Macarrones y dulce de leche: una sabrosa tradición de México

Los macarrones y el dulce de leche son dos de los manjares tradicionales que han estado durante generaciones en México, encantando los paladares de chicos y grandes.
La tradición dulcera de México es amplia y simultáneamente, múltiple. Pareciera que toda la historia del mundo, que todas las culturas, confluyen en ella. Aunado a eso, el ancestral pasado prehispánico del país le ha dado un toque totalmente original a esas recetas provenientes de Europa, Asia y África. Uno de los mejores ejemplos de ello, son los macarrones y el dulce leche. Populares en Puebla, su origen se encuentra en otros países. Son tan sabrosos, que son uno de los principales bocadillos de la dulcería nacional.

El origen del dulce de leche y los macarrones
Desde la antigüedad, tanto en Europa como en Asia, fueron comunes los alimentos derivados de los lácteos. Particularmente, en pueblos dedicados a la ganadería, estuvieron muy presentes. Por ello, no resulta sorprendente que también prepararan dulces a base de leche.

En la India y el sudeste asiático, eran y siguen siendo muy populares. Aunque no se sabe muy bien, se especula que los dulces de leche llegaron a España en el siglo XVI, precisamente cuando aquella nación inició su expansión sobre Filipinas y otros territorios adyacentes. Por otra parte, el maccarone era una galleta italiana hecha a base de harina de almendras, típica del siglo XV. Durante el Renacimiento llegó a Francia, donde se le llamó macaron. Finalmente, en el siglo XVII llegaría a España a través del País Vasco.

Puebla: la cuna de los macarrones y el dulce de leche en México
Desgraciadamente, aún no hay certezas documentales sobre el origen de los macarrones y el dulce leche en México. Se sabe que entre los siglos XVI y XVII llegaron las recetas de ambos dulces al país. Sin embargo, pronto las peculiaridades de la cultura novohispana hicieron que ambos tipos de bocadillo se cruzaran.
Con toda probabilidad, en los conventos de ciudades como Puebla, fue donde las monjas y las cocineras de estos recintos religiosos modificaron las formas de preparar estos dulces. La base de ambos se convirtió precisamente, la leche. Esto les otorgó su característico sabor acajetado.

Los macarrones y los dulces de leche
Los macarrones en México tienen una enorme variedad de sabores. Algunos tienen rellenos de frutas, mermeladas, ganache, o cremas de mantequilla, de chocolate amargo o blanco; también suelen ser de café, coco, limón, naranja, frambuesa, caramelo, vainilla, praliné, almendras, pistacho, menta, anís, licores y hasta crema de rosa. Poseen todos los colores habidos y por haber.
Por su parte, los dulces de leche, al estar elaborados a partir de la cocción del lácteo con azúcar, son una mezcla espesa y acaramelada con un color ocre, entre café y dorado. Su consistencia puede variar de acuerdo a la receta de cada región: desde la más líquida y suave, hasta una más espesa y firme, la cual se corta en pequeños trozos. Los dulces de leche mexicanos más conocidos son la leche quemada, la cajeta y el jamoncillo. Respecto a este último, hay una variante que de hecho, lo une con los macarrones: los macarrones de dulce leche.
