Los Locos del Ritmo, estudiantes de la UNAM que formaron una banda legendaria
Gracias a Los Locos del Ritmo los mexicanos tenemos en la memoria colectiva canciones como "Chica alborotada", "Pólvora" o "Aviéntense todos".
Todo empezó cuando José Alberto Figueroa conoció a Álvaro González en el salón 408 de la Prepa 4 de la UNAM, escuela donde ambos estudiaban. Casi jugando, empezaron a tocar sus guitarras de Paracho sin saber que estaban iniciando así con una leyenda musical que haría mover el cuerpo a millones de mexicanos hasta la fecha: Los locos del Ritmo.
Claro que cuando empezaron a tocar aún no se llamaban Los Locos del Ritmo, pues para eso tenían que pasar unos cuantos eventos afortunados más, como el encontrar a otros integrantes para la agrupación. Se sumaron José Negrete, luego Toño de la Villa, quien sería el vocalista, y José del Río.
Antes de ser llamados Locos del Ritmo
Todos traían conocimientos rudimentarios en la música, habían empezado por su cuenta, con influencia de Elvis, Scotty Moore y otros más. Pero aún así se animaron a continuar. De alguna forma consiguieron que el conserje de la Prepa 4 les diera la llave del salón de actos para ensayar y de paso poder usar el piano de cola que ahí había.
La música empezaban a tocar en apenas bosquejos de rock and roll, acordes con bajos, unas notas aceleradas de piano, pero nada más, por tanto había que mejorar demasiado, practicar más, así que los ensayos los llevaron a la casa de José Negrete, alias Colofox. Con algo de más confianza en lo que hacían empezaron a dar tocadas los sábados en la Prepa, con ello el estudiantado los empezó a conocer más y más.
Los Locos del Ritmo en concurso de Televicentro
Uno de sus amigos, Carlos Acosta, llegó un día para decirles que les había arreglado una presentación en La hora del aficionado de Televicentro, se trataba de uno de los programas más vistos de la época, y claro que todos se conmocionaron con la noticia, porque no sabían si podían cumplir con la exigencia profesional que tal presentación ameritaba.
Preparados o no, los cinco muchachos llegaron a Televicentro, acompañados de la porra del equipo de futbol americano de la UNAM, misma que les había prestado José Luis Rodríguez Palillo. La porra en todo momento hizo escándalo, tanto dentro de los estudios de televisión como fuera, pues cuando estaban a punto de premiar a otros, la porra se movilizó para que sus compañeros ganaran, y así fue. Fue ahí cuando los empezaron a llamar Pepe y sus Locos del Ritmo.
The original amateur hour con Ted Mack
El premio del certamen de Televicentro no era dinero o grabarles un disco, sino participar en la mundialmente famosa The original amateur hour (La hora del aficionado) conducida en Nueva York por Ted Mack. La fecha para presentarse en aquel exhibidor masivo llegó el 19 de junio de 1958.
Casi inmediatamente de bajar del avión de Mexicana en la Gran Manzana, Los Locos del Ritmo se presentaron en los estudios de televisión, momentos antes de la transmisión les dijeron que podían patear todo (como era usual entre los rockandrolleros) menos el piano de cola del estudio, asintieron con la cabeza.
Los Locos del Ritmo enseñando a hacer rock and roll en EU
El momento había llegado, todos estaban en posición, pero grande fue la sorpresa cuando se dieron cuenta de que el vocalista, Toño de la Villa, no tenía el suéter blanco de la UNAM, el cuál habían dispuesto para que él luciera más en la TV blanco y negro, así que José Alberto Figueroa, guitarrista, se quitó el suyo y se lo dio.
Y ya cuando todo parecía estar bien vino otra eventualidad: al momento en que Figueroa conectó el amplificador, éste tronó por la diferencia de voltaje de México y Estados Unidos. Todos entraron en pánico, porque simplemente no hay rock and roll sin la música de la guitarra.
Pero un nuevo milagro ocurrió. Al ver aquella desgracia, el guitarrista del grupo musical que siempre acompañaba al show de Ted Mack, le lanzó otro amplificador para que se conectara de inmediato, y así lo hizo. Todo listo, la banda compuesta por cinco jóvenes preparatorianos de la UNAM, empezó a tocar de forma magistral y en vivo, en la tierra del rock and roll, la canción Tutti frutti. Ganaron el concurso.
Nace la leyenda
Ted Mack no ahorró en elogios para Los Locos del Ritmo originarios del DF, México. De vuelta en su país Los Locos del Ritmo fueron a cafés, conciertos, grabaron un disco con Orfeón, sembraron para siempre en la mente de los mexicanos temas como Yo no soy rebelde. Sin proponérselo motivaron a más jóvenes a formar sus propias agrupaciones, la historia del rock and roll había empezado.