Los secretos sumergidos del Convento de San Bernardino de Siena en Valladolid, Yucatán
El Convento de San Bernardino de Siena en Valladolid, guarda secretos tanto en sus muros como sumergidos y rescatados gracias a la arqueología acuática.
Fue al lado de una laguna, ubicada en el corazón de la península de Yucatán, donde Francisco Montejo, el encomendado español, fundara el 23 de mayo de 1543, la Villa de Valladolid, en homenaje a la ciudad de Castilla del mismo nombre. Y ahí mismo se erigió el Convento de San Bernardino de Siena.
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El primer enfrentamiento
Este sitio, llamado por los mayas como Chouac-há (agua clara), sería la base de operaciones para someter a los cupules y dominar su capital Zacihual, el «Gavilán blanco». Labor nada fácil, esta ave carnívora simbolizaba las cualidades bélicas de esa comunidad, pese a ello, Zací cayó, no se sabe cómo ni cuándo, lo que sí se sabe, es que los pobladores nativos del área no se dejaron intimidar ni someter tan fácilmente.
Los franciscanos
Un par de años después de la toma de Zací, el emplazamiento fue trasladado al actual Valladolid, lugar donde los franciscanos se hicieron presentes de manera definitiva.
Fue a partir de 1552, cuando Fray Juan de Mérida inicia, en el barrio de Sisal, la construcción del convento consagrado a San Bernardino de Siena, obra que terminó en 1560. Éste fue uno de los 12 conventos de la Colonia realizadas por franciscanos en Yucatán, y es el segundo más grande después del convento de Izamal.
Fray Ponce de León describió el convento y su ubicación así:
“Fuera de esta villa, a poco más de un tiro de arcabuz (1 km aproximadamente), está poblado un monasterio de frailes franciscanos menores de la observancia, muy fuerte, con su iglesia de bóveda de albañilería y cantería, con su claustro de cuatro cuartos y corredores en lo alto, en las cuales hay muchas celdas”.
La inscripción situada en el pórtico principal menciona: “Domus Mea Domus orationis vacabitur, MDLX” (Mi casa será llamada casa de la oración, 1560).
A partir de la llegada de los españoles, los pueblos mayas fueron intervenidos en su gobierno, en las cuestiones productivas y económicas, en sus costumbres y creencias, imponiendo disciplinas a los infieles de la nueva fe y de moral profana.
Éstas fueron las armas contundentes para sojuzgar e intentar someter de forma definitiva a las comunidades locales. La historia continuó con conflictos entre los españoles y los nativos originarios de estas provincias, quienes se negaban a ser sometidos por la Corona española y a ser despojados de sus tierras y libertad.
La rebelión de los mayas
Uno de los primeros levantamientos contra la opresión y la esclavitud se da el 9 de diciembre de 1546, un año después de la ocupación de Zací, cuando más de 20,000 mayas sitiaron la cuidad y atacaron las tropas del conquistador Francisco Montejo.
Esta rebelión fue el preludio de lo que sería tres siglos después, el 25 de julio de 1847, la mayor resistencia indígena contra el Virreinato en Yucatán, la denominada Guerra de Castas. El avance de los mayas fue tal que, a finales de diciembre de ese año, el oriente del estado estaba en poder de los sublevados. Valladolid fue sitiada del 19 de enero al 14 de marzo de 1848.
La huida y la noria
La guarnición militar emplazada en el convento del barrio de Sisal, con un destacamento de 300 hombres, no resistió el sitio junto con el resto de Valladolid.
Agustín León, comandante de las tropas españolas, ordenó la evacuación de la ciudad. 10,000 personas y más de 100 carruajes iniciaron el éxodo de la cuidad con funestas consecuencias, los mayas atacaron la columna creando un sinnúmero de bajas.
Hasta el momento no se sabe claramente cómo se desarrollaron los acontecimientos en el barrio de Sisal, lo que es evidente, es que, en el desesperado intento de huida, los españoles arrojaron las armas y los pertrechos al interior del cenote Sis-ha, sobre el que se edificó una noria en los terrenos del convento que proveía de agua a los plantíos y a los misioneros y militares ahí apostados, ello, antes de cedérselas al enemigo.
La historia del Convento de Sisal como tal, concluye el 12 de febrero de 1755, cuando por indicaciones del Obispo Ignacio de Padilla y Estrada, procedió a su secularización. A partir de este momento el convento entraría en una fase de parálisis que, en la época posterior a la independencia de regresión, favorecida por la Guerra de Castas, llevarían al convento a la ruina y al abandono por un largo periodo hasta que se promovió su reconstrucción y rescate en la década de los setentas.
Arqueología subacuática
Con estos antecedentes históricos, y gracias a un grupo de exploradores locales de arqueología subacuática, se supo de las armas en el interior de la noria del convento de San Bernardino de Siena.
Tiempo después, tuvimos la oportunidad de sumergirnos en sus aguas y registrar su contenido, ello, dentro de un proyecto de investigación de arqueológica subacuática del INAH. Y con el apoyo de la Fundación Convento Sisal Valladolid, A.C., se montó un museo de sitio con imágenes de los trabajos realizados, y donde se exponen algunos de los artefactos que recuperamos del interior de la noria, que comprenden un catálogo de piezas paleontológicas, prehispánicas y coloniales, entre ellas:
- Huesos fósiles de animales del pleistoceno con una antigüedad de hasta 11,000 años
- Cerámica e incensario mayas del periodo postclásico (900 – 1521 d.C.)
- Alrededor de 300 fusiles; atados, sueltos y en uso. En su mayoría ingleses pertenecientes a la Indian Pattern y producidos por la casa Ketland & Co. E Briningham, Reino Unido, que empezó a fabricarlos en 1776.
- Refacciones de armamento
- Un cañón con su cureña.
- Un cazo de bronce
Cuando vayas a Valladolid, no dejes de visitar el convento y su museo; por ahí nos vemos.
Para saber mas:
Góngora-Biachi, Renán y Grosjean Abimeri, Sergio, 2010. El convento de San Bernardino de Siena: una joya Colonial de Valladolid, Yucatán. ISBN: 978-607-7824-09-1
Perry, Rosalind, 2002. Maya Missions: Exploring Colonial Yucatan. Espada press.
Estudios y proyectos, de Sefotur, Yucatán.