Colorida belleza natural
La sencilla belleza de las flores evolucionó a partir de primitivas plantas, hace cientos de millones de años, según registros fósiles, Y nuestro mundo comenzó a admirar sus relucientes colores desde hace poco más de 200 millones de años.
El clima cálido y la lluvia ayudan a que la vegetación se vista de matices rojos, amarillos, blancos y azules; como frágiles motas de colores, las flores adornan hierbas, árboles y arbustos, o cubren cultivos, caminos, espacios urbanos y ambientes inimaginables, deleitando nuestros ojos. Aunque su función primordial es la sobrevivencia y perpetuación de la especie, para los habitantes de zonas urbanas las flores son la mejor decoración de la casa, mientras que para los botánicos constituyen un elemento natural que responde a las condiciones precisas del medio. Estas plantas, hoy en su mayoría clasificadas como fanerógamas (plantas con flor) o angiospermas (plantas con semillas encerradas), son la flora superior más difundida, la cual basa su éxito en una estructura exclusiva y eficaz para la reproducción: la flor.
Con ella, la planta alcanza su máxima perfección, porque tiene infinitas variaciones en tamaño, forma y color; se dice que es completa cuando posee cáliz, corola, estambres y carpelos, e incompleta cuando le falta alguno de estos elementos. Los pétalos forman la corola, su más preciado atributo, por ser la parte más llamativa. En las flores que son polinizadas por animales el verde de la clorofila ha sido sustituido por pigmentos muy resistentes que atraen insectos y demás fauna con el fin de favorecer la fecundación y la dispersión de semillas. Abundan los colores rosas, rojos, azules y púrpuras; los tonos blancos y amarillo, más antiguos, están en las flores más sencillas, y los rojos, morados y azules, en flores con mayor evolución.
La abundancia de flores silvestres endulza la aspereza del paisaje y su gran colorido deleita al observador, con formas complejas adaptadas para producir esencias aromáticas, factor polinizador que favorece la presencia de bellas flores en todos los ambientes posibles; aunque la fauna no pretende la polinización, pues sólo busca su alimento, después transporta el polen en su cuerpo hasta la siguiente flor. Sus colores rojo, amarillo, anaranjado y azul, seducen a las abejas, a las mariposas y a los colibríes, mientras que por las noches su fragancia atrae a polillas y murciélagos. También su atractivo sedujo al hombre primitivo, quien las domesticó y nos heredó una compleja gama floral.
FLORES Y COMUNIDADES VEGETALES EN MÉXICO
La flora mexicana es muy variada y se estima en unas 30 mil las especies de plantas vasculares, entre las cuales alrededor del 30% son exclusivas de nuestro país. Esta diversidad biológica responde en parte a los varios procesos biogeográficos que presentan los ecosistemas tropicales, y así, en ambas costas, en planicies, ríos, lagos, desiertos, sierras, cañadas y elevadas cumbres, en los diferentes ambientes cálidos, fríos o lluviosos, la flora ha evolucionado desde hace millones de años, y cada región presenta atractivos únicos. En el norte, el 40% del territorio es semiárido y está ocupado por vegetación xerófila de escasa talla, como son cactáceas, agaves y herbáceas adaptadas a la escasez de agua. Cuando llueve, efímeras plantas anuales rápidamente brotan de semillas que permanecieron enterradas durante largo tiempo, formando una cubierta de coloridas flores.
En regiones de vegetación de mayor talla, destacan arbustos espinosos, pastizales y cactus columnares que dominan extensas porciones de las tierras calientes al sur del altiplano y las regiones áridas centrales. Aquí la coloración es contrastante: un verde intenso durante la temporada lluviosa y colores pálidos en la seca, pero siempre con plantas que lucen llamativas flores. Hacia el centro del país, en los terrenos altos compuestos por cañadas, arroyos y gran cantidad de niebla, el bosque mesófilo de montaña sustituye al de pino y encino. Esta flora cubre casi el 2% del país con plantas de hoja ancha, donde abundan las epífitas que crecen sobre ramas y troncos.
En tierras aledañas más frías y elevadas se encuentra la vegetación más conocida: los bosques de coníferas, con sus corpulentos habitantes que forman asociaciones de pinos y encinos; estos bosques cubren más del 20% de la superficie nacional y en ellos se encuentra el mayor número de es-pecies de encinos del mundo; mezclados están los pastiza-les, plantas compuestas y leguminosas, que con frecuencia son la única flora que ilumina de blanco, rojo, azul o amarillo los estratos bajos. Uno de los ecosistemas con mayor distribución en toda la América tropical es la selva baja y mediana, que pierde total o parcialmente las hojas durante la temporada seca.
Su composición vegetal es menos variada en comparación con otros ecosistemas, pues posee una menor cantidad de especies, y sus paisajes, durante casi la mitad del año, adquieren tonos cafés, amarillos y verdosos. No obstante, diferentes plantas florecen a lo largo de todo el año, y en México sus flores son un adorno en ambas costas y en tierras de escasa elevación, donde cientos de especies permiten disfrutar la mezcla de colores que muestran hierbas, lianas, arbustosy árboles.
Son diferentes los ambien-tes acuáticos, pues en ellos la flora dominante pueden ser una o dos especies, como sucede con el lirio acuático, el tule, el carrizo, el popal y otras comunidades especializadas, que con sus tallos globosos y hojas diminutas o alargadas cubren casi toda la superficie de pantanos y aguas estancadas. En algunos ambientes costeros predomina el manglar, formado por arbustos y árboles adaptados al agua, en el que sólo hierbas, orquídeas y lianas salpican de colores el ambiente. Cerca, en el litoral con tierra firme se desarrolla la duna costera, formada por herbáceas y arbustos, que casi todo el año presentan especies que pueden ser admiradas por su floración. El sur del país, bien conocido como un paraíso vegetal por poseer la selva siempre verde, contiene el mayor número de especies de todos los ecosistemas del planeta.
Esta selva cuenta con enormes árboles que superan los 40 m de altura; entre su vegetación son comunes las plantas epífitas que cubren los troncos de numerosos árboles. Presenta una gran variedad de condiciones, donde las especies dominantes buscan la luz, por lo que adquieren gran tamaño, esto favorece la proliferación de bromelias, orquídeas y cactáceas en hábitats aéreos muy especializados, y que junto con lianas y enredaderas enraizadas al suelo muestran sus flores en todos los estratos. Nuestro país, con alrededor del 10% de la biodiversidad planetaria, contiene la mayoría de los sistemas ecológicos o biomas conocidos. Su ubicación geográfica y la combinación de climas, temperaturas y suelos, determinan la reconocida variedad vegetal que proporciona aromas, flores y belleza estética al hogar, a los jardines y al campo, donde también sirven de alimento básico para la fauna.
Plantas y flores han sido empleadas por los pueblos de todos los tiempos, en el arte, como alimento, armas, colorantes, cobijo y ornato. Durante mucho tiempo se pensó que la naturaleza era ilimitada, que representaba una fuente inagotable de producción divina, lo cual generó cacería, pesca y agricultura depredadoras. El hombre actual sabe que necesita de las otras especies, y que éstas requieren de un ambiente estable, un lugar propio para vivir; aunque, por tradición, la civilización nos ha hecho pensar que somos la especie suprema en la tierra y los únicos con pasaporte a la eternidad; pero el hombre, carente de cultura ecológica, ha perdido más con esta separación del medio natural, pues las especies se extinguen y aún desconocemos lo que nos puede enseñar la cambiante vida animal y vegetal que sólo comparte con nosotros un trozo de planeta.
Fuente México desconocido No. 291