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Naturaleza

Zapotitlán Salinas: un viaje con sabor a sal en Puebla

Puebla

Zapotitlán Salinas nos develó la sabiduría milenaria con la que su comunidad aprovecha los recursos naturales del lugar. ¡Conócela!

Zapotitlán Salinas está ubicado en la Reserva de la Biósfera Tehuacán-Cuicatlán, este poblado nos abrazó con su magia semidesértica, develándonos la sabiduría milenaria con la que su comunidad aprovecha los recursos naturales que se esconden en esta región de la mixteca poblana.

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Desde que llegamos al Jardín Botánico Helia Bravo Hollis, supimos que habíamos acertado al elegirlo como punto de llegada. Único en su género, este jardín in situ está conformado por 100 hectáreas de reserva natural, donde habita una gran diversidad biológica. De inmediato nos instalamos en una de las cabañas, rodeada por un enorme ejército de cactus columnares que nos dio la bienvenida.

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Dentro del jardín se encuentra el Cerro del Cuthá (máscara), una montaña sagrada para la cultura popoloca, que se asentó aquí hace 1,300 años. Antes de comenzar la caminata cuesta arriba, Maurino Reyes, guía y guarda-bosques comunitario, nos preparó para un recorrido de senderismo interpretativo; es preciso echar a volar la imaginación y dejarse seducir por la naturaleza.

Sabiduría natural

En la falda del Cerro de la Máscara, un horno de cal y una salina prehispánica adquieren forma gracias a la narración de nuestro guía. Los muros de piedra, utilizados para retener el agua en esta región, fueron indispensables para el desarrollo del cultivo y la producción de sal que hasta el día de hoy caracteriza a Salinas.

Durante el ascenso, las pausas son necesarias para tomar aliento, mientras nos devela los secretos que las plantas contienen en su sabia. Entre una gran variedad de especies endémicas, están las ornamentales, medicinales, comestibles y ceremoniales. Un poco de flor de drago para calcificar la dentadura; y uno que otro garambullo para espantar el hambre. Con los sentidos extasiados, tras una hora y media de camino, al fin llegamos a la cima, donde están los vestigios del centro ceremonial. El legado de esta cultura es tan místico como el paisaje, donde la Sierra Mixteca se pierde ante nuestros ojos.

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Memoria de un pueblo

A la mañana siguiente partimos al pueblo de Zapotitlán Salinas. Primero visitamos la Iglesia de San Martín Caballero (1578). El templo de estilo barroco posee un antiguo órgano que data de 1895, nos explicó Agustín Carrillo, quien desde hace 32 años toca y cuida esta reliquia tan apreciada por los pobladores.

Frente a la plaza central está el Museo Comunitario Martín Xopanatzin, bautizado así en honor al segundo cacique de este pueblo. A pesar de su tamaño es considerado como un museo de historia natural completo, ya que cuenta con muestras arqueológicas, biológicas, paleontológicas y geográficas donadas por la misma comunidad, además de exhibir una muestra fotográfica, memoria gráfica de este pueblo salinero.

Ya encaminados hacia el pasado, no dudamos en visitar la Capilla Enterrada, así que tomamos la carretera hacia Tehuacán. Faltaban unos 20 minutos para llegar a esta ciudad, cuando tomamos una desviación de terracería. Mientras descendíamos, el auto estuvo flaqueado por cientos de “viejitos”, mientras mirábamos a lo lejos los colores tornasolados de Las Salinas Grandes, donde aún se produce sal con métodos prehispánicos.

Al llegar al paraje que fungió como un paso comercial en la época de la Colonia, nos internamos en la capilla, una cueva utilizada por los dominicos como centro evangelizador. A pesar del saqueo, aún se puede observar parte de los murales bíblicos plasmados con pinturas vegetales. Por fortuna, hoy la vigilancia de los guardabosques y voluntarios comunitarios impiden no sólo el pillaje arqueológico, también el tráfico de especies naturales que existen en la reserva.

Huellas del pasado

Es nuestro último día y no pudimos dejar de visitar San Juan Raya, poblado con diversos atractivos. En su museo de paleontología, se exhibe una vasta muestra de fósiles y se ofrecen diversos recorridos a pie, a caballo o bicicleta. Nosotros elegimos ir al lugar de las huellas de dinosaurios de tres dedos. Luego de unos 30 minutos en auto, emprendimos la caminata por el cauce de un río seco en donde, si se mira con atención, pueden observarse las capas geológicas y, con suerte, encontrarse con fósiles de caracol. La experiencia de andar en lo que hace millones de años estaba cubierto por el mar, nos sumergió en el silencio.

A una hora de camino, finalmente un puente colgante nos llevó hasta las huellas de los dinosaurios, descubiertas en 2006. Las palabras del guía dibujaron un paisaje, en el que los milenarios animales rondaban por aquí.

Santuario y ritual

De regreso nos desviamos para tomar un trayecto que sólo los guías pueden identificar. Es el camino hacia el Santuario de la Pata de Elefante. La historia que nos contó el guía sobre un príncipe japonés que ordenó se depositaran ahí sus cenizas, aumentaron nuestra curiosidad. Luego de internamos por unos minutos en la vegetación, la enorme pata de elefante se asomó entre los arbustos. Con más de 2,500 años de edad y 9.5 m de circunferencia, las ganas de abrazarla se vuelven inevitables.

Una vez de regreso en el jardín botánico, nos invitaron a formar parte de un ritual. Al toque de caracol, repetimos una oración en náhuatl con el que agradecimos este viaje, la compañía que en éste disfrutamos y las enseñanzas de este pueblo que nos llevamos en el corazón.

Cómo llegar

Carretera Federal 125, tramo TehuacánZapotitlán Salinas. Se localiza a 146 km de la ciudad de Puebla. Tome la carretera al estado poblano y después siga los señalamientos hacia Oaxaca.

Dónde comer

El León Rojo. A unos minutos del Jardín Botánico, ubicado frente a la gasolinera, este restaurante de comida casera ofrece algunas botanas tradicionales con productos de temporada, como las flores de cacto en vinagre, gusanos sazonados con limón y sal.

En el Jardín Botánico Helia Bravo Hollis

Hay cabañas hasta para 12 personas, un área campamento con servicios sanitarios y torres de avistamiento.

Tendrá que ahorrar luz, ya que ésta se provee por medio de paneles solares. Los guías ofrecen un amplio menú de recorridos dentro y fuera del jardín. Es una zona segura, ya que la propia comunidad cuida y procura al turismo. Si es amante de los cactus, el mejor periodo para admirarlos es de marzo a mayo.

Para las caminatas:
Los recorridos son largos, lleve una botella de agua, protector solar, repelente para mosquitos y semillas para calmar el hambre. Tome en cuenta que en Zapotitlán Salinas no hay señal de celular debido a que está rodeado por montañas.

Medio ambiente de Zapotitlán Salinas

Clima: Predominantemente seco, con lluvias escasas e irregulares.
Ecosistema: Selva baja caducifolia y matorral xerófilo.
Temperatura: Media 25°C.
Está considerada como una de las zonas cactáceas más importantes del mundo, en cuanto a su riqueza de cactus columnares.

Contacto Jardín Botánico:

T. 237 383 6284 y 383 6233.

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