Emilia Ortiz. La mejor pintora de México
No fue necesario saber que Emilia Ortiz es una de las mejores pintoras mexicanas para darnos cuenta de que estábamos admirando la obra de una artista excepcional, diestra en el trazo desde su obra temprana, exquisita en la expresión de sus sentidos y fiel a las señales de la realidad de su entrañable Nayarit.
Su maestro Manuel Rodríguez Lozano afirmó, con motivo de la primera muestra pictórica de Emilia Ortiz presentada en el Colegio Nacional de Arquitectos en mayo de 1955: “Me asombra la fuerza, la calidad y el encuentro consigo misma [y] su apasionado deseo de universalidad… Es para mí un halago el decir estas palabras sobre la obra de Emilia Ortiz, a quien considero como la mejor pintora de México”.
Años después, en 1973, frente a la obra de la autora en el teatro Degollado de Guadalajara, el poeta jalisciense Elías Nandino reconoce el dominio de Emilia sobre el dibujo y una disciplina que la llevó al perfeccionamiento de su obra plástica. A su vez, Antonio Rodríguez, reconocido crítico de arte, se acercó a la obra de la autora con motivo de la presentación de una retrospectiva-homenaje en la galería OMR en 1986, y destacó la diversidad de su creación y su capacidad para cambiar en el tiempo.
Es imposible negar la identificación de Emilia Ortiz con la escuela mexicana de pintura, como también es innecesario decir, después de admirar su trabajo, que más allá de los “ismos”, de las escuelas, de los estilos y de las modas, Emilia es ante todo una artista fiel a sus emociones, a sus pasiones y a su mundo interior. Alejada de las crónicas de sociales y de la autopromoción, Emilia Ortiz, además de su obra pictórica, ha cultivado la poesía y el periodismo. Sus caricaturas y su libro Dichos y refranes son una muestra inconfundible de su enorme sabiduría, de su humor y de su amor a las tradiciones mexicana y nayarita.
No puedo más que felicitarme por haber tenido la suerte de que, por azares del destino, llegara a mis manos un magnífico y bien cuidado libro en el que la maestra Elisa García Barragán nos descubre la sorprendente biografía de la pintora; el libro, Emilia Ortiz, vida y obra de una mujer apasionada, nos presenta una retrospectiva de su obra, que tiene como constante el oficio y la habilidad del trazo que se permite todas las libertades, incluso la más importantes: la de seguir fiel a su vocación de sus primeros días.
Después de redescribir su obra, de leer los textos de quienes estuvieron cerca y de saber que Emilia Ortiz reúne una obra extraordinaria en más de setenta años de vida profesional, vino a mi mente el nombre de otra mujer sobresaliente, Dulce María Loynaz (premio Cervantes de literatura) que esperó tejiendo las palabras, como lo hace Emilia Ortiz con los colores, a que los jóvenes se asomaran de puntitas para admirar su obra.
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