Amate amarillo, el árbol del que nacían los códices prehispánicos
Además de ser una especie endémica, el árbol de amate amarillo es fundamental para nuestra historia, pues con él se hacían los códices mexicas.
El ancestral árbol de amate amarillo
El árbol de amate amarillo, también conocido como saiba amarilla, es una especie endémica de México. Su nombre científico es Ficus petiolaris y pertenece a la familia Moraceae. Suele estar distribuido desde el sur de Sonora hasta el estado de Chiapas.
Estos árboles suelen ser relativamente altos, pues alcanzan entre 8 y diez metros. Su tronco es muy llamativo por el tono entre amarillo y verdoso. Asimismo, sus hojas tienen una forma acorazonada y sus flores y sus frutos son de color verde.
Además del color amarillento de sus ramas, llama mucho la atención debido a que parte de sus raíces suelen extenderse por encima de la tierra. Aunado a esto, el amate cuenta con propiedades medicinales. Suele ser empleado como remedio contra la tos, la hepatitis, el herpes e incluso para tratar fracturas.
Sin embargo, su valor va más allá de lo estético y de lo medicinal, pues en la época prehispánica fue utilizado para hacer el papel en el que quedaron plasmados los códices.
Cabe mencionar que, casi siempre, los mexicas obtenían el papel de amate amarillo a través de los tributos que recibían de los pueblos a los que habían dominado. Una de las principales regiones era Morelos.
Esto debido a que Quauhnahuac, lo que ahora es Cuernavaca, era quien tributaba la mayor cantidad de papel. Se estima que anualmente daban 16000 pliegos de papel a los mexicas. Por su parte, en conjunto, los poblados de Amacoztitlán, Itzamatitlán y Huaxtecpec tributaban 48000 hojas al año.
Las principales funciones del papel en la época prehispánica
Además de servir para registrar inventarios de los tributos, el papel amate adquiría un profundo significado mágico-religioso. A través de ellos, los tlacuilos (pintores) plasmaban la cosmovisión del mundo mexica a través de los códices.
Estos solían ser almacenados en las amoxcalli (similares a las bibliotecas actuales). Sin embargo, con la llegada de los españoles, lamentablemente la mayoría fueron destruidas.
Otro aspecto interesante es que, a través de este papel, los mexicas honraban a los dioses y preservar la sucesión de gobernantes. Debido a su imprescindible valor, de acuerdo con Emilia Seemann, el propio papel amate fue representado.
Además de servir como material de escritura, este papel se empleó como adorno, ofrenda, atavío de sacerdotes, sacrificados y sacerdotes. Como podemos ver, la importancia cultural del árbol de amate amarillo es simplemente incalculable.
Por último, si quieres conocer a esta bella especie, te recomendamos lanzarte a Chalcatzingo, Morelos, donde encontrarás algunos ejemplares.