Los loros de México y tú
Aprende más en torno a estas curiosas aves...
El CAPITAL BIOLÓGICO DE MÉXICO
México goza de una situación privilegiada en cuanto a riqueza de plantas y animales, es decir de diversidad biológica. Para dar una idea de esta vasta y notable cualidad del país es importante saber que la República Mexicana se encuentra entre los cinco países con mayor capital biológico en el mundo. México tiene la mayor diversidad de tipos de hábitat terrestres, ya que cuenta con nueve de los 11 hábitat reconocidos para América Latina, y en cuanto a regiones biológicas dispone de 51 de estas ecorregiones. En lo que se refiere a especies la riqueza de México es igualmente abundante. El país ocupa el cuarto lugar mundial en número de especies de plantas y anfibios. Es la nación con mayor número de reptiles y el número dos en riqueza de mamíferos marinos y terrestres, y ocupa el doceavo lugar mundial con mayor diversidad de especies de aves silvestres, desde garzas y cormoranes hasta colibríes, gorriones y, sobre todo, de loros, cotorras, periquitos y guacamayas.
LOS LOROS Y AVES AFINES
Se estima que en México la cantidad de especies de aves silvestres es aproximadamente de 1 136. De éstas el 10% es endémico, es decir, sólo se desarrollan en el territorio nacional, por lo que es responsable global mente de lo que les acontezca a dichas especies. De igual forma, el 23% de la avifauna que ocurre en el país lo hace temporalmente, es decir, es migratoria, residentes de invierno o accidentales. Sin embargo, esta riqueza de aves de nuestro México, y en general su riqueza biológica, la estamos perdiendo por causas tales como la deforestación, la explotación irracional de ejemplares vivos, la contaminación, la destrucción de sitios de anidación, la persecución directa, etcétera. Desafortunadamente, México es uno de los lugares con más altos porcentajes de deforestación de sus bosques y selvas en el mundo, y es el onceavo lugar a nivel mundial con especies de aves en peligro de extinción. Alrededor de 71 especies de aves, entre otras águilas, colibríes, loros y guacamayas se encuentran en peligro de extinción en la República Mexicana, y otras 338 especies están listadas en alguna categoría de riesgo de desaparecer si la sociedad en su conjunto (pueblo y gobernantes) no emprende acciones para frenar esta situación.
LOS LOROS Y LA CULTURA MEXICANA
Desde tiempos prehispánicos los loros y otras aves afines han formado parte de la cultura de los mexicanos. Así lo vemos en los distintos usos y veneraciones de que han sido objeto los loros. En tiempos recientes, éstos aparecen en distintas formas y en canciones de la cultura popular como La guacamaya, de Cri Cri, y muchas otras. Sin embargo, muchas personas han poseído poseen o quisieran poseer un loro, perico o guacamaya como mascota.
Los psitácidos han sido comercializados en México durante siglos. Se tienen evidencias que desde el período de 1100 a 1716 grupos étnicos de Norteamérica, como los pimas en Arizona, intercambiaban piedras verdes por guacamayas vivas (particularmente verdes y rojas) con las culturas mesoamericanas. Preferían a los ejemplares inmaduros y recién emplumados que podrían ser domesticados fácilmente.
El especial interés por los psitácidos ha ido en aumento desde la época de la conquista; esto es debido principalmente a su gran atractivo, por lo colorido de su plumaje, la posibilidad de imitación del habla humano y por su tendencia a formar lazos afectivos con las personas, características que les dan valor como mascotas y aves de ornato. A partir del siglo XVI los psitácidos adquirieron mayor popularidad entre los mexicanos, principalmente como mascotas.
Durante el siglo XX este comercio tan intenso, aunado al tráfico ilegal (mercado negro), tuvo como consecuencia que entre 1970 y 1982 México fuera el mayor exportador de aves vivas para el comercio de mascotas provenientes de los países del neotrópico, exportando en promedio 14 500 psitácidos mexicanos anualmente a Estados Unidos. A la explotación de la avifauna nacional se suma que nuestro país juega el papel de puente entre Centro y Sudamérica para el mercado ilegal de fauna silvestre, ya que se aprovecha la extensa frontera entre México y Estados Unidos, donde los psitácidos son muy apreciados y tienen alta demanda como mascotas.
Durante el periodo de 1981 a 1985 Estados Unidos importó un mínimo de 703 mil psitácidos; y aún en 1987 México constituía la mayor fuente de contrabando de aves silvestres.
Se estima que cada año aproximadamente 150 mil aves, sobre todo psitácidos, son contrabandeados a lo largo de la frontera norte. Esto sin olvidar que el mercado interno de aves silvestres en México también es importante, ya que de 1982 a 1983 se reportaron 104 530 psitácidos capturados en México para el mercado doméstico. Como consecuencia de lo anterior, las poblaciones silvestres de psitácidos en el territorio nacional se han visto fuertemente impactadas.
Fuente: México desconocido No. 317 / julio 2003