El Recinto Homenaje a Benito Juárez
Conoce a Benito Juárez, Benemérito de las Américas, a través de este recinto inaugurado el 18 de julio de 1957 en el Palacio Nacional. Un homenaje a su vida y obra.
Vive una experiencia única:
r
En 1861, después del triunfo liberal de la Guerra de Reforma, Juárez instaló su gobierno en la capital de la República. Actuando contra la costumbre arraigada desde la época colonial, se negó a habitar la esquina suroeste de Palacio Nacional y mandó hacer algunas adecuaciones en el ala norte, donde planeaba establecerse con su familia.
No obstante, la caída de Puebla en manos de las tropas invasoras francesas y el inminente establecimiento del Imperio obligaron al presidente Juárez a abandonar la Ciudad de México. Para volver hubo que esperar hasta 1867, año en que resultó reelecto como presidente constitucional y se concretó el triunfo republicano. En tiempos de Maximiliano, el espacio que ocupaba su casa había servido de habitación al intendente del palacio imperial.
La familia Juárez-Maza al fin reunida, vivió en aquel lugar los momentos de mayor intimidad doméstica, disfrutando por fin de la paz que Juárez había logrado para toda la nación. La muerte de Margarita Maza de Juárez el 2 de enero de 1871 ensombreció aquel ambiente e hizo que la entereza del presidente decayera.
Un año y medio después, el 18 de julio de 1872, Benito Juárez fallecía en la que había sido su habitación conyugal, en la casa de su familia que se convertiría, años después, en el recinto de homenaje a su memoria.
Después de la desaparición del presidente, los Juárez-Maza abandonaron el Palacio Nacional para ir a vivir a la calle de Tiburcio 18 (hoy segunda de Uruguay) bajo la protección de Pedro Santacilia, esposo de Manuela, hija mayor de don Benito.
Quince años después del deceso del Benemérito, Porfirio Díaz organizó una serie de actos para recordar la figura del ilustre oaxaqueño: develó una placa conmemorativa en la habitación donde Juárez falleciera y, en 1890, encargó a Miguel Noreña la realización de una estatua cuyo bronce se obtuvo después de fundir piezas de artillería que el ejército conservador utilizó en las Batallas de Silao y Calpulalpan, así como balas disparadas por los franceses en el Sitio de Puebla.
Otra de las obras que Díaz consagró a la memoria de Juárez fue el hemiciclo que lleva su nombre, mismo que fue inaugurado en 1910 durante las fiestas del centenario de la Independencia.
Al cumplirse cien años de la muerte del prócer, en 1972, el gobierno instituyó «el año Juárez», su ideario se difundió ampliamente y la figura de don Benito adquirió gran relevancia. Fue el recinto a Juárez el espacio encargado de recibir el homenaje que le rindió toda la nación.
En 1991, las obras de recimentación del ala norte de Palacio Nacional obligaron a cerrar temporalmente el recinto. Los bienes fueron trasladados, de manera provisional, a una vieja casona del siglo XIX, ubicada en Avenida Hidalgo 79, donde el público pudo apreciar en exhibición los objetos personales donados por sus descendientes y parte del acervo que conforma la colección.
Una vez concluidos dichos trabajos, el recinto volvió a su sede original dentro de Palacio Nacional y, después de las adecuaciones necesarias, reabrió sus puertas al público el 18 de julio de 1998.
Las salas del Recinto de Homenaje a don Benito Juárez son siete:
Sala 1
Muestra a Juárez como gobernante y político liberal. Exhibe objetos que denotan su investidura como gobernante. Destacan la banda presidencial y algunos bienes como un bastón de mando elaborado en caña de la India y una pequeña charola de plata. Se muestran también medallas y condecoraciones que le fueran otorgadas en vida.
Sala 2
Es el Área de Exposiciones Temporales. Está presidida por un busto de don Benito Juárez y una leyenda en bronce que dice: «Todo lo que México no haga por sí mismo para ser libre, no debe esperar ni conviene que espere, que otros individuos u otras naciones hagan por él».
Sala 3
Dedicada a las Leyes de Reforma y a resaltar la importancia de las diferentes luchas emancipadoras del siglo XIX mexicano.
Sala 4
Perfil de un Hombre. Confirma la sobriedad en el vestir y la sencillez en la vida diaria de don Benito Juárez. En esta sala se muestran objetos donados por sus descendientes entre los que destacan relojes, prendas de vestir, arreos masónicos y las medallas que recibió como miembro del Rito Nacional Mexicano.
Sala 5
Conocida como Vida Republicana, nos relata cómo la familia Juárez-Maza, a pesar de residir en Palacio Nacional, vivió de acuerdo a los cánones de austeridad que dictaron don Benito y su esposa. Los bienes que se muestran en esta sala dan cuenta de las costumbres de la época; destacan los objetos relacionados con la manera de comer y servir los alimentos y las piezas del servicio de comedor utilizadas por la familia presidencial.
Sala 6
Le corresponde el Ambiente Familiar. La figura de Margarita Maza de Juárez es el eje de este espacio. El ambiente cotidiano se recrea a través de la exhibición de algunos de sus objetos personales, labores de costura y una colección de fotografías familiares.
Durante el siglo XIX era común la reunión de familias y amigos en los salones de las casas de clase media. Las crónicas de la época nos relatan el gusto por la tertulia. En la ambientación del Salón Familiar se recrea un espacio con el menage característico de la época. Preside un retrato al óleo de doña Margarita Maza, atribuido a José Escudero y Espronceda.
La Recámara es el espacio culminante del recinto, por ser el lugar en donde falleció don Benito Juárez. Su cama de latón, coronada con el águila republicana, confirma que su vida estuvo acorde con sus principios. En este espacio destaca el costurero de madera tallada, obsequio del artesano Manuel Lizeaga a doña Margarita Maza en 1867.
Dicen sus biógrafos que Benito Juárez acostumbraba pasar largas jornadas en su despacho, donde se entregaba con gran disciplina a labores intelectuales. Aquí se exhiben ejemplos del mobiliario testigo de las grandes transformaciones del Estado.
Sala 7
Es la Patria a Juárez. A la muerte de Juárez, su figura se convirtió en un símbolo y su imagen pasó a formar parte de la iconografía popular. Los gobiernos lo convirtieron en héroe y el pueblo en mito. En este lugar se exhiben algunas de las condecoraciones y objetos realizados en homenaje póstumo a Benito Juárez.
El salón de Homenajes presidido por un busto en bronce de don Benito Juárez, circundado por los escudos de cada uno de los estados de la Federación y el Escudo Nacional, está dedicado a rendir homenaje permanente al Benemérito de las Américas.
¿Quieres escaparte a null? Descubre y planea aquí una experiencia inolvidable