Vuelo nocturno en globo por Nuevo León
Este vuelo nocturno en globo ocurre a las afueras de Santiago, Nuevo León. Es el espectáculo perfecto para los amantes de la noche y las alturas.
Escápate un fin de semana:
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Cielo Mágico: vuelo nocturno en globo
Mientras me estacionaba, pude escuchar la música sonar a lo lejos; al bajar del auto, vi uno que otro globo asomándose entre las copas de los árboles; mi emoción por hacer el vuelo nocturno en globo me hizo apurar el paso. Cuando crucé la entrada, me di cuenta de lo inmenso que era el lugar y no tenía seguro hacia dónde ir. Al llegar a una explanada me encontré con más de 30 canastillas y muchas personas desenrollando una lona gigantesca. Al acercarme, noté que los ayudantes de cada equipo llenaban el globo con grandes ventiladores, por lo que no perdí la oportunidad de tomar fotos en el interior. Si vas a Nuevo León, no te lo puedes perder.
Cuando el globo va tomando forma, es momento de salir y alejarse un par de metros para prender los quemadores que terminarán de inflarlo. Poco a poco, el globo adquiere forma y se yergue. Así, cada ocupante va tomando su lugar mientras todos los presentes admiramos el gran espectáculo. Minutos más tarde, por fin, el momento esperado: el vuelo nocturno en globo. Después de este espectáculo multicolor, eché un ojo al reloj y noté que ya habían pasado algunas horas, por lo que comer ahora era la prioridad.
Caminé un poco y afortunadamente había suficientes opciones a la venta en los llamados foodtrucks, así como muchos puestos de apetitosa comida. Me decidí por los famosos tacos regios de asada y chicharrón, mientras disfrutaba de la música en vivo proveniente de un foro a un costado del área de globos. Después conseguí un mapa del evento para saber qué otras actividades había además del vuelo nocturno en globo y me llamó la atención Luminarium / Architects of Air, una sorprendente obra de arte de 1000 metros cuadrados en forma de un inmenso inflable.
Después de hacer fila unos minutos, me adentré a un mundo sin igual: no sabía hacia dónde dirigirme, ya que es un inmenso laberinto multicolor formado por luces, túneles y pasillos. Todos los caminos me conducían a domos inspirados en templos de la India; la gente se recargaba en las paredes y se acostaba en el piso sinuoso para disfrutar la magia que las figuras geométricas ofrecían. Era el momento de tomar las mejores fotos y ver cómo disfrutaban haciéndose selfies. Al seguir explorando, encontré que se impartían talleres de meditación, yoga y estimulación temprana, o que se podía jugar con un Jenga gigante, además de escalar paredes de roca artificial o arrojarse por una tirolesa. Llegada la noche, los conciertos más importantes dieron inicio, mientras los globos encendían sus quemadores al ritmo y compás de la música. Este gran vuelo nocturno en globo terminó con fuegos artificiales que todos disfrutamos con cierta melancolía, pues habría que esperar otro año para ver cómo la luz y los colores surcan los cielos.
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