Los cañones del Río Bravo - México Desconocido
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Los cañones del Río Bravo

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Existe un tramo a lo largo de la frontera entre México y Estados Unidos donde profundos cañones dominan un paisaje desértico, a veces tan irreal como espectacular.

Ubicados en el corazón del Desierto Chihuahuense, el cañón de Santa Elena, entre Chihuahua y Texas, y los de Mariscal y Boquillas, entre Coahuila y Texas, son los tres cañones más espectaculares de la región: sus imponentes paredes sobrepasan los 400 metros de altura en algunos puntos. Estos accidentes geográficos son producto de la erosión generada por miles de años de avance del Río Bravo y, sin duda, representan uno de los más impresionantes patrimonios naturales compartido entre dos países.

A los tres cañones se puede acceder desde el interior del Parque Nacional Big Bend, Texas, decretado en 1944 tras un periodo prolongado de paz entre ambas naciones. Entusiasmado por este hecho, y maravillado por la belleza del paisaje en el lado mexicano del río, el entonces presidente de Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt, propuso la creación de un parque de paz internacional entre México y Estados Unidos. México tardó casi medio siglo en reaccionar, declarando dos áreas naturales protegidas en la zona de los cañones del Río Bravo, pero el gesto del gobierno estadounidense marcó el inicio de una historia de conservación que continúa hasta nuestros días. Hoy, la tierra está protegida en ambos lados de la frontera bajo varios esquemas que incluyen reservas federales, estatales y privadas. Existe incluso uno enfocado exclusivamente al cuidado de la cuenca: Río Escénico y Salvaje, en Estados Unidos, y su equivalente mexicano, el recién declarado Monumento Natural Río Bravo del Norte, garantizan la protección del río y sus cañones a lo largo de más de 300 kilómetros.

Esfuerzo transfronterizo

La primera vez que me adentré por uno de estos sorprendentes cañones lo hice como testigo privilegiado de un acontecimiento histórico. En aquella ocasión, directivos del Big Bend, personal de Cemex –corporación que ha comprado varios terrenos colindantes con el Río Bravo en México y Estados Unidos para destinarlos a la conservación a largo plazo– y representantes de Agrupación Sierra Madre –organización conservacionista mexicana que trabaja desde hace más de una década en la zona– se reunieron para descender en balsa por el cañón de Boquillas y discutir sobre el futuro de la región y los pasos a seguir para su conservación. Durante tres días y dos noches pude compartir con este grupo de visionarios los problemas y oportunidades del manejo de tan emblemático paisaje.

Hoy, gracias al empuje y convicción de unos cuantos soñadores, se está dando la vuelta a la historia. Enmarcadas bajo la Iniciativa de Corredor de Conservación El Carmen-Big Bend, que cuenta con la participación de gobiernos, organizaciones mexicanas e internacionales, rancheros e incluso el sector privado, representado por Cemex, estas acciones buscan alcanzar una visión común a futuro entre todos los actores de la región para lograr la protección a largo plazo de este megacorredor biológico transfronterizo de cuatro millones de hectáreas.

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Siempre recordaré un atardecer en el interior de uno de los cañones. El murmullo de la corriente y el sonido de los juncos mecidos por el viento producían un eco suave en las paredes que, a medida que avanzábamos, iban estrechándose hasta convertirse en un angosto desfiladero. El sol ya se metía y en el fondo del cañón nos envolvía una penumbra casi mágica. Reflexionando sobre las conversaciones de las últimas horas, me tumbé y miré hacia arriba, dejando girar mi balsa suavemente a la deriva. Tras varias vueltas no encontré diferencia alguna entre ambas paredes –mexicana y estadounidense– y pensé en el halcón que anida en las paredes del cañón y en el oso negro que cruza el río en busca de nuevos territorios sin importarles en qué lado se encuentren.

Quizá el hombre haya perdido para siempre la posibilidad de entender el paisaje sin límites políticos, pero estoy seguro de que, si seguimos contando con la participación de organizaciones e individuos tan comprometidos como los participantes de esta historia de conservación, se reforzará el entendimiento para intentar alcanzar una visión común.

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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