17 Planes de Semana Santa en todo México
Te traemos 17 planes de Semana Santa por si no sabes qué hacer en estas vacaciones: playas, templos antiguos, santuarios naturales y paisajes sorprendentes son solo algunas de las opciones que encontrarás en esta lista.
1. Uno de los mejores planes de Semana Santa: Barrancas del Cobre, Chihuahua
Siete cañones, 60 mil kilómetros de extensión, 1,879 metros de profundidad máxima… podríamos seguir mencionando las impresionantes cifras que definen a las Barrancas del Cobre, elegidas por nuestros lectores como el destino que mejor representa a México en el extranjero y un imperdible de los planes de Semana Santa. Sin embargo, creemos que lo mejor es que experimentes su belleza invitándote a explorarlas. ¿Te imaginas acampar rodeado por bosques cubiertos por neblina y colosales paredes de roca? Por la mañana, a tu nariz llegará el aroma de un café recién preparado por una familia rarámuri, quienes serán tus anfitriones durante tu estancia en el corazón de las barrancas. Este sistema geológico del estado de Chihuahua es más largo y profundo que el cañón del Colorado, en los Estados Unidos, y también es hogar de centenares de importantes especies, como el coyote, el gato montés, el águila real y el puma. Teniendo cuidado de no importunarlos, podrás caminar por los senderos trazados por el “pueblo de los pies ligeros”, o participar en su juego de pelota tradicional, el komakali. Regresa a tu hogar temporal en las montañas, donde aprenderás a tejer cestos con fibras naturales o elaborar tortillas de maíz cultivado por los rarámuri. La luna, la bóveda celeste ‒colmada de estrellas‒ y el resplandor de una fogata serán las únicas fuentes de luz visibles mientras los viejos del pueblo te cuentan historias sobre la vida al filo del viento y a la orilla de los acantilados. Para participar en una vivencia así te sugerimos contactar a los guías de Eco-alternative.
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2. Ciudad de Guanajuato
Si es la primera vez que visitas este lugar, elige una ruta que incluya la Catedral de La Paz, el Teatro Juárez, el Mercado Hidalgo, la Universidad de Guanajuato, el Jardín Unión, el Pípila y la Alhóndiga de Granaditas y el Callejón del Beso. Por el contrario, si ya conoces la ciudad de Guanajuato, vale la pena visitarla de nuevo para conocer sus atractivos menos monumentales pero no por ello menos bellos. Compruébalo visitando La Casa del Quijote, una boutique y galería especializada en arte y joyería mexicana. Aquí podrás ver cómo el maestro orfebre Jesús Vázquez convierte el oro y la plata en delicadas piezas con forma de pajarito, utilizando técnicas de joyería barroca guanajuatense. Dijes, anillos y pendientes, todos se ensamblan a mano y a la vista de los visitantes, quienes pueden acudir de lunes a sábado de 12:00 a 13:30 y de 18:00 a 19:30. Al terminar la demostración, si no sales de ahí con una fina pieza barroca en las manos, estamos seguros de que, por lo menos, lo harás sorprendido de lo mucho que Guanajuato aún tiene por ofrecer.
- Para complementar la experiencia artística y de autor, hospédate en el Hotel Boutique 1850, un concepto moderno instalado en una casona señorial.
3. San Miguel de Allende, Guanajuato
Sujétate bien a las riendas y pon pie firme en el estribo: aunque no conduzcas un auto, te recomendamos moderarte con los tragos y agudizar tus sentidos, pues en esta experiencia que atraviesa el corazón de San Miguel de Allende ¡vaya que lo vas a necesitar! Nos referimos a las cabalgatas que organiza Coyote Canyon Adventures, expertos en excursiones a caballo por las calles de esta vibrante joya virreinal guanajuatense y sus alrededores. El punto de reunión es el Parque Benito Juárez, al atardecer, donde te estarán esperando los guías y tus compañeros equinos para comenzar una ruta que incluye algunos de los puntos más emblemáticos del destino, como la Parroquia de San Miguel Arcángel, iluminada en todas sus aristas. Posteriormente, ¡a brindar! Como si se tratar de una película del Viejo Oeste, recorrerás montado las calles empedradas de esta ciudad Patrimonio de la Humanidad haciendo escala en cantinas tradicionales. Amarra tu corcel fuera de las puertas abatibles y pídele a la banda tu canción favorita mientras bebes una cerveza o te acabas a besos tu mezcal. Llegado el momento, volverás al galope para continuar tu trote entre los muchos establecimientos que animan la noche de San Miguel de Allende, siempre bulliciosa y cosmopolita. Una vez que tu montura haya vuelto al establo, estira las piernas en Dos Casas, hotel boutique desde donde verás el destello de las cúpulas de la ciudad. Si a la mañana siguiente aún presentas molestias por la cabalgata, reserva un masaje en su spa, reconocido como uno de los mejores de todo el país. Si no eliges este destino para tus planes de Semana Santa, definitivamente debes ponerlo en agenda para visitarlo al menos una vez en la vida.
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4. Chichén Itzá, Yucatán
Es la ciudad de los enigmáticos itzáes, los “Magos del agua”, pueblo maya que en su peregrinar desde Guatemala hacia Yucatán dejó tras de sí una estela de centros políticos y ceremoniales que hoy nos siguen asombrando. Considerada una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo, el templo de Kukulkán robará tu atención ni bien pongas un pie en esta zona arqueológica. Ahora imagínate hacerlo de noche, mientras pasajes del libro sagrado maya del Popol Vuh se proyectan sobre sus 365 escalones gracias al espectáculo de videomapping proyectado sobre el templo. Antes de arrancar el show, te será entregado un iPod con audioguía para que explores el sitio a tu ritmo: caminarás al pie del Templo de los Guerreros, con sus pilares con forma de serpiente, mientras que el juego de pelota (el más grande de Mesoamérica) luce aún más colosal a causa de la iluminación escénica; si la noche es clara, serás testigo de cómo las constelaciones se alinean con la pirámide central. Ceibas, astros y animales fantásticos danzarán sobre la cara sudoeste de este edificio, recreando cómo los mayas imaginaron el origen del universo. Para reservar tus entradas a este show, realiza una llamada al 01 (999) 9421900, extensión 127, o ingresa a nochesdekukulkan.com. Si quieres llegar a tiempo a la presentación, te sugerimos hospedarte en el hotel Ik’kil, vecino del gran cenote del mismo nombre y a solo cinco minutos de Chichén Itzá.
5. Playa Balandra, Baja California Sur
Sus aguas luminosas, su arena fina y los riscos que la rodean te harán pensar más de una vez si no te desviaste por error hacia el Mediterráneo, pues la belleza de este humedal costero, 25 kilómetros al norte de La Paz, parece salida de alguna postal de Grecia o Italia. Sin embargo se trata de un tesoro natural muy mexicano, algo perceptible en el paisaje desértico (verás altos cardones ) y en la música de banda que, a ratos, llega desde las camionetas que transitan por la carretera vecina. Aquí los elementos han dejado salir su lado artístico: verás médanos blancos moldeados por el oleaje suave; un mar azul profundo que se difumina ‒como pinceladas de acuarela‒ hasta el turquesa pálido, así como una roca con forma de hongo esculpida por los caprichos del viento. Lo mejor: tendrás este paisaje casi solo para ti, pues no hay desarrollos turísticos aledaños y solo se puede llegar caminando. Refúgiate en alguna de sus numerosas cuevas naturales para disfrutar de un refrigerio o descansar por un rato del sol. Si contratas alguno de los tours que ofrece Balandra.MX, podrás navegar por sus aguas a bordo de un kayak o remando a pie sobre un paddle board. Esta empresa también ofrece esnórquel entre los arrecifes y recorridos autorizados para nadar con lobos marinos y el tiburón ballena.
- ¿Deseas llegar a playa Balandra en poco tiempo? Hospédate en Costabaja Resort & Spa, un hotel cuyo impecable diseño arquitectónica permite apreciar hermosas vistas del mar y la montaña.
6. Teotihuacan, Estado de México
Otro de los mejores planes de Semana Santa si vives cerca de la CDMX es ascender a las Pirámides de la Luna y el Sol o deambular por el Palacio de las Mariposas, no te quedarán dudas del por qué. Los expertos consideran que esta megalópolis, ubicada 50 kilómetros al noreste de la Ciudad de México, llegó a tener una extensión de 21 kilómetros cuadrados y una población cercana a los 200 mil habitantes, cifra que palidece con la cantidad de visitantes que recibió en 2016: más de 3 millones. Si tu plan es evadir las multitudes, contacta a los guías de Teotihuacan en Bici, empresa que busca incentivar el transporte en pedales y el descubrimiento de este sitio Patrimonio de la Humanidad desde otra perspectiva. Los recorridos básicos tienen una longitud aproximada de 10 kilómetros, a lo largo de los cuales podrás ver los vibrantes murales antiguos de Tepantitla (menos concurridos que la zona de pirámides), degustar mezcal a pie de maguey o probar mermeladas artesanales de tuna y xoconostle. Si eres más aventurero, pregunta por las excursiones extremas en bici de montaña o hacia una cueva milenaria.
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7. Cancún, Quintana Roo
Quizás la sola mención de la palabra “Cancún” no te remita de inmediato a pensar en visitas guiadas, pero ¿si la lluvia interrumpe tus planes de playa? Este destino, el más visitado en nuestro país por el turismo extranjero, cuenta con varios recintos para el arte y el conocimiento; para muestra, tres espacios imperdibles. El primero es el Museo Maya de Cancún que, como su nombre aclara, está dedicado a mostrar los vestigios arqueológicos de esta cultura milenaria. Acudir resulta obligatorio si quieres apreciar piezas descubiertas en los cenotes y ríos subterráneos de la Riviera Maya o pasear entre las ruinas de la z.a. de San Miguelito, a pocos metros de los resorts. Kilómetro 16.5 del Boulevard Kukulkán, Zona Hotelera, Cancún. Otra recomendación es el Planetario de Cancún Ka’Yok, que recientemente estrenó un domo digital donde se proyectan audiovisuales 360, así como una sala de realidad virtual en la que podrás “visitar” Marte sin dejar la Tierra o explorar otras bellezas del estado.
- Si las nubes grises se disiparon, sumérgete a las profundidades del Museo Subacuático de Cancún: 475 esculturas que en conjunción con el azul eterno del arrecife Manchones te regalarán una inolvidable estampa surreal.
8. Ciudad de Oaxaca
No hay rincón de la capital oaxaqueña en el que no se perciba la energía creativa de su gente. Las bandas de aliento estremecen la calle Alcalá; los textiles tradicionales ondulan al pie del Ex Convento de Santo Domingo; el barro y la madera cobran formas inusitadas en manos de los artesanos, mientras que los artistas plásticos llenan de color salas del Museo de los Pintores Oaxaqueños y el Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca. Es en este último recinto donde se ha gestado una de las iniciativas turísticas y culturales más originales de la entidad: el Pasaporte Gráfico, un documento que te sugiere una ruta a través de diez talleres gráficos con la finalidad de estampar en él sellos diseñados por los estudios participantes, entre los que se encuentran Burro Press, La Madriguera Gráfica y Gabinete Gráfico. La idea central del Pasaporte Gráfico es que conozcas a tu ritmo la diversidad técnica y temática del arte de Oaxaca; si reúnes todos los sellos te harás acreedor a un diez por ciento de descuento en el precio de la mercancía a la venta en estos espacios. Quienes prefieran completar este itinerario de acuerdo un plan, pueden apuntarse a los recorridos guiados que se llevan a cabo una vez al mes.
- Para no perder el hilo artístico de tu visita, hospédate en Casa Oaxaca, que además de un bello entorno arquitectónico tiene uno de los restaurantes de cocina regional más celebrados de México.
9. Riviera Maya, Quintana Roo
En los 140 kilómetros de largo que componen esta franja privilegiada de selva y mar Caribe hay cabida para todo tipo de experiencias de viaje. ¿Quieres enfiestar y presumir los días de gimnasio, ese tatuaje nuevo? La Quinta Avenida y Playa Mamitas, en Playa del Carmen, es la opción para ti. Los aficionados al submarinismo de todo el mundo peregrinan hacia Cozumel para bucear en el Parque Nacional Chankanaab, refugio para el ecosistema arrecifal. Apreciar de cerca la belleza subacuática no es privativo de quienes cuentan con certificación como buzo, pues a bordo del submarino Atlantis podrás descender 40 metros hasta tocar el lecho marino. Luego de divisar cardúmenes de peces, corales y un barco hundido, tendrás oportunidad de ver el abismo azul donde la plataforma continental termina, donde el territorio de México se acaba. Desde luego, opciones para hospedarse sobran. En Playa del Carmen está Cacao, hotel boutique y de diseño cuya terraza con alberca congrega a los adoradores de los buenos tragos . Lejos del bullicio, el enorme complejo de Mayakoba engloba cuatro conceptos hoteleros de lujo enclavados en la selva baja yucateca y atravesados por canales de agua dulce: desde el colorido y jovial Andaz Mayakoba hasta el romántico Rosewood Mayakoba, pasando por los hoteles Fairmont y Banyan Tree.
10. Tulum, Quintana Roo
Para nadie es un secreto que Tulum es uno de los destinos que mejor representa a México por la conjunción de elementos que caracterizan a nuestro país, es decir, la presencia de cultura milenaria (representada por la zona arqueológica del mismo nombre) enmarcada por belleza natural. Sin embargo, existe otro rasgo propio de nuestra idiosincracia que en Tulum ha comenzado a ganar celebridad: la gastronomía. Para comprobarlo reserva mesa en alguno de estos establecimientos. El primero es El Tábano, que sirve cocina de la península de Yucatán siguiendo técnicas de vanguardia al abrigo de una palapa. A tu nariz llegarán los aromas de platos hechos al momento con papaya, coco, carne de cerdo, chile xcatik y mariscos. Hartwood es otra de las alternativas culinarias que debes conocer, principalmente por su propuesta con pesca del día y su compromiso con la sustentabilidad ecológica; toda su electricidad proviene de celdas solares, emplean composta en sus huertas y presumen tener un funcionamiento cien por ciento libre de carbono. Además, muchas de las legumbres y vegetales que utilizan provienen de milpas de comunidades mayas. Para cerrar la terna, lánzate a probar los tacos Honorio: tradicionales, de cochinita pibil, lechón y relleno negro, servidos con tortilla recién hecha a mano. Sin duda, otra excelente opción de planes de Semana Santa.
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11. Tequila, Jalisco
En este Pueblo Mágico jalisciense no solo quieren que bebas tequila y conozcas su proceso de elaboración: también buscan que experimentes el proceso de añejamiento y fermentación de este destilado en carne propia. Lo anterior es posible en Matices Hotel de Barricas, una opción de hospedaje localizada en el corazón de la tequilera La Cofradía. Sus habitaciones en forma de enormes barriles emergen entre el paisaje agavero, solo que dentro, en vez de líquidos en constante transformación etílica, hallarás cómodas instalaciones para pernoctar. Complementa tu estancia haciendo un recorrido de jima entre los agaves tequilana weber, así como un tour por las instalaciones de la planta para conocer cómo se fabrican sus destilados; si lo deseas, puedes diseñar tu tequila personalizado. Contempla también una escala en el taller de alfarería Arte en Fuego, donde se elaboran las botellas y recipientes que dan resguardo a esta bebida. Y aunque no te faltarán motivos para quedarte en La Cofradía todo un día, siempre es recomendable que pasees por el centro del pueblo para admirar la parroquia de Santiago Apóstol, joya religiosa ineludible, así como apreciar desde lejos la silueta del volcán de Tequila.
12. Ciudad de Zacatecas
Buena parte de las construcciones señoriales del centro histórico de Zacatecas ‒considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco‒ se deben a la riqueza de sus minas cercanas, entre las que destaca la del Cerro de la Bufa, unida a su vez al Cerro del Grillo por un teleférico que ya es símbolo de la ciudad. Desde esas alturas se pueden apreciar las torres barrocas de la Catedral, palacios y callejuelas edificadas con hermosa cantera rosa. De un paseo en las alturas pasa a realizar una excursión a bordo de un vehículo todoterreno con la mina de Capstone Gold, en las afueras de la ciudad, como destino; la duración aproximada del recorrido es de dos horas, durante las cuales podrás ver cómo esta capital de matices arena desaparece poco a poco detrás de la ondulante orografía zacatecana, esa que tantas riquezas esconde.
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13. El Tajín, Veracruz
El pueblo totonaca la construyó alrededor del siglo I y desde entonces no ha dejado de maravillar a quienes la ven emerger entre la selva. Su monumento más sobresaliente es la Pirámide de los Nichos: 365 cubículos de piedra sólida formando un monte sagrado que celebra el paso de los astros. Otro hito numérico de El Tajín está relacionado con los juegos de pelota, pues en los casi10 kilómetros cuadrados de superficie del sitio se han hallado 17 estructuras de este tipo, más que en ninguna otra urbe de Mesoamérica. La lista de maravillas de Tajín es larga, así que preferimos sugerirte que explores la región en compañía de los descendientes de quienes la construyeron. Contacta a la gente de Totonal y reserva un tour que incluye paseo guiado en la zona arqueológica, elaboración de artesanías en una cooperativa totonaca y visita a la comunidad de Cuyuxquihui, donde te enterarás de cómo los pobladores han sacado provecho sustentable de su exuberante pero delicado entorno.
14. Paquimé, Chihuahua
Esta urbe de muros y laberintos de adobe surge a mitad del desierto como un espejismo geométrico recortado sobre el cielo siempre azul de Chihuahua. Los arqueólogos datan su apogeo alrededor del año 700 d.C., tiempo en el que por sus calles transitaban comerciantes de todo el México antiguo en busca de metales, piedras preciosas y plumas de guacamaya. Visítala y comprueba cómo al interior de sus muros la temperatura es más baja que afuera, pues sus edificios fueron diseñados para que el viento los enfriara. En el Museo de las Culturas del Desierto, aledaño a la zona arqueológica, verás vasijas de la cultura Casas Grandes, adornadas con característicos patrones lineales. La tradición artística Casa Grandes aún pervive, resucitada hace casi sesenta años por Manuel Oliva, vecino de la localidad de Mata Ortiz. Admira el proceso de elaboración de estas finas piezas en los tours que organiza Paquimé y Alrededores.
15. Islas Marietas, Nayarit
Este pequeño archipiélago compuesto por las islas Redonda y Larga se encuentra a 8 kilómetros de la costa de Nayarit, estado al que pertenece. Se ha hecho mundialmente famosa por la Playa Escondida o Playa del Amor, incrustada en un cráter formado por el impacto de una bomba durante prácticas militares. Es un importante refugio para aves, mamíferos marinos y peces, razón por la cual se le ha convertido en una Reserva de la Biosfera; así, si bien acampar u hospedarse en las Islas Marietas no está permitido, sí podrás practicar esnórquel, remar en kayak o apuntarte en un tour en bote para observar ballenas migratorias. Encontrarás todas las actividades anteriores, y unas cuantas más, en el catálogo de Vallarta Adventures, expertos en turismo de aventura en la zona.
16. Xochimilco, Ciudad de México
Aprender sobre la cultura chinampera es otro de los planes de Semana Santa que te Proponemos. Son las chinampas el alma y razón de ser de Xochimilco, pues sin la construcción de estos jardines flotantes, creados por los nahuas, el complejo ecosistema natural, agrícola y social de la zona no hubiera surgido. ¿Quieres adentrarte en este valioso legado? Haz contacto con Yolcan, una plataforma que ha vinculado a agricultores de Xochimilco con chefs y restaurantes de la Ciudad de México para promover la siembra en chinampa. Reserva un lugar en su Experiencia Gastronómica y aborda una trajinera intervenida por el artista Luciano Matus. Tras navegar por estos míticos canales, llegarás a la Chinampa del Sol, donde recibirás una explicación sobre los métodos de cultivo ancestrales, recogerás ingredientes y participarás en una comida de tres tiempos preparada por un chef. Xochimilco resiste y es mucho más que fiesta descontrolada y folclor.
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17. Palenque, Chiapas
La antigua Bàak reluce con fuerza en una constelación de ciudades mayas ya de por sí luminosa, y la razón de ello es su belleza arquitectónica y la riqueza de sus ajuares mortuorios. Vivió sus años de mayor gloria durante el reinado de Janaab’ Pakal, y testimonio de ello son el Templo de las Inscripciones (coronado por un intrincado mascarón); el Palacio, visible desde lejos a causa de su torre, y el juego de pelota. Los bosques húmedos que rodean la zona arqueológica son también razón suficiente para viajar al norte de Chiapas, algo que saben bien en el Ecoparque Los Aluxes. Allí se han dedicado a proteger y rescatar la vida silvestre de la selva, promoviendo la educación ambiental y valoración del ecosistema a través del turismo. Te recomendamos hacer el paseo nocturno: dos horas de caminata a través de la selva, durante las cuales conocerás a las guacamayas reintroducidas por el centro y verás cómo se alimenta a cocodrilos y manatíes. Para comulgar con la luna y las estrellas.