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Arte y Artesanías

Gustavo Pérez, arquitecto del barro

Gustavo Pérez, arquitecto del barro fifu

La cerámica es la actividad artesanal y creativa más antigua de la que tenemos conocimiento. Su origen se pierde en la niebla del tiempo. Las excavaciones arqueológicas han descubierto objetos producidos hace más de diez mil años.

La cerámica es la actividad artesanal y creativa más antigua de la que tenemos conocimiento. Su origen se pierde en la niebla del tiempo. Las excavaciones arqueológicas han descubierto objetos producidos hace más de diez mil años.

Tradicionalmente el ceramista ha sido un humilde artesano, anónimo, que produce objetos utilitarios, y sólo en contadas ocasiones se eleva a un plano superior de pretensión artística.

En el Oriente no existe la distinción entre artesano y artista; el producto de un ceramista desconocido puede ser tomado como una obra de arte, y en Japón los maestros ceramistas son honrados y considerados como “patrimonio nacional”.

Es en este contexto donde aparecen Gustavo Pérez y su vasta producción cerámica. Con casi treinta años de actividad profesional, nos lo cuenta con sus propias palabras:

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En mi juventud; cuando llegó el momento de elegir una carrera universitaria, yo tenía una gran incertidumbre respecto a qué hacer en la vida, Esa inquietud me llevó a buscar en otros campos no tradicionales y me encontré con la cerámica, Esto lo considero y lo he vivido siempre como un encuentro muy afortunado, porque no tenía ningún interés previo en las artes plásticas, es decir; no como posibilidad de desarrollo profesional

En 1971 ingresó en la Escuela de Diseño y Artesanías de la Ciudadela, donde permaneció dos años, y después continuó su aprendizaje en Querétaro durante otros cinco años. En 1980 obtiene una beca por dos años en la Academia de Arte de Holanda, y de 1982 a 1983 trabaja como invitado en ese país. A su regreso a México en 1984 instaló el taller “El Tomate”, en el Rancho Dos y Dos, cerca de Xalapa. A partir de 1992 trabaja en su propio taller en ZencuantIa, Veracruz.

Trabajaba sobre la marcha, tratando de ganarme la vida con los objetos producidos por encargo. Me considero autodidacta, probando materiales y leyendo libros sobre aspectos técnicos y estilísticos, especialmente de arte japonés.

La cerámica contemporánea en el mundo occidental ha tenido un resurgimiento como posibilidad de expresión artística única e irrepetible, y totalmente separada de su valor utilitario, a partir de una influencia oriental que se expande principalmente a Inglaterra, gracias a la escuela de Bernard Leach, quien estudia en Japón en los años veinte.

Gustavo le da voz a la tierra y convive con el barro, con su barro, que es una mezcla de diferentes arcillas preparadas por él.

En la cerámica las técnicas que utilizo han sido encontradas, descubiertas a base de prueba y error y volver a empezar Es difícil inventar algo nuevo, ya todo está hecho, pero existe el espacio para la creación personal.

El descubrir la cerámica como eje de mi vida, significó la fascinación y el reto de penetrar en un mundo del que todo lo ignoraba y cuyos secretos milenarios serían accesibles a partir del dominio del oficio.

Oficio es conocimiento, manos y acumulación de experiencia cada día. Oficio es pasión y es también disciplina; trabajar cuando el trabajo es un placer y también cuando parece imposible o inútil. La insistencia tenaz y aparentemente sin sentido conduce a veces a los hallazgos importantes. En mi propia experiencia, nunca nada importante en mi trabajo ha sido encontrado fuera del taller; Y siempre, literalmente, con las manos en la masa…

Gustavo acaba de regresar de una estancia de tres meses en Shigaraki, Japón, donde existe la tradición muy importante de quemar el barro en hornos de leña.

En Japón el artista es el responsable de todas las fases del proceso y por lo tanto es el único creador. El ideal que persigue es la búsqueda de alguna imperfección en la forma o en el vidriado.

Todo ceramista conoce la frecuencia con que lo inesperado y lo indeseado se dan en la práctica del oficio, y sabe que junto a la frustración inevitable es importantísimo observar con atención lo que ha sucedido, pues justamente ese momento de descontrol puede conducir a un hallazgo de frescura desconocida; el accidente como una rendija abierta a posibilidades nunca antes contempladas.

Mi trabajo busca raíces, lo elemental, lo más primitivo. Tengo vínculos, referencias con las tradiciones prehispánicas, con el arte zapoteco y la cerámica de Nayarit y Colima. También con el arte japonés y con algunos ceramistas europeos contemporáneos… todas las influencias son bienvenidas y proceden de otros lenguajes, como la pintura de Klee, Miró y Vicente Rojo; tengo obras cuya influencia viene de mi amor por la música…

Cada arcilla, cada piedra, habla un lenguaje diferente, único, inagotable. Familiarizarse con el material que uno escoge es un proceso fundamental y compruebo lo poco que lo conozco al descubrir; con alarmante y maravillosa frecuencia, cómo éste responde en forma diferente.

Cambiar la posición de un pincel, la presión de un dedo, retrasar o adelantar una fase del proceso puede significar la aparición de ignoradas posibilidades expresivas.

En 1996 fue aprobado su ingreso a la Academia Internacional de la Cerámica, que tiene su sede en Ginebra, Suiza, y en donde están representados principalmente artistas japoneses, de Europa Occidental y de Estados Unidos.

De México somos dos miembros: Gerda Kruger; de Mérida, y yo. Es un grupo que permite establecer relaciones muy ricas con los mejores ceramistas del mundo, lo que me abrió las puertas para viajar a Japón y conocer las tendencias de vanguardia y entablar amistad con artistas de todo el mundo. Esto es muy importante para mí: tomando en cuenta que profesionalmente vivo bastante solo en México.

Fuente: Tips de Aeroméxico No. 7 Veracruz / primavera 1998

Gustavo Pérez, arquitecto del barro.

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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