Alcanzando la cumbre del Volcán Tacaná
Descubre este colosal cuerpo montañoso, ubicado en los límites de México y Guatemala, y atrévete a emprender su emocionante recorrido hasta alcanzar "la cima" de Chiapas... ¡a más de 4,000 msnm!
Eran las cinco de la mañana cuando comenzamos a preparar nuestra salida desde la ciudad de Tapachula en auto. Tomamos la carretera rumbo a Talismán -frontera con Guatemala-, pasamos Unión Juárez, un pequeño pueblo cafetalero de clima frío y húmedo; y seguimos nuestro camino hasta Talquian, una pequeña localidad donde paramos, situada en las faldas del volcán. Ahí nos prepararnos para comenzar esta aventura extrema, guiados por Idalia y su hijo David; ellos viven en el volcán, en un lugar que se llama Trigales, a tres horas de Talquian. Nos esperaban con dos mulas de carga para nuestro equipaje más pesado: tiendas de campaña, bolsas de dormir, comida y la ropa de frío. Organizados, comenzamos a subir el majestuoso volcán, como a las 7:00 horas. El aire fresco, el cielo azul, el brillante sol y los bellos paisajes de Chiapas que ya se dejaban ver, nos daban un adelanto de lo maravilloso que serían las próximas 36 horas; así que mientras caminaba, respiré tres veces profundamente y sonreí, sabiendo que sería una travesía emocionante y maravillosa.
La línea y Trigales
Después de una hora y media, llegamos a “la línea”, el límite entre México y Guatemala, donde hay una pequeña tienda para descansar e hidratarse. Continuamos y una hora más tarde, llegamos a Trigales, la pequeña comunidad donde viven nuestros guías.
Todos allí son amables, en especial la familia de Idalia, personas que estimo y conozco desde hace varios años. Nos recibieron en su casa y cocinaron con leña un delicioso desayuno que incluía tortillas hechas a mano.
Después de pasar un rato muy ameno conviviendo, en punto de las 11:00 horas retomamos la marcha. El siguiente objetivo era llegar al lugar donde acamparíamos.
David y su perro “Budy” me acompañaban y entre pláticas y sonrisas, dejamos atrás Trigales y comenzamos a escalar una parte muy árida, donde entre las rocas se encuentran una especie de pinos pequeños llamados ayacahuites. Esa es una de las zonas más peligrosas del trayecto, debido a que si no das bien el paso, te puedes lastimar con las rocas, por lo que se recomienda traer libres las manos y no distraerse.
Después de pasar por esa zona, caminamos por un área de pinos muy altos. Fue maravilloso ver cómo caía la neblina que nos envolvía como dándonos la bienvenida; una atmósfera fría, pero cálida a la vez, nos inundó, lo cual hizo más fascinante el trayecto. Así seguimos hasta llegar a un lugar llamado Las Trancas, donde nos dimos un respiro para hidratarnos y comer frutos secos y chocolates para llenarnos de energía.
Durante el ascenso comenzó a llover, así que hicimos una parada en una de las casitas que están en el camino y que en época de Semana Santa o Navidad sirven para que los que viven en el volcán pongan sus tiendas con agua, refrescos y comida para vender a los excursionistas, ya que son las dos temporadas donde más personas visitan la zona. Ya con nuestro impermeable, continuamos hasta la famosa “Cueva del Oso”, que más que una cueva es una roca enorme, donde tomamos un descanso y nos preparamos tanto física como mentalmente, sabiendo que lo que seguía era una de las partes más difíciles y cansadas, pues es un trayecto de aproximadamente 40 minutos, muy empinado y con muchas piedras. El otro factor que afecta es la altura, haciendo que te canses más rápido y te falte el aire. Después de pasar ilesos ese tramo, llegamos al hermoso “Plan de las Ardillas”. Es como un oasis, ya que es un área plana y extensa, llena de pinos, donde está una pequeña galera, donde es posible protegerse de las inclemencias del tiempo. Eran ya las 16:00 horas cuando comenzamos a armar las tiendas; después nos cambiamos de ropa, prendimos la fogata y disfrutamos del atardecer, vimos cómo las nubes bañaban al volcán Tajumulco, en Guatemala. ¡Parecía que estuviera a unos cuantos pasos de nosotros!, fue todo un espectáculo. A medida que oscurecía, el frío iba en aumento, así que nos pegamos más a la fogata para calentar agua y hacer sopa y café; no podía faltar el típico alimento del excursionista: atún con galletas. Lo bueno fue que llevamos también un vino tinto para brindar por nuestro primer logro en esta aventura.
A la mañana siguiente, el frío era intenso, pero poco a poco el sol comenzaba a reanimarnos. Al salir de la tienda, notamos que había hielo en la hierba. Era una mañana despejada y óptima para seguir con nuestro trayecto hacia el cráter y la cima. Así que después de un café y frutos secos, recogimos todo y con nuestras mochilas a la espalda emprendimos el camino. Cuesta arriba se dejaban ver de nuevo los altos pinos bañados con la luz del sol y los senderos que llevarían hasta nuestra recta final. Aunque había partes muy empinadas y cansadas, continuamos animosos y una hora y media después, llegamos al cráter, plano y extenso como una cancha de futbol, rodeado de rocas con hielo. Mi grupo se adelantó rumbo a la cima, mientras David, “Budy” y yo nos quedamos tomando fotos del cráter y contemplando el lugar.
Continuamos escalando y algunos de mis amigos ya venían de regreso, debido a que en la punta había demasiado aire y frío, cosa que no impidió que siguiera adelante. Mi corazón palpitaba cada vez más fuerte y rápido debido a la altura, cuando divisé la famosa “torre” ubicada en la cima (4,092 msnm). Con una gran sonrisa y un “¡lo logré!”, di el paso definitivo. Estuve por unos 15 min disfrutando todo y tomando fotos; quería detener el tiempo, pero tenía que regresar, así que respiré profundamente varias veces y bajé al cráter, donde mis amigos me esperaban para comenzar el descenso sin parar. El regreso fue mucho más rápido y fácil, haciendo algunas paradas, la primera fue para tomar fotos de un lugar llamado El Cementerio de los Pinos, ya que hay muchos árboles secos y tirados. David me guió también a un pequeño arroyo, donde me lavé la cara, las manos y bebí mucha agua; después nos acostamos en el pasto para tomar fuerza y seguir adelante hasta la casa de David. Ahí, Idalia y Suri nos recibieron con un renovador caldito de pollo. Eran ya las 14:00 horas y todavía nos faltaban dos horas más para regresar, así que nos despedimos de todos con gran agradecimiento y con la mula de carga tomamos otro camino más corto, empinado, húmedo y resbaloso (por eso no se sube por ahí). Así que entre una extensa vegetación, nos fuimos despidiendo de nuestro querido volcán y de la gente que a nuestro paso nos encontrábamos. Llegamos cansados a Talquian, pero muy felices.
Sin duda, escalar el Volcán Tacaná y conquistar su cima es una aventura llena de emociones que te deja con un sentimiento de satisfacción y de fortaleza que solamente viviéndolo se puede entender.
Tips
-Llevar ropa cómoda, de preferencia floja o de licra para escalar con facilidad.
-Usar botas de montaña con suela antiderrapante, ya que casi todo el año llueve y hay áreas muy húmedas y resbalosas. De preferencia que estén usadas para evitar las ampollas.
-Usar bloqueador solar, ya que en lugares altos las quemaduras son severas.
-Llevar guantes de ciclismo para no lastimarse con las piedras.
-En la maleta de día, cargar con: gorra, una playera, impermeable, un suéter ligero, agua, chocolates, nueces, almendras, frutas como manzanas y plátano; medicinas como sal de uvas, paracetamol, anti inflamatorios, curitas, alcohol y micropore.
-En el equipaje pesado: tienda de campaña, sleeping bag, gorra para temperaturas bajas, guantes, bufanda, chamarra de pluma y comida para 2 días.
Dónde quedarse (en Tapachula)
Hotel Casa Mexicana
www.casamexicanachiapas.com
Hotel Lacantum
Tel. 01 (962) 626 6522.
Hotel San Francisco
www.sucasaentapachula.com
Hotel Don Miguel
www.hoteldonmiguel.com.mx
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