Zonas arqueológicas II
Zonas arqueológicas
Cempoala
Fue uno de los asentamientos totonacas más importantes durante el periodo Posclásico. Su nombre es una palabra derivada del náhuatl que significa «lugar de veinte» o «veinte», probablemente una alusión a las actividades comerciales que, según algunas fuentes, se llevaban a cabo cada 20 días en este lugar en la época prehispánica. Aunque los orígenes del sitio se remontan al año 1200 d.C., es mejor conocido por los acontecimientos ocurridos ahí tras el arribo de los españoles a la costa de Veracruz.Este lugar fue el primer poblado de importancia visitado por Cortés en tierras mexicanas, donde fue hospedado por un señor al que llamó, por su extraordinaria corpulencia, el «Cacique gordo».
De este personaje recibió valiosa información sobre el descontento contra los mexicas, la que a la postre sería fundamental para la elaboración de su estrategia de conquista. En la parte del sitio que ahora se conoce como Sistema Amurallado IV, Cortés enfrentó con éxito a las fuerzas de Pánfilo de Narváez, consolidando de esta manera su liderazgo en la colonización del territorio mexicano.En su momento de auge, albergó una población superior a los 30,000 habitantes y cubrió una extensión aproximada de 8 km². De este enorme conjunto de vestigios arqueológicos es poco lo que se conserva y menos aún lo explorado.
La mayoría de las investigaciones se han centrado en el núcleo administrativo y ceremonial de la ciudad.Entre los principales edificios de Cempoala se encuentran: El Pimiento, una estructura compuesta de tres cuerpos, cuyo rasgo más notable es su decoración exterior a base de representaciones de cráneos; El Palacio de Moctezuma; El Templo de la Cruz, que conserva algunas secciones de murales al fresco con motivos celestes; Las Caritas, dos basamentos sobrepuestos que en su parte superior con tienen, en el recinto abierto, dos fajas decorativas, la inferior con murales que aluden al Sol, la Luna y a Venus, como estrella matutina, y la superior con gran cantidad de «caritas» o calaveritas en barro.El Sistema Amurallado IV es, sin duda, la parte más importante del sitio. Consta de una gran muralla almenada que circunda un área de 75,000 m² y fue el centro rector y administrativo de Cempoala. Aquí se encuentra el Templo Mayor, un edificio de grandes dimensiones, el Conjunto de las Chimeneas y la Gran Pirámide, entre otros edificios.
Cuyuxquihui
Es uno de los lugares que surgieron tras el declive de El Tajín como centro rector de la región del valle de Tecolutla. Su nombre es la combinación de dos palabras totonacas: cuya, «armadillo», y quihui, «árbol, palo o madera», por lo que el significado sería «árbol de armadillo». Los altos muros que corren de norte a sur hacen que esta ciudad, fundada hacia el año de 1250 d.C., semeje una fortaleza, tal vez una consecuencia de la inestabilidad producida por la ausencia del gran centro hegemónico de El Tajín. En el año 1465 d.C. el lugar fue conquistado por los guerreros de Moctezuma Ilhuicamina, lo que dio paso a una cultura híbrida de características huastecas, totonacas y mexicas.Para desplantar sus edificios, los habitantes de la ciudad realizaron nivelaciones en las laderas de la explanada en que se ubica el sitio. A continuación enumeramos las estructuras más destacadas.
El Edificio 1, que es un macizo piramidal de cuatro cuerpos y con un pequeño muro vertical; en él se han encontrado restos de pintura azul y roja; los objetos encontrados aquí —un cuchillo, cerámica fina y tabletas con el relieve de Quetzalcóatl— indican que el edificio estuvo destinado a funciones rituales. El Edificio Sur, que es el más antiguo del lugar. El Edificio III, en cuya cima se localizó un monolito de dos metros de altura y que fue remodelado en tres ocasiones; la última, ocurrida en 1400 d.C., muestra influencia azteca. Los Edificios IV y V, también llamados «dos unidos»; en la parte superior ambos tienen una pequeña plataforma en la que seguramente se desplantaba una construcción ahora desaparecida. El juego de pelota, con su cancha en forma de «I» y que mide 72 m. de largo por 4 de ancho, construido sobre un accidente topográfico.
Filo Bobos
Es uno de los nombres que recibe el río Bobos, gran caudal de la Costa del Golfo de México. En esta región, notable por su riqueza biológica, se localiza uno de los conjuntos de vestigios arqueológicos de mayor magnitud que se conozcan en México. Aunque su exploración apenas comienza, la ubicación del lugar, en un verdadero punto de cruce de culturas, permite suponer que jugó un importante papel mediador entre distintas culturas, tanto de su región como de la gran área mesoamericana.Además, es evidente que en este lugar existió un buen grado de desarrollo urbano, como lo manifiesta la ubicación de los vestigios arqueológicos, dispuestos de acuerdo a una cuidadosa planificación en función de la fisiografía y el emplazamiento natural. Muestra de esta tendencia a aprovechar el medio es la infraestructura hidráulica, pozos, canales y temazcales, presente en lugares como Tuzapan, El Tajín, Yohualinchan y el Cuajilote. Además, todos estos sitios tienen una arquitectura similar e inconfundible por sus túneles, ventanas, grecas y nichos.
Las Higueras
Es un sitio notable por su extraordinario acervo de pintura mural. No sería exagerado señalar que prácticamente cada muro se encontraba tapizado con expresiones pictóricas, entre las más bellas y vigorosas de Mesoamérica. Gracias a las 19 capas de pintura de los murales de Las Higueras, sabemos ahora sobre la larga evolución cultural de los pueblos de la región en el Posclásico. En este lugar, los pintores prehispánicos dejaron un conjunto de bellas imágenes que ilustran los ceremoniales del Totonacapan en ese periodo. Además, en ellas se expresa, de manera elocuente, la vida de los pueblos totonacos de la costa, y son magnífica evidencia de su alto índice de conocimientos y de su desarrollo cultural y estético.Los murales se encontraron en el Edificio 1, en un recinto cruciforme cuyos muros fueron decorados tanto en el exterior como en el interior; incluso los pisos tuvieron decoración alusiva a la o las deidades a las que estuvo dedicado el templo. Hoy en día, los fragmentos de los murales se exhiben en el museo del lugar.
A la entrada de éste se muestra el trozo en el que se pintó a una sacerdotisa, como custodio de una peregrinación de personajes femeninos jóvenes. Existe otro fragmento que muestra un personaje femenino que en una de sus manos tiene una bandera con dos franjas en rojo; lleva un collar de decapitados y su falda tiene una lista. En la parte inferior, de color verde, hay otros dos personajes que ostentan un elaborado tocado que llega hasta el piso. También se muestran figuras que portan tocados que semejan cisnes. El atavío de estos señores se complementa con largas plumas rojas. Preside esta procesión un jerarca con bastón, al que cubre un personaje con parasol.Hay otras fracciones de abanderadas, como la que es precedida por una dama o paje que va acompañada por demostrar su gran jerarquía. Es proclamada por unos personajes mediante grandes trompetas, similares a los corneteros de Bonampak. Entre otros, éstos son algunos de los fragmentos de los murales con los que alguna vez estuvieron tapizados los muros de esta ciudad prehispánica