Viajar en tren por el placer del recorrido, Chihuahua – Sinaloa
¿Quién quiere viajar a grandes velocidades si puede disfrutar de un trayecto a 40 km por hora? Recorrer la Sierra Tarahumara a bordo del Chepe es una experiencia que nos hace recuperar la esencia del viaje.
De acuerdo, en 16 horas se puede llegar a muchos lugares, un avión podría llevarnos a China, y muy probablemente es lo que tarda un ejecutivo en ir y venir de una junta de negocios en Estados Unidos. De hecho, bastan una o dos horas para que un avión nos transporte a mil kilómetros de distancia y nos deje en una exótica isla caribeña. Entonces ¿por qué tomar un tren que tarda unas 16 horas en recorrer 650 kilómetros? La idea podría parecer fuera de época, pero aunque no es la más rápida, si es la mejor manera de disfrutar el viaje entre la ciudad de Chihuahua y Los Mochis, en Sinaloa.
Las 16 horas de recorrido devuelven la experiencia del desplazamiento y la idea misma de estar viajando, pero sobre todo, las 16 horas son el mejor pretexto para ver algunos de los paisajes más increíbles de nuestro país desde un mirador privilegiado, lo que no es poca cosa.
El Chepe es el nombre del tren que atraviesa por las Barrancas del Cobre, en la parte más alta de la Sierra Tarahumara, un sistema de cañones cuatro veces más extenso que el Gran Cañón de Colorado, que atraviesa el sur del estado de Chihuahua. Incluso hoy, la idea de construir una línea de trenes en uno de los terrenos más accidentados del país suena descabellada, y hace más de 100 años debió haber sido una locura. Sin embargo en 1880 comenzó a planearse la construcción de la línea, por parte de la compañía Utopia Socialist Colony con sede en Indiana, Estados Unidos. ¿Quién más podría aventurarse en esta empresa que un grupo de utopistas? La idea original era crear colonias basadas en el socialismo utópico, una doctrina que planteaba un modelo de sociedad muy distinto al capitalista, pero la construcción llevó a la quiebra no sólo a los utópicos, sino a las numerosas empresas que siguieron encargándose del proyecto hasta que fue terminado en 1961, dejando una monumental obra que se ha catalogado como uno de los mejores recorridos de tren en el mundo.
Existen varias maneras de realizar el viaje, incluso partiendo desde la ciudad de Chihuahua, pero muy poco se sabe de cómo es un viaje desde el otro punto, es decir, desde Los Mochis, Sinaloa, ya que desde aquí no pasa mucho tiempo para comenzar a ver los mejores paisajes y cuando caiga la noche ya habremos salido de la zona de las Barrancas. El tiempo estimado de llegada a la ciudad de Chihuahua es a las 22:00 horas, pero es posible hacer hasta cuatro paradas en alguna de las siete estaciones turísticas y pasar la noche en alguno de los numerosos hoteles de la zona, y tomar el tren al día siguiente, que bien puede extenderse de 16 horas a una semana completa.
El tren comienza a internarse entre plantaciones de maíz y vegetación tropical propia del Pacífico mexicano. Es difícil creer que en un par de horas surgirían las Barrancas del Cobre, pero antes se detuvo en El Fuerte, un pueblo colonial que cuenta con mansiones convertidas en hoteles boutique y con una catedral rodeada de frondosa vegetación. El tren sólo se detiene por pocos minutos, suficientes para contagiarse de la particular atmósfera que mantienen estos pueblos, donde la vida sigue girando alrededor de la llegada del ferrocarril. Los vendedores de artesanías muestran sus mercancías a los turistas, las señoras ofrecen comida en los puestos, hay saludos y despedidas, y una vez más, el tren vuelve a arrancar.
Gran parte del viaje son túneles, alrededor de 86. Mientras pasamos por el poblado de Témoris y nos dirigimos a Bauchivo, hay tiempo suficiente para desayunar y comprobar lo que varias personas dicen, que las hamburguesas hechas en el vagón restaurante son increíbles, carne 100% chihuahuense.
Paseo tarahumara
El tren llegó a Bauchivo, una pequeña estación en medio de un descampado. Aquí la principal atracción es Cerocahui, a 45 minutos de la estación, la principal atracción del lugar. El viaje es “de bajada” y perfecto para ver cómo vive la gente de la sierra. Hay rancherías con casas que parecen escarbadas en la roca y las tierras de cultivo son escasas. Las camionetas con placas de Estados Unidos delatan que estos lugares, como muchos otros de México, mandan a muchos paisanos “al otro lado”, buscando un mejor futuro para su familia y comunidades, y lo único que parece repetirse son las tiendas y las casas de cambio.
En el camino todos hablan del Cerro del Gallego, desde donde se ve el Cañón de Urique, el más grande de la sierra, con 1879 metros de profundidad. Cerocahui es un pueblo apacible, con excelentes hoteles y una misión jesuita con una fachada del color de la sierra. Podría quedarme a descansar, pero el día alcanza para ir al Cañón de Urique y quiero echar un vistazo.
No es sólo la profundidad lo que impacta en el cerro del Gallego, es la amplitud de los valles que se pueden ver, las montañas que se pierden en la lejanía y los caminos que apenas se aprecian como un delgado hilo entre el paisaje. Al fondo del cañón se distingue un río y una población, se trata de Urique, un pueblo minero fundado a finales del siglo XVII y sede del famoso maratón tarahumara que se celebra cada año.
Precisamente en este mirador tengo mi primer contacto con la población tarahumara. Una familia que vende bolsas, cestas de palma y figuras e instrumentos de madera. Sus vestidos multicolores contrastan con los tonos ocres de las piedras y son dignos de admiración por el apego que tienen por su tierra, fascinante pero de vida muy dura.
Estación tras estación
Tras pasar la noche en Cerocahui, regreso al día siguiente a la estación de Bauchivo. Esta parte del viaje es breve, sólo hora y media para llegar a Divisadero, en donde el tren se detiene por 15 minutos para poder admirar las barrancas desde su famoso mirador. Este lugar es uno de los mejores para hospedarse, pues existen numerosos hoteles justo a la orilla de los cañones y hay cascadas, lagos, veredas y atractivos naturales que pueden recorrerse.
Es en esta parte del trayecto donde entiendo que un sólo viaje a las Barrancas del Cobre no es suficiente, así que tomo las cosas con calma y regreso al tren. Tras una hora de camino pasamos por Creel, la población más grande de la sierra y el punto donde inicia, o termina según se vea, la Sierra Tarahumara.
El paisaje cambia por llanos y valles que parecen interminables, paisajes de trigales dorados, un cielo azul profundo y una luz del atardecer que atraviesa el tren de lado a lado, momentos de calma que los empleados del tren aprovechan para cantar algunas melodías a la guitarra y que los pasajeros disfrutamos mientras bebemos una cerveza. Desfilan por la ventanilla las granjas menonitas de la ciudad de Cuauhtémoc, pequeños poblados y paisajes que van ocultándose conforme el sol se convierte en una franja rojiza que termina por desaparecer.
Es extraño, pero nadie luce impaciente por llegar, de hecho muchos quisiéramos quedarnos un rato más, después de todo el clima es cálido y la brisa de la noche es perfecta, pero El Chepe es implacable y entra puntual a la ciudad de Chihuahua, deteniendo el tráfico y anunciando con su silbato que está de vuelta.
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CÓMO LLEGAR
La ciudad de Los Mochis se encuentra a 1,485 kilómetros de la ciudad de México y la ciudad de Chihuahua está a 1,445 kilómetros de la capital del país. Existen vuelos desde el D.F. y Toluca hacia ambos destinos.
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DÓNDE DORMIR
Divisadero
Cerocahui
Creel
El Fuerte
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CONTACTOS
Horarios y precios del tren en: www.chepe.com.mx
Atractivos y opciones de alojamiento a lo largo del viaje:
www.chihuahua.gob.mx/turismoweb
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Para saber más sobre Rutas por México
– De Arteaga a Parras de la Fuente: el sureste de Coahuila
– Ruta de los sabores y colores del Bajío (Guanajuato)
– Ruta por la región de los Chenes
– Ruta del Totonacapan
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