Huellas de paleontología
La paleontología o estudio científico de los seres orgánicos fósiles es una de las ramas más ricas de la geología, de ahí que ocupe un lugar destacado en los centros afines del país, como el Museo del Instituto de Geología de la UNAM, en la capital mexicana.
La paleontología o estudio científico de los seres orgánicos fósiles es una de las ramas más ricas de la geología, de ahí que ocupe un lugar destacado en los centros afines del país, como el Museo del Instituto de Geología de la UNAM, en la capital mexicana.
A propósito, se afirma que en 1887 se dio un gran impulso a la geología nacional a partir de una metódica clasificación de colecciones de rocas y fósiles, así como un giro a la enseñanza de dicha ciencia sobre bases científicas y métodos pedagógicos. Fue a partir de entonces que los estudios y descubrimientos se multiplicaron y cuando se describió y localizó la mayor parte de los lugares conocidos en el país, además de determinar las edades, con lo cual se logró por primera vez un control crono-estratigráfico.
Desde principios del siglo XIX, la colección paleontológica de dicho museo se ha nutrido, entre otras fuentes, de muestras correspondientes al entonces Instituto Geológico Nacional, así como de intercambios,donaciones y compras en el extranjero, además de la incansable labor de paleontólogos nacionales. Fue a partir de la primera década del siglo XX cuando comenzaron a llegar ejemplares procedentes de Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Austria y otros países europeos, además de contar con una importante fauna de la llamada Cuenca de México –colonias del DF y zonas conurbadas-
Dos localidades alemanas están aquí representadas; Holzmaden, en la provincia de Baden-Württemberg, conocida desde el siglo XVI por su abundancia de restos fósiles, lo que la convierte en un muestrario del Jurásico temprano (Terciano), alrededor de 177 millones de años atrás. De ellos, tal vez los más famosos de Holzmaden sean los vertebrados –tiburones, peces óseos, cocodrilos marinos, reptiles voladores, dinosaurios, plesiosaurios e ictiosaurios–, y de todos ellos llaman la atención por su perfecto estado de conservación los ictiosaurios, que se consideran primos lejanos de los dinosaurios. Enclavada en la región sur de Franconia y con memoria desde la expansión romana, Solnhofen es la otra región de Alemania rica en organismos fósiles, ya que las mismas características físico-químicas que determinaron la formación de calizas litográficas, propiciaron uno de los tipos de preservación paleontológica más perfecto de los cuales se conozca. Casi tres siglos de estudios científicos han revelado más de 600 especies de microfósiles, plantas, insectos, moluscos, equinodermos, artrópodos, peces, tortugas, reptiles voladores, dinosaurios y quizá el fósil más importante, el Archacopteryx litographica, considerado como la primera ave que existió en el mundo –una suerte de eslabón perdido entre los reptiles y las aves del tamaño de una pequeña gallina– demostrativo de la certeza de las ideas de Charles Darwin y que de tal modo se convirtió en icono de la evolución.
Mucho más jóvenes respecto al tiempo geológico son los fósiles de la Cuenca de París, correspondientes al Eoceno medio, en particular al Luteciano, que representa una edad de 48 millones de años ANE. En su mayoría invertebrados y más que por su belleza, el valor de estos fósiles radica en su importancia científica, pues en las secuencias de calizas fosilíferas y depósitos de yeso de la Cuenca de París, se descubrieron muchos de los detalles relativos a la evolución de los seres vivos previo a las propuestas de Darwin. Otro importante ejemplo de esta cuenca es el cráneo del proboscidio Deinotherium giganteum, un mastodonte que no obstante ser un elefántido, es distinto a los mamuts. Pero sin duda, los más jóvenes de esta colección paleontológica son los de la Cuenca de México, pertenecientes al Pleistoceno, edad geológica que ya cuenta con la presencia humana en América. Muy atractivo por su imponente tamaño, los restos de caballos demuestran que esta especie evolucionó en América del Norte y en el siglo XVI fue reintroducida por los españoles; estos estratos confirman que entre los diez y once mil años ANE eran comunes los camellos, mamuts, bisontes y otras bestias de gran tamaño.