La danza volcánica del Pinacate (Sonora)
No lejos de Puerto Peñasco, en el complejo desértico conocido como Desierto de Sonora, se encentra el Pinacate, zona de origen volcánico, extraordinaria por sus características físicas y abundancia de vida.
Según algunos, el Pinacate debe su nombre a un diminuto escarabajo de intenso color negro que abunda en estas tierras. Una versión muy difundida refiere la semejanza del perfil de la Sierra Santa Clara con el mencionado insecto.
A pesar de ser una de las regiones más áridas de México, y uno de los ligares más calurosos de América del Norte, esta zona es muy interesante desde varios puntos de vista. Uno es el geológico, pues allí se encuentra una vasta concentración de volcanes –existen aproximadamente 400 conos de ceniza y volcanes de origen explosivo-. También hubo presencia humana desde tiempos ancestrales, como atestiguan infinidad de evidencias encontradas en sitios sagrados y ceremoniales de los tohono o’odham o pápagos.
La escasez de la lluvia no ha impedido el desarrollo de una importante diversidad de especies biológicas, lo que le hizo acreedor al título de Reserva de la Biosfera en 1993, y en 2007 fue elegido como una de las 13 maravillas naturales del país.
Este complejo de volcanes ofrece excelentes oportunidades para realizar actividades de aventura y observación de la naturaleza. Uno de los retos consiste en el ascenso a la Sierra de Santa Clara. Allí destacan dos picos: el Carnegie (mil 150 metros de altitud) y el Pinacate (mil 2009 metros), el más alto del área. El esfuerzo que implica escalarlo se ve recompensado por una de las experiencias más gratificantes: la visión de esa lunática combinación del paisaje volcánico y desértico, lleno de dunas que parecieran engullir a los volcanes de la serranía. Por si fuera poco, es un mirador privilegiado del cercano Golfo de California.
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