Jericalla, orígenes y receta del auténtico postre tapatío
Te contamos sobre la jericalla, una delicia tapatía que a veces se confunde con otros postres de otras regiones. ¡No se confundan! Es 100% mexicana.
La jericalla es un postre tapatío cien por ciento mexicano que ha permanecido en los hogares jaliscienses hasta la fecha y que tuvo la influencia de la gastronomía conventual que prevaleció en el Bajío, como los pedos de monja queretanos.
De acuerdo con la Oficina de Visitantes y Convenciones de Guadalajara, muchos mexicanos confunden este postre tapatío con un flan o con el francés crème brûlée. Nos compartieron las características para reconocer la auténtica jericalla.
Orígenes
La creación de la jericalla se remonta al siglo XVIII en Guadalajara, cuando las monjas del Hospicio Cabañas idearon un postre nutritivo y de sabor llamativo para los niños huérfanos que cuidaban.
Ingredientes:
- Leche
- Canela
- Azúcar
- Huevo
- Vainilla
Al hornear la mezcla de los ingredientes, conservaron la capa dorada y un tanto tostada que le da un sabor parecido al de la natilla española.
Receta de la jericalla
Se pone a hervir la leche con la canela y la vainilla. Por otro lado, se baten las yemas con el azúcar y al final se combina con la leche infusionada, para luego colar y hornear a baño María.
Al final, en la superficie casi siempre queda una costra dorada y un poco quemada. La textura se parece al flan, pero es mucho más ligera y untuosa.
Al servir este platillo, se presenta en el mismo recipiente en el que se hornea, para respetar y mostrar la costra, que tiene una consistencia sólida y añade profundidad al sabor con ese toque de leche quemada.
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