El origen azteca del espejo de John Dee, ocultista y consejero de la reina Isabel I
John Dee fue filósofo, místico, vidente, científico y asesor político de la reina Isabel I de Inglaterra. Contactaba a los ángeles con ayuda de un espejo prehispánico.
John Dee nació en Tower Ward en 1527 y fue un importante filósofo, mago, alquimista, ocultista, matemático y científico, quien destacó por ser consejero de la reina Isabel I de Inglaterra. Debido a su erudición, a muy temprana edad se convirtió en maestro de álgebra en la Universidad de París. Asimismo, tuvo interés por la astronomía y la navegación, y se le atribuye haber acuñado el término «Imperio británico».
En 1555 fue encarcelado por calcular los horóscopos de la reina María y de la princesa Isabel I. John Dee se defendió a sí mismo en la Cámara estrellada y fue liberado. Sin embargo, fue puesto bajo revisión religiosa del obispo Edmund Bonner, quien admirado por su inteligencia lo convirtió en su asistente.
Un año más tarde, John Dee propuso a la reina María rescatar libros y manuscritos antiguos en una biblioteca nacional, pero su propuesta fue rechazada. Sin embargo, realizo su proyecto de forma personal, comprando libros y manuscritos de todos los rincones de Europa. Su biblioteca personal se convirtió en la más grande de Inglaterra fuera de las universidades.
Cuando la reina Isabel I subió al trono en 1558, inmediatamente se convirtió en su consejero, eligiendo el día en que la monarca sería coronada. Desde entonces, aconsejó a la reina en materia de expediciones militares y navegación, con el objeto de forjar el Imperio británico.
John Dee, matemáticas y mística
A nivel de pensamiento, John Dee echó mano del pitagorismo, platonismo y del neoplatonismo, así como de sus lecturas en la mística judaica, los pensamientos de los renacentistas Marsilio Ficino, entre otros. Esto permitió que John Dee elaborara un pensamiento místico y científico refinado y complejo. Sin embargo, al estar influido por el hermetismo, una gran cantidad de su conocimiento se transmitía de manera oral, de maestro a discípulo. Lo anterior ha hecho que ciertas obras sean de difícil acceso en la actualidad, tal es el caso de la obra Monas Hieroglyphica («La mónada jeroglífica») escrita en 1565 y en la que expresa la idea mística de la unidad de la existencia. Dicha obra fue presentada por Dee a Maximiliano II de Habsburgo en Austria, antepasado del segundo emperador de México.
Una teoría confirmada
Los nexos de John Dee con México no se limitan al encuentro con Maximiliano II, ya que recientemente se comprobó el origen prehispánico de uno de sus artefactos más famosos: el espejo mágico. Fue el pasado 07 de octubre que la revista Antiquity de la Universidad de Cambridge publicó un estudio donde investigadores aseguran que el espejo viajó de México a Europa hace 500 años.
Para lo anterior, los científicos hicieron un estudio con un escáner de fluorescencia de rayos X portátil, el cual arrojó que el objeto está hecho con obsidiana, piedra autóctona de Mesoamérica. Actualmente se exhibe en el Museo Británico de Londres. El espejo mágico era utilizado por John Dee para realizar prácticas visionarias.
El análisis de la roca ígnea no se detuvo en el origen mexicano, ya que gracias a un análisis de las proporciones de hierro, estroncio, titanio y otras sustancias que el espejo contiene, indudablemente se concluyó que proviene de la región de Pachuca.
“La obsidiana fue un recurso importante en el Imperio azteca y se usó para equipamiento militar y doméstico, así como en actividades religiosas”, señalan los autores del estudio.
“Durante la etapa final del Imperio azteca, la producción de artículos de obsidiana fue realizada cada vez más por artesanos especializados controlados por la élite. Los espejos, hechos de obsidiana o pirita, tenían un simbolismo complejo y su fabricación requería mucho tiempo”, continúan.
El espejo de obsidiana
El espejo de obsidiana también tenía fines religiosos y visionarios en el México prehispánico; y estaba vinculado al dios Tezcatlipoca, quien poseía 360 nombres, lo que nos habla de su complejidad. El espejo de obsidiana era el elemento ritual más importante de Tezcatlipoca, cuyo nombre en náhuatl significa «espejo humeante». De acuerdo con Carmen Martínez, el espejo humeante servía para conocer el destino de los seres humanos.
«El tamaño y forma de los espejos parece estar reglado: son circulares y su diámetro oscila entre 18,4 cm y 30 cm. Casi todos están perforados, se cree que para llevarlos colgados en el pecho como ornamentos, lo que es un rasgo común de las representaciones de Tezcatlipoca en los códices», asegura Martínez.
También, el espejo humeante era un signo del poder otorgado por la divinidad a los tlatoanis, quienes poseían un ejemplar con dos caras; por un lado el gobernante veía a sus súbditos, mientras que por el otro los súbditos veían al gobernante. Lo anterior expresaba la conexión espiritual entre gobernantes y gobernados.
John Dee y Tezcatlipoca
La obsidiana es una roca ígnea nacida de las erupciones volcánicas. Al romperse, produce un vidrio filoso, por lo que los pueblos originarios del centro de México la utilizaban para producir herramientas y armas. Actualmente está documentada la existencia de 16 espejos de obsidianas, entre ellos el de John Dee.
El espejo de Dee habría llegado a Europa entre 1527 y 1530 e inicialmente perteneció a Felipe II, quien también era un aficionado del esoterismo. Durante su visita a Londres, el rey regaló el espejo a Dee como muestra de agradecimiento por realizarle una carta astral. Entonces Dee atesoró el objeto, pues lo utilizaba para comunicarse con los ángeles cabalísticos.
“El espejo de John Dee no solo está asociado con la creciente influencia europea en el Nuevo Mundo, sino que también llegó a simbolizar la relación entre la ciencia y la magia en el Renacimiento tardío”, concluyen los investigadores de Antiquity.
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