Montuy o la libertad del pensamiento
El maestro Montuy nos recibió en su estudio, en el hotel Cencali, donde vive con su esposa. Hombre amable y de hablar cadencioso, nos dijo que nació en Frontera, en los humedales tabasqueños, en 1925.
El maestro Montuy nos recibió en su estudio, en el hotel Cencali, donde vive con su esposa. Hombre amable y de hablar cadencioso, nos dijo que nació en Frontera, en los humedales tabasqueños, en 1925.
Sin tener escuela de arte, el maestro empezó a pintar como a los cuarenta y cinco años, primero en caballete y luego en muro. “Esta actividad la tomo como congénita”, nos comentó.
Es un hombre que rompe las fronteras de su pueblo, de su estado, y se funde con el universo, tomando algo de todas partes, enriqueciendo su espíritu y plasmándolo en sus lienzos; para él, “el hombre se universaliza a través de su mestizaje”.
Montuy pinta ideas y leyendas, lo que va surgiendo de su imaginación. Lo más importante es la libertad de pensamiento, pues “para eso somos humanos”.
El maestro emplea seis meses en la preparación de sus muros, aplicando varias capas con acrílicos especiales de alta densidad, arena sílica, carbonato de calcio y blanco de titanio, lo que los hace muy resistentes a la humedad y a los temblores, pero además los hace desprendibles, acabando con la afirmación del gran maestro Diego Rivera en el sentido de que “la obra se sujeta al destino del edificio”.
Daniel Montuy usa tecnologías avanzadas que lo liberan de la necesidad de emplear auxiliares; así, magnifica el plano a escala, escaneándolo en computadora por secciones, luego un auxiliar lo calca en el muro y finalmente el maestro lo pinta.
Su obra consta de diez murales terminados en Tabasco, entre los que se encuentra «El nacimiento de la conciencia del Universo», basado en el libro maya del Popol Vuh.
Actualmente trabaja en el muro: «Mito e historia del universo maya precolombino», ubicado en el Planetario 2000 de Villahermosa.
En la ciudad de México tiene dos obras murales: una en la Casa de la Cultura en la delegación Venustiano Carranza: «La rebelión de los pueblos sojuzgados», y otra en el Zócalo.
Para el maestro, su obra habla por sí sola. Nosotros la resumiríamos en una frase: «Exuberante como Tabasco».
Fuente: Tips de Aeroméxico No. 11 Tabasco / primavera 1999
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