Hongo pestilente o la tentación para insectos
Los hongos carecen de hojas, flores, clorofila y presentan tallos poco sólidos; son muy diferentes a las plantas, por lo cual son incapaces de efectuar el proceso de fotosíntesis para obtener la energía necesaria del sol.
Por esto son heterótrofos y deben nutrirse de la materia orgánica disponible en el ambiente donde se desarrollan. Al principio de su vida están enterrados, forman un conjunto de finos filamentos entrelazados bajo el suelo; después, de esta densa red brota al aire libre el cuerpo vegetativo que formará al hongo; que nace para vivir sólo algunos días, para reproducirse.
Para completar su crecimiento requiere varios días o hasta semanas según la especie, y al alcanzar la madurez inicia la reproducción: el cuerpo produce una enorme cantidad de minúsculas semillas denominadas esporas, cuya propagación por los alrededores favorecen el viento, el agua o los insectos. Estos organismos, ubicados entre lo vegetal y animal, relacionan su aspecto y organización con el tipo de sustrato, ambiente, clima y otros factores, por lo que generalmente se desarrollan en regiones botánicas que albergan formas específicas.
En verano y otoño, poco después de las lluvias intensas, es frecuente encontrar numerosos hongos de variadas formas, tamaños y colores. En México y América tropical algunas especies de hongos son pestilentes, adoptan raras formas y como indica su nombre huelen bastante mal. El olor fétido que despiden atrae a diversos insectos y su función principal es dispersar las esporas adheridas a las patas y cuerpo cuando los visitan. Son hongos que al brotar tienen forma globosa y semejan un huevo blanco del tamaño de un limón, del cual más tarde sale un pie para adherirse al sustrato; cuando jóvenes su cuerpo oval está encerrado y sólo queda al descubierto en la madurez, al emerger al exterior. En algunas especies la capa externa es coriacea y blanco-amarillenta, con la parte interna de color rojo intenso.
A los pocos días del nacimiento, ambas capas corporales se desgarran de modo irregular y dejan al descubierto un globo con mallas rosadas desiguales o con aperturas circulares, cuyo cuerpo interno forma una viscosidad roja y despide un olor desagradable. Este peculiar hongo alcanza hasta 12 cm de tamaño, varias veces mayor que la masa globosa inicial; con el transcurso de los días, se rompe la cubierta externa y permanece desgarrado desde la base, pues surge al exterior por su porción superior. Dentro de la masa gelatinosa rojiza se encuentran las esporas que deberán dispersarse, lo cual determina que sea en la madurez cuando el olor putrefacto resulta más notable.
Llamado también hongo apestoso o caca de luna en Veracruz y el centro del país, se puede encontrar en los patios de las casas, bajo la sombra de las selvas tropicales, en claros de cultivos y en terrenos húmedos con abundante materia vegetal descompuesta. Sin fundamento, algunas personas lo consideran venenoso, mientras otras le atribuyen propiedades míticas o afrodisíacas, mas sólo se trata de un hongo representado por varias especies, en su mayoría inofensivas, que ha evolucionado según sus necesidades reproductivas y cuya función principal es enriquecer el suelo mediante la descomposición de plantas y animales muertos.
Fuente: México desconocido No. 334 / diciembre 2004