Las pinturas de Bartolomé Gallotti
Los muros del salón de recepciones del Palacio Postal se engalanan con las pinturas al temple de Bartolomé Gallotti, con la temática de niños y adolescentes que leen, escriben, reciben y envían cartas, es decir, realizan actividades propias del servicio postal.
También aparecen dos mozuelos que, por sus atuendos e instrumentos, simbolizan el comercio y la industria. Todos los personajes están en la pubertad, en el inicio de la juventud, cuando empieza el desarrollo de la relación autónoma del ser humano con sus semejantes. Son niños mestizos, in puris naturalibus, cuyos desnudos demuestran un perfecto conocimiento del cuerpo humano; las formas, medidas anatómicas y posturas, de acuerdo con los escorzos de las distintas imágenes, son excelentes.
El artista puso a sus jóvenes personajes dentro de un rectángulo apaisado, en posición sedente, para lograr mejor los volúmenes de sus modelos, aprovechando en esa forma el espacio y armonizando con la sección áurea. Si hubiera pintado adultos, Bartolomé Gallotti hubiera requerido de mayor espacio, pero de otra manera consiguió aprovechar mejor la superficie y respetar la arquitectura del entorno.
Las pinturas son realistas, con un fuerte toque de impresionismo, porque en ciertos momentos su autor resuelve algunas formas con trazos de manchas logrando así el efecto deseado. Son pinturas para contemplarse, cuando menos, a cinco metros de distancia.
Cabe mencionar que se trata de pinturas de “primera intención”, como la acuarela. Los fondos de los cuadros son laminillas de oro fino, de hoja, de 23 o 24 quilates, de forma cuadrada y puestas en forma de tablero de ajedrez, alternando tonos brillantes y mate, lo que ahora ya no es posible apreciar.
Gruesos marcos de yeso, moldurados en varios planos que ostentan pomas con discreta foliación, encuadran la obra pictórica que realizara Gallotti en el Palacio Postal.
Fuente: México en el Tiempo No. 39 noviembre / diciembre 2000