Boleadores de zapatos, los expertos del calzado en México
Los boleadores de zapatos son una parte invaluable de la historia y cultura de la Ciudad de México. Pese a los desafíos es un oficio que sigue brillando.
Los boleadores de zapatos mantienen una presencia constante sobre diversas avenidas y calles de la Ciudad de México. Estos trabajadores mantienen viva una tradición que perdura pese al paso del tiempo.
Con sus estructuras metálicas y sillas altas, ofrecen un servicio que no solo embellece el calzado, sino que también rinde culto al esplendor de este accesorio esencial.
Boleadores de zapatos: oficio con historia
El oficio de boleador de zapatos tiene sus raíces en el siglo XIX en el Reino Unido, cuando los zapatos de cuero ganaron popularidad. En México, este trabajo se consolidó después de la Revolución Mexicana, cuando muchos migrantes llegaron a las ciudades en busca de empleo.
De hecho, para el año de 1936, se formalizó la Unión de Aseadores de Calzado del Distrito Federal (UACDF), que sigue vigente hoy en día.
Tradicionalmente, los principales clientes de los boleros son hombres de entre 30 y 50 años que trabajan en oficinas gubernamentales y corporativas. La apariencia impecable es crucial en estos entornos, y los boleros se aseguran de que sus zapatos brillen con cada boleada.
El arte del boleado
El puesto del bolero es inconfundible: una estructura rectangular con techo de lona, asiento tapizado y reposapiés de metal.
El cliente se sienta en una silla alta, mientras el bolero, desde su banco bajo, limpia y lustra el calzado. El proceso incluye cepillado, encerado, pintura y un pulido final con un trapo de gamuza, dejando los zapatos relucientes en pocos minutos.
Debajo del reposapiés, los boleros guardan sus herramientas: cepillos, trapos, grasa, cera líquida, jabón de calabaza y otros productos. Este oficio no solo embellece el calzado, sino que también es un arte y una tradición que requiere destreza y dedicación.
En la Ciudad de México, los boleadores de zapatos aún encuentran una clientela fiel entre directivos, gerentes, guardaespaldas y figuras políticas. La etiqueta es fundamental en los negocios y la política, por ello estos profesionales confían en los boleros para mantener su calzado en perfecto estado.
Aunque los hombres son los clientes más frecuentes, ocasionalmente, mujeres también recurren a los boleros para lucir sus zapatos impecables. Además, los turistas ven en este servicio una oportunidad para tomarse selfies y compartir su experiencia en redes sociales.
Desafíos actuales
A pesar de su rica historia, los boleadores de zapatos enfrentan varios desafíos. La pandemia de 2020 afectó gravemente al sector, reduciendo drásticamente el número de clientes. Además, la importación de zapatos de imitación de piel y la moda cada vez más informal entre los profesionales disminuyeron la demanda de sus servicios.
Sin embargo, aún a los boleros aún se les puede ver sobre algunas de las avenidas más importantes de la CDMX como Paseo de la Reforma, Avenida Insurgentes, Avenida 20 de Noviembre, entre otras.
Para mantener vivo el oficio de los boleadores de zapatos, es fundamental el apoyo de la comunidad. Cada boleada preserva una tradición y sustenta a miles de trabajadores. Por ello, es importante seguir utilizando y recomendando este servicio, contribuyendo así a la economía local y a la continuidad de un oficio histórico.
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