¿Por qué también adoran a la Virgen de Guadalupe en Filipinas?

La devoción a la Virgen de Guadalupe en Filipinas tiene siglos de historia compartida con México. Conoce esta conexión espiritual.
Aunque la Basílica de Guadalupe se encuentra en la Ciudad de México, el amor por la Virgen Morena no conoce fronteras. A más de 13 mil kilómetros de distancia, en Filipinas, miles de fieles también se encomiendan a la Virgen de Guadalupe, la misma que apareció en el cerro del Tepeyac hace casi 500 años.
Pero, ¿cómo llegó hasta allá y por qué su devoción es tan fuerte en un país tan lejano? La historia tiene más en común con México de lo que imaginas.
Conexión histórica entre México y Filipinas
Todo comienza en el siglo XVI, cuando España colonizó tanto a México como a Filipinas. A través del famoso Galeón de Manila, las rutas comerciales y culturales entre ambos territorios se volvieron constantes.
Durante más de dos siglos, ese barco transportó no solo mercancías, sino también ideas, tradiciones y religión. De hecho, historiadores del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) destacan que esta ruta transoceánica ayudó a construir una identidad católica común entre América y Asia.
Gracias a esa conexión, los evangelizadores que partieron desde la Nueva España hacia Asia llevaron consigo su fe, sus imágenes religiosas y, por supuesto, su profunda devoción por la Virgen de Guadalupe. Así fue como los filipinos conocieron a la Morenita del Tepeyac: no directamente desde Europa, sino desde América.
La Virgen Morena cruzó el Pacífico
Los misioneros que evangelizaron Filipinas se formaron en territorio novohispano, lo que hoy es México. Muchos eran frailes criollos y mestizos que veían en la Virgen de Guadalupe no solo una figura espiritual, sino un símbolo de identidad cultural. Investigaciones de la Universidad de Filipinas han documentado cómo esta figura religiosa se integró de forma orgánica a la religiosidad filipina desde los siglos XVII y XVIII.
En varias comunidades, comenzaron a construirse capillas y altares en su honor. La Virgen Morena fue vista por muchos como una madre protectora, cercana y milagrosa, lo que facilitó su aceptación entre los creyentes filipinos, quienes compartían con los mexicanos un fuerte apego a lo maternal y lo sagrado.
¿Dónde veneran a la Virgen de Guadalupe en Filipinas?
Aunque su devoción está presente en todo el país, hay lugares donde su presencia es especialmente notoria. Uno de ellos es la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe en Makati, una zona de Manila.
Ahí, cada 12 de diciembre, miles de personas se congregan para cantarle las mañanitas, llevarle flores y celebrar misas en su honor. De acuerdo con información de la Arquidiócesis de Manila, esta iglesia es considerada uno de los templos más importantes dedicados a la Virgen en el país asiático.
Además de Makati, otras regiones como Cebu, Zamboanga y Quezon City también realizan festividades guadalupanas, donde la figura de la Virgen ocupa un lugar central en procesiones, danzas y altares familiares. Algunos barrios incluso llevan su nombre y celebran novenarios inspirados en las tradiciones mexicanas.
¿Por qué los filipinos se sienten tan cercanos a la Virgen?
Tanto México como Filipinas comparten un pasado colonial, una lengua raíz (el español) y una devoción profundamente arraigada en el catolicismo. La figura de la Virgen de Guadalupe, con su piel morena y su cercanía a los pueblos originarios, representa para muchos filipinos un símbolo de inclusión y esperanza.
Por su cuenta, la Revista Iberoamericana de Teología explica que en contextos coloniales y poscoloniales, estas imágenes ayudan a reforzar la identidad cultural de las comunidades creyentes.
Además, la Virgen guadalupana tiene un papel sanador y maternal que conecta con el fuerte sentido de familia que caracteriza a la cultura filipina. Para muchos, ella es más que un símbolo religioso: es una madre que nunca abandona.
Más allá de la fe: una conexión viva
La devoción a la Virgen de Guadalupe en Filipinas es una prueba de que las conexiones históricas entre pueblos no desaparecen, sino que se transforman. Hoy, la figura de la Morenita del Tepeyac une a mexicanos y filipinos no solo por la fe, sino por una historia compartida que sigue viva en los altares, las canciones y las plegarias de ambos países.