«Irse de pinta», qué es y cuál es el origen de esta expresión
Desde jóvenes hasta adultos, nadie puede resistirse a la idea de "irse de pinta", o ya descaradamente, haberlo hecho. El nombre de esta acción tiene como origen un pasaje histórico. ¡Descúbrelo!
Todos en algún momento en México, nos hemos retirado sin permiso de la escuela o el trabajo, o al menos lo hemos fantaseado. A esta huída se le conoce como «irse de pinta», y se nos ha cruzado por la cabeza más de una vez. Abandonar nuestros deberes, y entregarnos a la vagancia nos resulta interesante. Y cuando sucede, por lo general la escapada termina cuando menos, en una aventura, por no decir que en una accidentada travesía. Pero ¿de dónde viene el nombre de esta traviesa acción?
El periplo de Colón en América: el germen del dicho
La expresión «irse de pinta» alude, aunque parezca increíble, a las travesías del genovés Cristóbal Colón cuando llegó al continente americano, creyendo que eran «Las Indias».
Y es que en los viajes que este marinero hacía con apoyo de la Corona de Castilla y los Reyes Católicos, sucedió un episodio bastante curioso. Como la mayoría sabe, Colón partió del Puerto de Palos en agosto del año 1492, en la actual España. Tenía como fin de encontrar una ruta marítima que los condujera a las tierras de Asia, ricas en especias y oro. Todo esto tenía como premisa la idea (sin confirmar en esa época) de que el mundo era redondo.
Si bien los cálculos del navegante estaban errados, tuvo razón en que el planeta Tierra era una esfera. Es así que al mando de su flota conformada por las carabelas «La Niña», «La Pinta» y «La Santa María», arribó el 12 de octubre de 1492 a una isla del Mar Caribe, la cual es hoy parte de Las Bahamas.
Después del éxito de la expedición marítima, Colón decidió seguir explorando otras islas cercanas. Sin embargo, el 21 de noviembre de 1492, «La Pinta» se separó y extravió del resto de las naves. Para el 6 de diciembre de aquel año, al llegar a la isla La Española (actualmente República Dominicana y Haití), «La Santa María» sufrió descomposturas.
Tras arreglar las averías de aquella embarcación, el genovés ordenó poner proa en dirección de regreso a la Península Ibérica. En el trayecto, el 6 de enero de 1493 reencontraron a «La Pinta», pudiendo completar el viaje de vuelta con ella.
«Irse de pinta»: una buena costumbre de la gente joven
Aunque no se sabe en que momento, ni quien ni en donde, se empezó a hacer alusión al episodio de «La Pinta» como un dicho para referirse a escapar de la escuela o el trabajo, es claro el porque.
Al igual que la carabela de Colón, muchos optan por separarse de sus deberes académicos o laborales, y vagar sin rumbo fijo por la ciudad. Es indudable que dicha acción es realizada sobre todo por los jóvenes, ávidos de experiencias que vayan más allá del aúlla de clases.
Como diría el locutor radiofónico de La Era del Dinosaurio, César Alejandre, irse de pinta es «una buena costumbre de la gente joven». Constituye una iniciación significativa en la vida de los adolescentes, pues los hace tomar riesgos y salir de los espacios que les brindan cierta seguridad. Representa una separación vital, el fin de la infancia.
Es innegable que esto tiene sus peligros, al quedar los jóvenes expuestos a las inclemencias del día a día. Pero lejos de estigmatizar dicha acción, conviene más conocer las razones de estas fugas. Además, los adultos también se van «de pinta». El tedio del trabajo enjaula muchas veces el sano deseo de caminar y disfrutar del ocio.