Pelé se encaprichó por un traje de charro; esta es la historia

Unos meses después de que Pelé diera muestra al planeta de su talento en el Mundial de México 1970, aceptó la invitación de regresar a nuestro país para una serie de entrevistas, reconocimientos y presentaciones con la condición de que le fabricaran un traje de charro. 

El comisionado para cumplir el capricho del astro sería don Samuel Morales, integrante de un linaje de confeccionadores de trajes charros, quien recibió la instrucción de tomar las medidas en el aeropuerto de la Ciudad de México una vez que el “Rey”, aterrizara.   

Tomar las medidas de Pelé resultaba imposible

Pero la situación se complicó. Una vez que Pelé llegó a México una horda de periodistas, fanáticos del soccer, brasileños residentes en México, curiosos, directivos de clubes, etcétera, se arremolinaron alrededor de la estrella futbolística, haciendo imposible tomarle las medidas para su traje. 

Samuel Morales, entonces tuvo una idea: se agachó lo más que pudo para introducirse así a la bola de gente que rodeaba al astro, una vez cerca de él lo observó bien, sin que el futbolista lo notara midió sus huesos haciendo cuartas con los dedos, también usó las propias medidas de sus brazos para calcular las proporciones anatómicas de quien es, hasta el momento, uno de los más grandes jugadores de soccer todos los tiempos. 

Salió del tumulto de gente como pudo, no sin antes recibir codazos, patadas… El reloj estaba en su contra, regresó a su taller y empezó a confeccionar el traje básicamente “a ojo de buen cubero” y con las pocas anotaciones que había hecho cuando estuvo junto a él.  

Un traje de charro a ojo de buen cubero

Una vez terminado llevó el traje de charro al hotel de Pelé, se lo dio a sus asistentes, éstos se lo entregaron a su patrón y cuando se lo puso le quedó tan bien que salió con una enorme sonrisa de su habitación exigiendo ver a la persona que se lo confeccionó, por fortuna don Samuel Morelos aún no se había ido.  

El futbolista preguntó al fabricante cómo es que le hizo un traje a la media si nunca le había tomado las tallas, pero don Samuel Morales prefirió guardar el secreto, no le dijo. Ambos se tomaron una fotografía que quedó para la posteridad.

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