Banco Chinchorro, mundo de coral y caracoles (Quintana Roo)
En medio de las aguas oceánicas del Caribe mexicano destaca un sistema arrecifal único, sobre el cual han sido narradas historias y leyendas fabulosas desde tiempos de la Colonia hasta nuestros días: es el Banco Chinchorro, lugar envuelto por el misterio y ubicado a poco más de 30 km de la casi deshabitada costa sur del estado de Quintana Roo, entre los poblados pesqueros de Mahuahual e Xcalak.
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Este aislado ecosistema es considerado un atolón coralino, y su nombre deriva del parecido que tiene con una red caribeña semicircular usada para la pesca de escama en aguas costeras. Posee una superficie de casi 800 km2, formados por un afloramiento arenoso de 46 km de largo y 15 de ancho. En su perímetro oriente presenta una interminable barrera de arrecifes con secciones de blancas estelas donde rompen las aguas, y por el oeste éstos son discontinuos y no alcanzan a emerger hasta la superficie. Las aguas de la laguna arrecifal, comunicada con mar abierto, tienen una profundidad promedio de 5 m, pero lo más interesante del lugar es la presencia de tierra firme, que aunque es escasa permite al visitante quedarse en alguno de sus cuatro islotes distribuidos en el centro y los extremos norte y sur.
Cayo Centro es el más grande de estos islotes y, como indica su nombre, ocupa la porción central; gran parte de sus 5 km2 están compuestos por suelos fangosos y áreas inundables, pero en la punta sureste hay una angosta playa arenosa que es aprovechada por grupos de pescadores, quienes han construido rústicas casas de madera para usarlas como campamento temporal.
Cerca de esta playa sobresalen poco más de una docena de construcciones de madera y cartón, conocidas como palafitos por ubicarse dentro del mar o en el sustrato inundable, a uno o dos metros de altura sobre el nivel del agua. La vegetación de este lugar es dominada por el mangle rojo (Rhizophora mangle), aunque en la costa sureste hay cocoteros, y algunas plantas rastreras y arbustos propios del continente.
La laguna “Los Rabios” (llamada así porque de noviembre a mayo, en las ramas del mangle, anidan ciento de rabihorcados o fragatas) se encuentra en el interior del cayo y está comunicada con el mar por canales y estrechoskriksnaturales creados por el flujo de agua o el continuo paso de cocodrilos. Cuando las tormentas o huracanes azotan la región, los pescadores utilizan este sitio para refugiarse y proteger sus embarcaciones hasta que pasa la perturbación atmosférica.
Este cayo central ha funcionado como punto de arribo para los turistas que llegan a filmar, fotografiar y bucear entre los corales y restos de navíos hundidos hace siglos. Por otro lado, es hábitat de fragatas, garzas,, cormoranes, gaviotas, golondrinas de mar, pelícanos, águilas pescadoras, palomas, cangrejos azules y ermitaños, iguanas grises, lagartijas y de los siempre presentes y molestos mosquitos. También hay animales que antaño eran aprovechados como único recurso y que hoy son escasos como los cocodrilos de pantano y las tortugas marinas carey, blanca y caguama, que desde hace mucho tiempo sólo llegan a desovar en el poco sustrato que queda de este agradable lugar de clima cálido subhúmedo y temperatura promedio de 26.5°C.
En el extremo septentrional hay dos pequeños islotes conocidos como Cayo Norte; ahí existen dos faros, uno construido a principios de siglo e inactivo y otro más reciente que está por cumplir medio siglo funcionando. Por el sur, cerca del límite final del arrecife, destaca Cayo Lobos, que es el de menor superficie y alberga en pequeñas palapas de uso temporal a unos cuantos pescadores. La escasa tierra firme de este cayo permanece expuesta directamente a las corrientes caribeñas que han provocado cambios en su forma física durante el transcurso del tiempo, como lo atestigua un viejo faro ahora emplazado dentro del mar.
Como vigías en el horizonte se perfilan las oscuras siluetas de enormes cargueros encallados sobre la barrera de arrecifes, y en el fondo han sido localizados 18 galeones como silenciosos testigos del peligro que encerraron esta agua. Estos viejos navíos son en su mayoría españoles e ingleses, potencias que a lo largo de los siglos XVII, XVIII y XIX monopolizaron la navegación en esta ruta entre América y Europa. La soledad de estos naufragios sólo es interrumpida por gaviotas y golondrinas de mar que se han adueñado de los cascos enmohecidos para descansar y frecuentemente anidar entre sus restos.
Como los corales son de crecimiento muy lento pero paulatinamente cubren todo, las partes de los navíos posibles de identificar, permanecen en su mayoría cubiertas por piedra caliza o esqueleto coralino, sobre todo de los corales. Cuerno de Alce (Acropora palmata), Estrella (Porites asteroides), Lechuga (Agaricia agaricites), Montaña (Montastrea annularis), Cerebro (Diploria strigosa) y Coral de Fuego (Millepora comlenata), especies conocidas en la comunidad submarina del Caribe.
En este remoto lugar la principal actividad productiva es la pesca, llevada a cabo por personas asociadas en cooperativas y por permisionarios libres, que empelan lanchas topo ballenera de fibra de vidrio de 23 a 25 pies, con motores fuera de borda de 40 a 60 HP, y centran casi todo su esfuerzo en la captura de los dos recursos con más alto valor comercial: la langosta espinosa (Panulirus argus) y el caracol rosa (strombus gigas), aunque también aprovechan especies de escama como el chac-chi, el mero, el abedejo, la barracuda, el huachinango, el pargo, el tiburón y en menor escala extraen el preciado coral negro (Antipathes grandis). Por lo que respecta al caracol, es pescado mediante buceo libre con visor y aletas, y almacenado en un barco nodriza. La cuota fijada para proteger esta especie es de 2.5 toneladas mensuales. De igual modo cada pescador saca de tres a 5 kg de langosta diariamente, apoyando sólo de un gancho metálico y a veces usando compresora o tanque de buceo.
Recuerdo que hace algunos años, cuando visité por primera vez el Chinchorro, quedé impresionado cuando en menos de dos horas un pescador sacó casi 200 caracoles de concha rosa y anaranjada cerca del límite oeste de Cayo Centro. En esta área han sido extraídos cada temporada más caracoles que en cualquier otra región del país, y si para completar un kilo de producto se necesitan de seis a ocho, según su talla, podremos darnos cuenta de porqué está en peligro la especie.. El método empleado para atrapar caracoles consiste en nadar agarrado de una cuerda de cuatro a 6 m de largo, atada a la parte trasera de la lancha que avanza a baja velocidad, mientras el pescador busca en el fondo. Al detectar algún lugar apropiado éste baja durante un largo minuto, para luego ascender con al menos tres grandes ejemplares. He de confesar que intenté hacer lo mismo, pero cuando empezó a caminar la lancha sentí que la cuerda casi me arrancaba los brazos y nunca pude localizar algún caracol semioculto entre el fondo arenoso y la vegetación submarina movida en este suave vaivén por las corrientes
La laguna arrecifal se extiende por varias decenas de kilómetros al oeste del Banco y es en extremo productiva. Bajo sus aguas lo primero que identificamos son esponjas, abanicos y látigos de mar, y también aisladas colonias de corales pétreos y una enorme diversidad de peces arrecifales multicolores como el ángel, el chac-chi, el cirujano, la mariposa, la ardilla, el sargento o los diminutos pececillos que por cientos se ocultan bajo las oquedades rocosas de donde salen y crean una vivaz mancha plateada imposible de tocar porque al estirar la mano se alejan rápidamente.
Los hombres de mar que pescan aquí, provienen en su mayoría de Mahuahual e Xcalak, pueblos enclavados en la costa sur del estado. Xcalak es una población pesquera que tiene poco más de 300 habitantes y está ubicada en el extremo final de nuestro propio país, a escasos 12 km de la frontera con Belice. Mahahual es un poblado reciente con menos personas, y ambos quedan separadas por 55 km de camino blanco rodeado de esbeltas palmeras y bellos paisajes costeros. Parte de la atracción de estos poblados está en que son el más cercano puente marítimo con Chinchorro, y en ellos se puede conseguir una lancha rápida y hacer la travesía en casi 2 horas, dependiendo de la potencia del motor y condiciones ambientales prevalecientes en el mar.
Chinchorro es un lejano paraíso que aún posee abundantes recursos pesqueros y diversa vida submarina para maravillarse, así como la posibilidad de descubrir ocultos secretos guardados por el mar y el tiempo. Sin embargo, debemos tener en cuenta y no olvidar que la sobreexplotación de los recursos puede agotar la productividad de este lugar, el cual hasta ahora es uno de los últimos sitios donde permanecen intactos los arrecifes de coral y los recuerdos de otros tiempos.
Si vas a Banco Chinchorro
Para llegar a Mahuahual e Xcalak, tome la carretera federal número 307 Chetumal-Cancún hasta la población de Cafetal, y de allí siga por una terracería en dirección al oriente y hacia la costa.
La ciudad de Chetumal cuenta con todos los servicios y se encuentra a 150 km de Mahuahual, y Cancún a unos 300 km.
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