Un paseo por Salto del Agua
Descubre la historia de esta fuente y todo lo que puedes realizar en los alrededores del Salto del Agua en la Ciudad de México.
La Fuente del Salto del Agua que se ubica exactamente entre el Eje Central Lázaro Cárdenas y la calle Arcos de Belén es todo un símbolo de la Ciudad de México. En tiempos novohispanos la fuente era un lugar siempre concurrido, un espacio de encuentros e incluso de festejos y tertulias eventuales, es decir, se trataba de toda una referencia para los habitantes de la ciudad que llegaban hasta aquí para abastecerse de agua y aprovechaban el momento para socializar y estar al tanto de los últimos sucesos políticos y sociales.
La fuente es finalmente parte de lo que fueron originalmente los sistemas hidráulicos del valle de México, es decir, el acueducto de Chapultepec que tiene su origen en el siglo XV y que fue construido en época prehispánica por el Tlatoani Nezahualcóyotl; y el acueducto de Santa Fe, construido entre el 1577 y el 1584 en tierras que habían pertenecido a Don Vasco de Quiroga. Ambos ramales se encontraban en el camino, de hecho, el segundo acueducto deriva en realidad del primero, y entre ambos abastecían de agua a toda la capital de la Nueva España, Chapultepec surtía de agua al sur de la ciudad, y los bosques y veneros de Santa Fe abastecían el centro y el norte de la ciudad. No fue sino hasta después del 1650 que la obra hidráulica con ramales y fuentes estuvo en completo funcionamiento.
El lugar que hoy ocupa la fuente es el mismo que ocupó originalmente, con la salvedad de que se trata de una copia fidedigna ya que la fuente original fue trasladada, en la década de los sesenta del siglo pasado, al Museo Nacional del Virreinato en el Pueblo Mágico de Tepotzotlán en el Estado de México.
La Fuente del Salto del Agua que fue construida en los últimos años del periodo colonial, es sin duda un bello ejemplo escultórico y artístico del México virreinal. El conjunto es rectangular y de cantera labrada, y presume sobre todo de su espectacular fachada barroca habitada por dos hermosas columnas salomónicas, al centro por un águila que envuelve el escudo de armas de la ciudad de México, y en la parte alta de la fuente, es decir en el remate, se encuentran del mismo modo dos espléndidas esculturas de mujeres que toman agua de una copa. Siete chorros de agua brotan de las bocas de delfines de cantera y de peces estilizados que están a un costado de las columnas para finalmente descansar en un contenedor central.
Otros tesoros virreinales de los alrededores
Una vez escudriñada a detalle la fuente, vale la pena acercarse a otros tesoros virreinales de la zona, justo enfrente de la fuente se alza, altiva y hermosa, la Capilla de la Inmaculada Concepción del Salto del Agua, erigida en el siglo XVIII por parte de la cofradía de la Purísima Concepción. Su exquisita fachada barroca de cantera tallada y tezontle rojo es también un refinado ejemplo de la arquitectura novohispana de finales de la Colonia.
Asimismo, muy cerca de aquí, a solo un par de calles, se encuentra en la Plaza de las Vizcaínas el fabuloso edificio del antiguo Real Colegio de San Ignacio de Loyola, cuya primera piedra fue colocada en el año de 1734, aunque el colegio no fue inaugurado oficialmente sino hasta 1767. El conocido popularmente como Colegio de las Vizcaínas fue la primera institución de nuestro país dedicada exclusivamente a la enseñanza de niñas, jóvenes mujeres e incluso viudas, es decir con edades que fluctuaban entre los 4 y los 60 años. Es sin duda por ello que las Vizcaínas es considerado como “el símbolo y baluarte de la feminidad mexicana”.
Este edificio es otra refulgente joya de la arquitectura virreinal, su estilo barroco de grandes fachadas recubiertas de tezontle, robustos contrafuertes de cantera y barandales de recio hierro forjado en los balcones es soberbio. En el interior destacan los retablos de Nuestra Señora de Loreto y del patriarca Señor San José, y su biblioteca que resguarda libros y documentos desde el siglo XVI, con sobre todo volúmenes sobre la historia de la educación femenina en México. No es menor el hecho de que Doña Josefa Ortiz de Domínguez estudio aquí, ingresando justo en el momento en que quedó huérfana de padre y madre, y del mismo modo, aquí fue donde conoció a su futuro esposo Don Miguel Domínguez poco tiempo antes de que fuera nombrado Corregidor de la Ciudad de Querétaro. Poco tiempo después iniciarían las conspiraciones para la Independencia de México.
Todos los miércoles a las 12 del día hay visitas guiadas para conocer el interior de las Vizcaínas, es de hecho el único día y el único modo de ingresar al Museo Vizcaínas; las colecciones de pintura, escultura, textiles y arte sacro son espectaculares, sin duda se trata de una visita por demás muy recomendable.
El Mercado de San Juan
También, a un par de cuadras de la Fuente del Salto de Agua, en la calle de Ernesto Pugibet, es imperdible una visita al Mercado de San Juan, uno de los más antiguos e interesantes de nuestra ciudad, sobre todo para los paladeares más exigentes. En sus más de 150 años de historia, el Mercado de San Juan ha sido tradicionalmente el lugar donde se encuentran los productos más exóticos, gourmet e importados, es decir manjares para sibaritas que no se ven en ningún otro mercado de la ciudad. Además de encontrar, por ejemplo: carne de cocodrilo, lechón, avestruz, jabalí, venado, conejo, cabrito, cordero, perdiz, faisán, pato y codorniz, también podrás acercarte a los pescados como pejelagartos, anguilas y mantarrayas, o a los gusanos de maguey, jumiles, escamoles, chinicuiles, chapulines, hormigas chicatana, y alacranes tostados. Del mismo modo, aquí no tienen desperdicio los locales donde puedes comprar y degustar: los quesos camembert, brie, de cabra o mascarpone con mermelada de zarzamora, o los foie gras, y embutidos como butifarra catalana, fuet, sobrasada, prosciutto italiano, chistorra, jamón serrano, morcilla con arroz, chorizo argentino, roast beef, y un enorme etcétera. Para un buen final no resultan menos atractivos, los locales de café donde se pueden degustar los mejores cafés chiapanecos, oaxaqueños y veracruzanos.
Para antes de partir
A solo unas cuantas calles de la Fuente del Salto del Agua, bajando por el eje central Lázaro Cárdenas con rumbo al centro histórico, en la calle de República de Uruguay número 52, se encuentra la Casa del Cine que es el mejor lugar para terminar el día con una buena película en un ambiente muy alternativo y conocedor. El lugar cuenta con una pequeña biblioteca, una simpática cafetería, un par de pequeñas salas de proyección con cómodos sillones y sillas plegables muy playeras, y sobre todo con una cartelera muy bien equilibrada que incursiona en todos los géneros y en todas las nacionalidades. A solo una cuadra del cine, en la calle de Bolívar, en la cantina Dos Naciones que fue donde Siqueiros se dirigió justo al salir de su cautiverio en Lecumberri, no puedes perderte de un buen trago acompañado de las especialidades de la casa: la paella valenciana, los chamorros y los choripanes son espectaculares.
En fin, un paseo por el Salto del Agua resulta toda una experiencia, rica y gratificante, y es que solo o acompañado se trata de uno de esos recorridos privilegiados que solo regala el bello Centro Histórico de la Ciudad de México.
¿Como llegar al Salto del Agua?
La mejor manera de llegar hasta aquí y disfrutar de este agradable paseo, es sin duda con el metro de la ciudad, en la línea 1 tienes la parada del Salto del Agua que te deja justo enfrente de la fuente. Desde aquí todos los puntos sugeridos están a muy corta distancia por lo que se trata verdaderamente de un paseo totalmente peatonal.
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