Eduard Mühlenpfordt y su fiel descripción de México
Respecto a este autor alemán contrasta lo minucioso de su obra con la ausencia de datos biográficos que tenemos de él. Nació cerca de Hannover, hijo de un ingeniero minero; estudió en la Universidad de Gotinga y sin duda también fue hombre de minas.
Liberal y protestante, influido por las investigaciones de Humboldt, vivió en nuestro país siete años: de 1827 a 1834; no obstante, esperó 10 años para publicar sus libros. Aquí fue director de obras de la empresa inglesa Mexican Co. y después director de caminos del estado de Oaxaca.
El apartado de zoología de su Ensayo tiene muchos datos interesantes: la ordeña del caracol púrpura para la tintura de textiles, una guacamaya que recita versos, grandes perros usados como animales de tiro, otros “con una gruesa joroba en la espalda”, coyotes que se alimentan con miel de abejas, los jabalíes con un orificio en el lomo por donde expulsan una substancia, en fin, los bisontes salvajes en el norte del país cuya “lengua y la carne de la joroba son consideradas un manjar exquisito […] Curten la piel con corteza de árbol y la frotan con el cerebro del animal revuelto con alumbre”; los cazaban a caballo, acercándose al galope y cortándoles los tendones de las patas traseras de un tajo.
Esta práctica cinegética contra los abundantes patos, hoy la llamaríamos antiecológica: “De hecho, cubren literalmente los lagos. Los indios cazan bandadas completas de ellos y el llamado Gran Tiro de patos de los lagos de Texcoco y Chalco constituye uno de los espectáculos más singulares. Los indios forman, junto a la orilla y ocultos detrás de los juncos, una batería de 70 u 80 mosquetes en dos hileras: la primera, situada más abajo, dispara a ras del agua, mientras que la segunda está dispuesta de manera que alcance a los patos cuando se elevan. Los cañones están unidos por una hilera de pólvora, que se prende con una mecha. Una vez que los arreadores, navegando en canoas, han reunido una densa bandada de patos dentro del radio de alcance de la batería, lo que suele frecuentemente tardar varias horas, se abre fuego y en instantes la superficie del lago queda cubierta por centenares de patos heridos y muertos, que son recolectados en las rápidas canoas”.
En relación con las razas y castas, entresacamos algunos párrafos, muchos de los cuales son válidos aún a principios del siglo XXI: “Al color blanco se le tenía por el más noble y digno. Conforme un individuo de sangre mezclada se acercaba más al blanco, en esa misma medida se le concedía reclamar derechos civiles más elevados […] La política española favoreció y dio impulso a esta tontería […] Todos insisten en ser considerados blancos a pesar de las apariencias y no puede brindarse mayor alegría o mejor cumplido a las madres que la alabanza del blanco color de sus hijos […]”
“El indio mexicano actual es generalmente serio, callado e incluso casi melancólico, mientras la música y la bebida embriagante no despierten su espíritu vital y lo vuelvan alegre y parlanchín. Esa seriedad se nota ya en los niños, que a los cinco o seis años de edad parecen tener una capacidad de entendimiento mayor que la de los europeos del norte a los nueve o diez años […]”
“El indio actual aprende fácilmente, entiende con rapidez y tiene un intelecto muy apropiado y saludable, además de una lógica natural. Piensa con serenidad y frialdad, sin que en ello le estorbe una imaginación exaltada o un sentimiento inestable […] Los indios sienten un gran amor por sus hijos y los tratan con atención y gran dulzura, a veces hasta excesiva”.
“Extraordinariamente cautivador e incluso seductor es el atuendo de fiesta de las mujeres mestizas de una cierta clase social a las que se suman las recamareras, cocineras, criadas e incluso algunas indias acomodadas de aquí y allá […]”
“Al principio al extranjero le resulta muy llamativo que la gente de las clases inferiores, incluso los propios mendigos, se dirijan entre ellos con el señor y el don, e intercambien frases de lo más cortés, propias de las más finas costumbres de la alta sociedad”.
“La sociabilidad mexicana tiene como rasgo característico y fundamental la apasionada inclinación de todas las clases de la población por los juegos de azar y las apuestas de todo género […]”
“En la quema de fuegos artificiales para honra de Dios y de los santos se gasta en México por lo menos tanta pólvora como en las constantes guerras civiles. Con frecuencia ya en las primeras horas de la mañana se hace pública la devoción de los fieles con el lanzamiento de innumerables cohetes, disparos de cañón, pistola, fusil y morteros. Un interminable estruendo de campanas se une al ruido ya ensordecedor, que sólo es interrumpido durante un cierto tiempo para eventualmente recomenzar a media tarde y en la noche”.
Informémonos acerca del transporte de México a Veracruz: “Hace más de diez años fue creada por empresarios norteamericanos una línea de diligencias para esta carretera. Los coches tirados por cuatro caballos están hechos en Nueva York y resultan suficientemente cómodos y espaciosos para seis personas. Los cocheros, norteamericanos, conducen desde el pescante y casi siempre a galope. En estos coches se viaja muy velozmente, pero nunca transitan de noche”.
Este antiguo servicio continúa, a la fecha, en la plaza capitalina de Santo Domingo: “¿Qué forastero no habrá notado en la Plaza Mayor y sus inmediaciones aquellos hombres bien vestidos provistos de pluma, tinta y papel, sentados a la sombra de toldos de estera o que deambulan entre la multitud ofreciendo sus servicios a los legos en el arte de escribir? Son los llamados evangelistas y con la misma facilidad escriben una carta de amor que una solicitud formal, un documento contable, una queja o una presentación ante un juzgado“.