar y parece que estamos en casa.

Las aguas termales son un plus para quien quiera, además, relajarse en sus tibias aguas.

Zacatlán de las Manzanas, para brindar

La sidra y la gran variedad de productos hechos a base de manzana maravillan a cualquiera. La vista del mirador nos recordó también lo pequeñas que somos cuando admiramos la vasta naturaleza.

Los relojes del centro y las calles empedradas son de esos paseos que esperamos repetir con Julián, porque lo echamos de menos también.

Val’Quirico, de compras

Aquí nos dimos vuelo probándonos los productos de belleza, los artículos de piel que ofrecen las tiendas de este lugar que emula un viejo poblado europeo y que se encuntra en el límite de Puebla y Tlaxcala.

La carretera, los paisajes dorados al atardecer, los campos de lavanda, nuestras risas… cada uno de los momentos son postales que ahora atesoro en el corazón.

Ciudad de Puebla, apasionante destino cultural

No hay tiempo suficiente para recorrer la gran cantidad de museos y atractivos en la capital poblana; no es casualidad que cuente con el nombramiento de Ciudad Patrimonio precisamente por el gran valor cultural y patrimonial que guarda, solamente, el Centro Histórico.

Nos escapamos para visitar el Templo de Santa María Tonantzintla, una joya del barroco poblano. Este recorrido asombra por los detalles que encierra la profusa decoración. Vale muchísimo la pena; sobre la comida hay tantas opciones que pasamos horas decidiendo la mejor opción porque, al final, el tiempo se nos hizo poco.

Volvimos felices, reconectadas (entre nosotras y con nosotras mismas). Nos estamos planteando seriamente hacer un viaje juntas una vez al año como un ritual que nos recuerde ese vínculo que palpita siempre y que unió nuestros ombligos desde mi día uno de existencia. Y, lo mejor de todo: estuvimos tranquilas con el respaldo de ANA Seguros.

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