Zacatecas, rica y generosa tierra de mineros
Contrariamente a lo que se cree, la minería en Zacatecas se inició en una época muy anterior a la conquista española.
Los más recientes descubrimientos arqueológicos en la zona de Chalchihuites han mostrado que el grupo indígena que aquí se asentó, de los siglos ii al x de nuestra era, ya conocía y explotaba la riqueza de su subsuelo. Utilizando herramientas de piedra muy rudimentarias, tales como marros, hachas y raspadores, extraían malaquita, turquesa y otros minerales con los que fabricaban tintes y bellos objetos de ornato, muy codiciados por otros grupos indígenas. El amplio comercio de estos materiales que intercambiaban por los alimentos y vestidos necesarios para su subsistencia, hicieron de esta región la zona minera más importante de Mesoamérica.
Hacia 1546, gracias a una piedra con alto contenido de plata que un aborigen mostró al conquistador español Juan de Tolosa, éste descubrió la riqueza de los minerales zacatecanos y convenció a un grupo de colonos para que emprendieran la explotación de esta desconocida región que tantos beneficios aportaría durante la época colonial a la Corona española. Un año después se colocaría la primera piedra de la “casa-fuerte” por Diego de Ibarra, Cristóbal de Oñate, Baltazar Termiño de Bañuelos, Andrés de Villanueva y Juan de Tolosa; este último establecería la primera hacienda de beneficio de minerales. Fueron tales las riquezas encontradas en este rico subsuelo que, hacia 1549, Zacatecas era ya una de las poblaciones novohispanas más importantes después de la ciudad de México.
El descubrimiento de la plata por parte de los españoles y el posterior desarrollo de la actividad minera definieron en gran medida la historia de Zacatecas. Fresnillo, Sombrerete, Nieves, Mazapil y Pinos, asentamientos ricos en minerales, pronto se vieron poblados. Dado que el sector minero requería deuna gran variedad de actividades complementarias para poder funcionar adecuadamente, la agricultura, la ganadería y el comercio tendrían un rápido desarrollo, convirtiendo a Zacatecas en un foco de atracción para nuevos pobladores.
Ricos empresarios, ganaderos y comerciantes españoles llegaron para establecerse, acompañados de numerosos trabajadores de origen negro y mulato, así como de indígenas purépechas, tlaxcaltecas, mexicas y otomíes, logrando constituir un mosaico cultural de magníficos resultados, a los cuales contribuyeron también, en buena medida, los misioneros franciscanos, agustinos, dominicos y jesuitas que llevaron a cabo la evangelización de los aborígenes. La riqueza de este subsuelo se vio reflejada en las espléndidas construcciones que hoy podemos admirar, verdaderas joyas arquitectónicas labradas en cantera rosa, como la Catedral, el templo de Santo Domingo, los ex templos de San Francisco y de San Agustín y el bello Colegio de Propaganda Fide de Guadalupe, entre otros, que proporcionaron a sus ciudades un inigualable toque señorial.
Todos los aspectos de la vida diaria de esta sociedad estuvieron determinados por los factores relacionados con la minería. Las actividades cotidianas se regían por lo que hacía o dejaba de hacer el minero. Si había conflictos entre ellos, la sociedad toda entraba en conflicto; si los mineros tenían fiesta, la ciudad se divertía, y si los mineros rezaban, el resto de la población lo hacía. Este gremio no escatimaba en gastos y aportaciones para lograr el mayor lucimiento de las fiestas y procesiones que se celebraban, y se celebran todavía con la participación de todos los sectores de la sociedad zacatecana. Actualmente la explotación minera sigue siendo una de las actividades económicas más importantes para la región; además de los espléndidos monumentos que se construyeron gracias a las aportaciones de este gremio, el recuerdo de sus tradicionesfamiliares, religiosas y sociales permea y da color a la vida cotidiana de sus habitantes.
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