Villa histórica de Guanajuato y sus minas adyacentes

DE ESTIRPE MINERA

Guanajuato o Cuanaxhuato, vocablo tarasco que significa “cerro de ranas”, se extiende sobre un valle sinuoso entre áridas montañas. A lo lejos, presenta un bello escenario con numerosas casas apiladas sobre la topografía abrupta del terreno. Su trazo urbano resulta espontáneo, diferenciándose así de otras poblaciones coloniales de la Nueva España. Generosos yacimientos de plata fueron encontrados por los españoles en 1548, y para proteger a los mineros y nuevos pobladores de la zona se establecieron cuatro fortalezas: Marfil, Tepetapa, Santa Ana y el Cerro del Cuarto, que formarían hacia 1557, el núcleo de Santa Fe y Real de Minas de Guanajuato, su nombre original. El descubrimiento de la Veta Madre de Plata, una de las más ricas del mundo, junto con la explotación de las minas de Cata, Mellado, Tepeyac y la Valenciana, entre otras, provocaron una fiebre por la plata que hizo aumentar la población de la ciudad a 78 000 habitantes, a fines del XVI.

VALORES UNIVERSALES

En el siglo XVIII, Guanajuato se convirtió en el centro minero extractor de plata líder en el mundo, al decaer las minas del Potosí, en Bolivia. Este hecho le permitió erigir una serie de extraordinarios templos como el de San Diego y su hermosa portada, la Basílica de Nuestra Señora de Guanajuato, y el de la Compañía y su notable fachada estípite de cantera rosa. Los palacios municipal y legislativo, la Alhóndiga de Granaditas, así como la Casa Real de Ensaye, el mercado Hidalgo y el Teatro Juárez son algunas muestras ejemplares de su arquitectura civil. Todos estos monumentos están ligados intrínsecamente a la historia de la industria de la región. En este sentido, para la nominación de Guanajuato, se tomaron en cuenta no sólo el notable conjunto de inmuebles barrocos y neoclásicos, o el trazo urbano, sino también la infraestructura minera y el ambiente natural del sitio.

En su evaluación, respondió al Criterio Uno, establecido por el Comité de Patrimonio Mundial, que se refiere a aquellas obras producto del genio creativo humano, pues posee varios de los más hermosos ejemplos de la arquitectura barroca en el Nuevo Mundo. Los templos de la Compañía (1745-1765) y sobre todo el de la Valenciana (1765-1788), son un par de obras maestras del estilo churrigueresco mexicano. En el campo de la historia de la tecnología, podemos enorgullecernos también de uno de sus pozos mineros llamado Boca del Infierno, por sus 12 metros de diámetro y una impresionante profundidad de 600 metros.

El mismo Comité reconoció también la influencia de Guanajuato en la mayoría de los pueblos mineros del norte de México, a lo largo del virreinato, que lo pone en un lugar preponderante en la historia mundial de la industria. Es también apreciado como un conjunto urbano-arquitectónico sobresaliente, que incorpora los aspectos económicos e industriales, producto de su actividad minera. Así, los edificios barrocos están directamente vinculados a la bonanza de las minas, el templo de la Valenciana, y la Casa Rul fueron financiados por las minas más prósperas. Aún las más modestas ganancias de las minas de Cata y Mellado, colaboraron también en la construcción de templos, palacios o casas localizadas cerca de los yacimientos o en la ciudad.

Por último, se destacó que esta urbe colonial está directa y tangiblemente asociada a la historia mundial de la economía, particularmente aquella correspondiente al siglo XVIII. Este logro significativo aumenta lógicamente nuestro orgullo, y nos permite valorarla más, al verla desde una perspectiva diferente.

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