Zonas arqueológicas III
Constituye el antecedente prehispánico de la población de Huatusco, cuyo nombre es, en realidad, la corrupción española de aquél vocablo.
Este sitio arqueológico fue, durante su apogeo, una ciudad fortificada de buen tamaño y contenía en el núcleo más de 35 edificios de diversos tamaños, características y propósitos. Entre ellos destaca el Templo Principal, llamado por los lugareños «El Fortín»; se trata de un edificio de buenas dimensiones con un templo en la parte superior que presenta características típicas del Altiplano Central. Veracruz (cont.)
Quauhtochco
Constituye el antecedente prehispánico de la población de Huatusco, cuyo nombre es, en realidad, la corrupción española de aquél vocablo. Este sitio arqueológico fue, durante su apogeo, una ciudad fortificada de buen tamaño y contenía en el núcleo más de 35 edificios de diversos tamaños, características y propósitos. Entre ellos destaca el Templo Principal, llamado por los lugareños «El Fortín»; se trata de un edificio de buenas dimensiones con un templo en la parte superior que presenta características típicas del Altiplano Central.Como otros varios lugares de la región, en su momento Quauhtochco cayó ante los embates de los integrantes de la Triple Alianza. El templo que corona a la Pirámide Central es testigo fiel de la conquista de la ciudad por Texcoco, alrededor del año 1450 d.C.
Quiahuiztlan
Es un lugar que se distingue por haber cumplido múltiples funciones: a la vez que una ciudad de importancia, era una fortaleza y un peculiar cementerio. Su nombre es de origen náhuatl y significa «lugar de la lluvia». Tal vez surgió durante el periodo Epiclásico, entre los años 800 y 900 d.C., cuando los habitantes de la región buscaron refugio en lugares naturalmente protegidos ante la amenaza representada por grupos hostiles provenientes del norte.Quiahuiztlan se situó en un lugar alto y de difícil acceso, en el sitio en el que siglos después se concertaría una alianza entre las fuerzas de Hernán Cortés y los 30 pueblos totonacos, un hecho que, de cierta manera, facilitó la conquista de los pueblos del Altiplano mexicano.
Entre los edificios más importantes de la ciudad se encuentran el Edificio 3, la Pirámide 1, con un adoratorio que muestra varias épocas constructivas, y la Pirámide 2. Sin duda, el elemento más conocido de Quiahuiztlan lo constituyen sus peculiares tumbas, en su mayoría agrupadas en la sección conocida como Cementerio Central. Allí se han localizado 34 tumbas que imitan pequeños templos o teocallis; bajo estas construcciones se han encontrado restos humanos y ofrendas que confirman su carácter funerario. Esas ofrendas son vasijas policromadas de excelente manufactura, adornadas con motivos zoomorfos y geométricos, bellas evidencias de la sensibilidad artística de los pueblos del Totonacapan en la época prehispánica. Algunas de las tumbas presentan un pequeño orificio, tal vez dispuesto con el propósito de permitir el paso del alma del muerto ahí sepultado. Otro importante conjunto de tumbas de este tipo, en número de 23, se localiza en el llamado Cementerio Oriente.
El Tajín
Es una de las ciudades más importantes del México prehispánico. Localizada en un exuberante ambiente tropical, es famosa por su peculiar estilo arquitectónico, su bella e impresionante escultura y sus numerosos juegos de pelota. Tajín es una palabra totonaca que significa «trueno» y que hace alusión a una importante deidad de la región vinculada a la lluvia y, por tanto, a la producción agrícola. Aunque es el nombre con que siempre se ha conocido a la ciudad, resulta difícil afirmar que se trate de su designación original y que la totonaca sea precisamente la filiación cultural de los habitantes del lugar. De hecho, a pesar del nombre y de su localización en el corazón del Totonacapan, algunos autores han sugerido que era habitada por huastecos.El Tajín surgió alrededor del año 300 d.C. y se convirtió en un importante centro politico-administrativo de la región del Golfo de México. Si bien fue contemporáneo de Teotihuacán, su época de mayor esplendor parece corresponder al momento en que la gran urbe del Altiplano Central había declinado.
El Tajín fue un lugar importante hasta el año 1100 d.C., cuando finalmente decayó y fue abandonado. En su apogeo albergó a decenas de miles de habitantes y contenía una multitud de edificios, como templos, palacios, juegos de pelota, terrazas defensivas, áreas habitacionales, acumuladas a lo largo de ocho siglos de esplendor. Las exploraciones realizadas en el lugar permiten observar un numeroso y variado conjunto de vestigios arqueológicos, aunque la totalidad de este enorme asentamiento prehispánico está lejos de descubrirse. Los edificios expuestos muestran que la ciudad poseía un estilo propio, caracterizado por el hábil manejo de nichos dispuestos en variadas formas sobre las fachadas de las estructuras. En el centro del sitio arqueológico se levanta su monumento más conocido, la Pirámide de los Nichos, una construcción que se distingue por mostrar una decoración a base de nichos en cada uno de sus cuerpos. Aunque la función de estos elementos aún se desconoce, su número (365) ha llevado a sugerir que representan cuevas reverenciadas como moradas del dios de la tierra. También se ha propuesto que este basamento se encontraba dedicado a los dioses del viento y la lluvia, ejes de la vida religiosa de El Tajín.
La gran cantidad de juegos de pelota encontrados en el lugar, por lo menos 10, y tal vez el mayor número en ciudad mesoamericana alguna, es claro indicio de la gran importancia que se concedía en El Tajín a este juego ritual. Destacan, además, edificios como El Complejo de las Columnas, situado en la plaza más alta y con acceso restringido. Allí se encuentra el edificio del mismo nombre, en cuyas columnas está esculpida la vida de un personaje conocido como 13 Conejo; el Edificio I, con excelentes pinturas morales en las que se representa a las principales deidades de El Tajín, y la Gran Greca, una gran plataforma amurallada en forma de greca, única en Mesoamérica.
El Zapotal
Es un gran asentamiento totonaca, cuyo auge parece haber ocurrido a fines del periodo Clásico tardío y Posclásico temprano. Aunque contiene un conjunto numeroso de edificios, sólo unos cuantos han sido explorados. Además de un osario con una considerable cantidad de objetos cerámicos, muchos de ellos de excelente manufactura, es mejor conocido por una bella escultura en cerámica encontrada en los muros de uno de los edificios. Esta extraordinaria pieza formaba parte integral de la decoración de ese edificio y se encuentra elaborada en barro sin cocer, por lo que hubo que realizar cuidadosos trabajos para restaurarla y mantenerla en su posición original. Se trata de una bella imagen de Mictlantecuhtli, el dios de la muerte, representado como un descarnado.[