Por la Ruta de la Plata: Barranca del carrizal (Hidalgo) - México Desconocido
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Por la Ruta de la Plata: Barranca del carrizal (Hidalgo)

Hidalgo
Por la Ruta de la Plata: Barranca del carrizal (Hidalgo) fifu

La plata, privilegió al territorio mexicano con su codiciada presencia. Generosa, la madre tierra concentró este mineral precioso como en ninguna otra nación, y es de todos conocido que México ha sido durante muchos años el primer productor de este metal en todo el mundo.

De tan pródigo subsuelo, el poeta Ramón López Velarde, en su poema Suave Patria nos dice: «tu barro suena a plata», cosa que no es de extrañar, pues la mina Real de Ángeles, productora de abundante plata, se encuentra en el estado de Zacatecas, estado que lo vio nacer. Además, el noble mineral encontró en las manos mexicanas el talento para hacer joyería de reconocido prestigio internacional, manos cuyo virtuosismo ha trascendido nuestras fronteras desde épocas prehispánicas como lo decía el fraile Motolinía y lo repite textualmente Mendieta: «Fáltanle los instrumentos y herramientas para labrar de martillo; pero con una piedra sobre otra hacen una pieza o una joya de vacío, con ventaja a los plateros de España, porque funden un pájaro que se anda la lengua y la cabeza y las alas, y vacían un mono y en las manos pónenle trechejuelos que parece que baila con ellos; y lo que es más, sacan una pieza la mitad de oro y la mitad de plata, una escama de plata y otra de oro, que de esto se espantaron mucho los plateros españoles». 

Muchos son los distritos mineros de plata y otros minerales con que cuenta México, tantos que en forma idealizada definen una faja que incluye a Santa Eulalia y Naica, en el estado de Chihuahua; Velardeña, en el estado de Durango; Providencia, San Martín y Concepción del Oro, en el de Zacatecas; Catorce y Charcas, en el estado de San Luis Potosí; Guanajuato, en el estado de su mismo nombre donde una vez se hizo la penetración más profunda conocida hasta entonces; La Negra en el estado de Querétaro, Taxco, en el de Guerrero, por tan sólo mencionar algunos de ellos.

Barranca del Carrizal

Uno de tantos distritos mineros de donde se extrae la plata es la región limítrofe de los estados de Hidalgo y Querétaro entre Zimapán y Maconí. Las aristocráticas e imponentes montañas de la región, como San Nicolás, San Antonio, San Francisco, San Miguel y Los Lirios, están surcadas por hondas barrancas, rasgo geográfico común a todos los distritos mineros mencionados arriba, salpicadas de cuajos argentíferos. Y es precisamente, la Barranca del Carrizal uno de esos sitios donde hay numerosas minas en las que desde hace más de cuatro siglos los mineros mexicanos han hurgado en sus túneles en busca del preciado mineral. 

Situada a unos 20 km al oeste de Zimapán, Hidalgo, esta barranca tiene como marco áridos paisajes sólo teñidos de verde por la vegetación de altura o por los nutridos grupos de árboles que adornan los cauces de los ríos y arroyos; paisaje agreste que ha dado sustento a comunidades acostumbradas al trabajo rudo, con un porcentaje grande de tradición minera. Desde cualquiera de las bocas de la mina que está en su fondo, la oscuridad del túnel contrasta con la hermosa vista de la sinuosa terracería construida en las escarpadas paredes con cantiles de vértigo, en las cuales es posible ver las entradas a las diferentes minas de las que hace mucho tiempo afloraban las delicadas hebras de plata y otros minerales, y que hoy han sido abandonadas.

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La época dorada

Épocas doradas, cuando el agua que se bebía o el aire que se respiraba eran transparentes y puros. Desde entonces, y sobre todo en épocas recientes, la eficacia de la ciencia y la tecnología y el acicate de un mundo cada vez más competitivo han llevado al hombre a penetrar en estos abismos para regresar a la superficie con toneladas del mineral, sinónimo de dinero. Una cosa que no se debe dejar de disfrutar es el espectáculo que la barranca brinda en las noches de luna. Entonces, a diferencia del sol que siempre permanece semejante, el esplendor azul plateado de la luna, que en forma inagotable se renueva, baña la barranca y le da al entorno un aspecto fantasmagórico. Además, el río Tolimán, que corre por el fondo de la barranca y está seco la mayor parte del año, contiene numerosos guijarros con incrustaciones de brillantes minerales que en las noches despejadas reflejan la luz como luceros.   

Recorriendo la Barranca

Algo que deberán tener muy presente quienes se aventuren a recorrer esta barranca, es no hacerlo cuando existan barruntos de tormenta, porque lo hondo y angosto de la cañada propicia el súbito y peligroso aumento del caudal del río, y por lo inclinado del terreno es fácil que se desprendan fragmentos de roca de las abruptas pendientes que lo limitan. Una sugerencia para prevenirse de las súbitas crecidas del río es escudriñar la luna pues, según un dicho que se remonta al primer siglo de la Colonia, no hay humedad alguna que escape a sus designios. Los coleccionistas de minerales y piedras semipreciosas también encontrarán en este lugar un sitio ideal para aumentar sus colecciones: granates, mármoles con pirita, galenas argentíferas, pedernal o piedra del fuego, cuarzo amatista etc., se encuentran diseminados aquí y allá en el lecho del río y en las rocas adyacentes donde la erosión reciente los ha puesto al descubierto.

Incluso, fue en estos rumbos donde don Andrés Manuel del Río, científico mexicano, descubrió el elemento químico denominado vanadio. Otro atractivo del lugar es, aprovechando la hospitalidad de los trabajadores, entrar a los túneles y tiros de las minas hasta los frentes de explotación actuales y toparse con bellas piezas minerales. Además, en estos tiempos de tecnologías sofisticadas incapaces de estimular ilusiones o de causar las intensas emociones que nos proporciona la naturaleza, la barranca en su conjunto ofrece al visitante unas vacaciones inolvidables y llenas de hermosos paisajes; es como acudir a un salón de fiestas gratuito, capaz de exaltar los sentidos en forma positiva, en un mundo muy diferente al del medio urbano.

autor Conoce México, sus tradiciones y costumbres, pueblos mágicos, zonas arqueológicas, playas y hasta la comida mexicana.
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